Foros Castilla

CB VALLADOLID 86-69 ford Burgos
Adiós al infierno
V. BORDA| VALLADOLID


El CB Valladolid recupera una plaza en la élite del baloncesto

Los de Porfi Fisac derrotan al Autocid Burgos y el Melilla cae en su cancha frente al Illescas

¡Hemos vuelto! El CB Valladolid ya es equipo ACB. Ha sido un año en el infierno de la LEB, en una liga casi clandestina tras treinta años entre los 'grandes' del baloncesto español. Nadie daba un duro por este equipo el pasado verano. Una plantilla nueva, una estructura de club diferente y acomodada a una mala realidad económica, un técnico que volvía a su casa,... Todo apuntaba a un año de transición. Pero el trabajo del cuerpo técnico y la unión de la plantilla han sido más testarudas que la realidad. Un equipo,sí un equipo de baloncesto. Todos a una como Fuenteovejuna. Ése ha sido el milagro: trabajo y entrega en la pista. La afición ha vibrado como hace muchos años no lo hacía. Valladolid es ACB.
El partido contra Burgos fue complicado, sobre todo en el primer cuarto. Los locales salieron muy descentrados y el Autocid Ford Burgos lo aprovechó. Son un buen equipo, con gente de calidad como Carles Marco, Diego García o Manu Gómez. El problema inicial fue que los morados tenían problemas para anotar y para hacer con los rebotes. Fueron incrementando su renta hasta los once puntos (8-19, m. 8) tras dos triples consecutivos de Marco y Diego García.
En el bando local, sólo Federico Van Lacke -menudo partido que soltó el escolta argentino- mantenía el tipo. Al menos, los vallisoletanos pudieron recortar la renta al final de primer cuarto (16-22).
La tensión se palpaba en el ambiente. El equipo que había en la pista era un sucedáneo malo del de otros días. El segundo cuarto comenzó con cinco puntos consecutivos de Lorant (16-27, m. 11). Hasta ahí llegó la riada. Dumas cogió la batuta y Chris Hernández, con Van Lacke a pleno rendimiento. A falta de aportación ofensiva de los pívots, bueno era el perímetro. Battle, desquiciado en ataque, vio que lo único que podía hacer era defender. Y por la defensa vino la recuperación. Burgos se vio superado por la tela de araña. Buen ataque exterior y grandísima defensa. El resultado no podía ser otro: recorte de ventaja.
Los morados llegaron a poner por delante en el minuto 27. 32-31 en el electrónico. Luego vino el recital de triples vallisoletanos protagonizados por Van Lacke y Chris Hernández (2). El parcial en los últimos nueve minutos del segundo cuarto fue de 26-4. Con un rotundo y tranquilizador de 42-31 se llegaba la descanso. Nada que ver con la imagen de los primeros diez minutos. Éste sí era el equipo de otras jornadas. Una máquina demoledora de baloncesto. El partido iba a quedar ya sentenciado. Además, en el tiempo de receso, ya llegaban las primeras noticias de que el Illescas, ya descendido, estaba por hacer un favor al equipo vallisoletano. La atención informativa estaba también en la ciudad autónoma.
Control local
En el tercer cuarto, Fisac volvió a apostar por los tres bajitos, por una formula que le ha dado excelentes resultados a lo largo de la temporada. Chris Hernández, el pistolero más rápido del Pisuerga, volvía desenfundar para dar a los locales la máxima diferencia del partido hasta el momento con otro triple (45-31, m. 21.). Y es que el CB Valladolid seguía viviendo del perímetro.
Un triple de Baldo colocaba a los locales con si máxima renta del choque (56-40, m. 26). La zona burgalesa comenzó a crear alguna duda, pero la diferencia se movió en los catorce puntos hasta la conclusión del tercer cuarto (64-50). A estas alturas todo el mundo sabía que Illescas le estaba dando un repaso al conjunto norteafricano.
El último acto no tuvo mucho más historia. La afición seguía con un ojo en el partido y con otro en las cabinas de prensa, donde había información de primera mano de lo que estaba pasando en Melilla.
La diferencia no varió. Sisanovic comenzó a ser el estilete burgalés hasta su quinta personal, pero el CB Valladolid no tenía mayores problemas para mantener la renta.
A tres minutos y 41 segundos, Porfi Fisac pide tiempo. El pabellón explota. Illescas ha echado un mano y menuda. La ACB era un realidad, con todo el pabellón celebrando un ascenso con tintes épicos. El infierno de la LEB Oro decía adiós un año después de caer en él. Un baloncesto y una ciudad volvían a recuperar la etiqueta de 'históricos'. El 86-69 final era lo de menos. La pista se convirtió en una marabunta de aficionados que se fundieron con los héroes de un año en el que disfrutamos como pocas veces.