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ECONOMÍA
Aeropuertos que no levantan el vuelo
13.01.10 - 01:01 - Á. BLANCO | VALLADOLID.

El Gobierno inicia la privatización del sector aeroportuario y deja en el aire la participación de las comunidades en los grandes aeródromos
Villanubla, León y Salamanca perdieron pasajeros en el 2009 y sólo Burgos experimentó un avance.


Los cuatro aeropuertos de Castilla y León (los de Burgos, León, Salamanca y Valladolid) son deficitarios y todos perdieron pasajeros en el 2009 a excepción de Burgos, quizás porque es el séptimo más pequeño de España y se mueve en unas cifras tan reducidas que las fluctuaciones se notan más.
La inmensa mayoría de los aeropuertos españoles son un pozo sin fondo de gastar dinero público y el Gobierno ha dicho 'basta'. El año pasado, de los 48 aeródromos gestionados por AENA sólo diez obtuvieron beneficio operativo: Alicante, Palma, Gerona, Tenerife Sur , Málaga, Gran Canaria, Ibiza, San Javier y Bilbao. El ministro de Fomento, José Blanco, manifestó ayer su «voluntad de reforzar la participación» de las comunidades autónomas en el nuevo modelo de gestión aeroportuaria. Se avecina un nuevo capítulo de la recurrente batalla entre los conceptos de 'rentabilidad' por un lado y 'servicio público', por el otro.
El aeródromo de la región con un resultado más negativo fue el de León, que hizo un agujero de 6,93 millones de euros en las cuentas del gestor aeroportuario público AENA. No en vano vio reducir su número de pasajeros el 24,2%, hasta un total de 88.578 entre los meses de enero y noviembre.
El aeropuerto burgalés, pese a ver como el número de viajeros que hacían uso de sus instalaciones crecía el 139,1%, hasta alcanza la cifra de 26.454, sufrió unas pérdidas de 5,30 millones hasta noviembre.
El mayor aeropuerto de Castilla y León, el vallisoletano de Villanubla, acumuló unas pérdidas operativas de 4,89 millones. Posee un activo fijo neto por valor de 27,50 millones, mientras que arrastra una deuda imputable de 55,80 millones, inferior a los 86,66 millones que debe León o los 59,87 que adeuda Burgos.
Sólo suben las mercancías
Hasta el pasado mes de noviembre pasaron por las instalaciones de Villanubla 354.500 viajeros, el 24,7% menos que un año antes. El número de vuelos que aterrizaron o despegaron de su pista ascendió a 8.835, con descenso interanual del 28,6%. Las operaciones de carga dieron la única alegría a Fomento, ya que fueron 75.154, el 122,5% más que en el ejercicio precedente.
El aeródromo civil salmantino situado en la base militar de Matacán, por su parte, perdió el 11,2% de pasajeros (hasta 51.483) y sufrió unas pérdidas de 2,84 millones.
Tan negativos resultados encuentran su causa en que todos los aeropuertos de la región tienen unos desequilibrios abisales en sus cuentas, con gastos de explotación hasta seis veces superiores a los ingresos. Burgos, por ejemplo, prevé cerrar el ejercicio del 2009 con unos ingresos de apenas 260.000 euros, mientras que sus gastos de explotación se elevarán a 4,27 millones. En León los parámetros son de 840.000 euros frente a 5,63 millones, respectivamente. Incluso un aeropuerto como el de Villanubla, el de mayor actividad de la comunidad, cuenta con una estimación de ingresos para el cierre del 2009 de 3,83 millones, frente a los 6,73 millones de gastos previstos.
El panorama para el año en curso es de prolongación de la cuesta abajo. Tres de los aeródromos regionales verán incrementar sus pérdidas operativas (antes de impuestos), con los de Salamanca -donde se situarán en 3,77 millones- y León -7,56 millones- a la cabeza. En Burgos, AENA prevé perder 5,58 millones. El aeropuerto vallisoletano será el único con el triste consuelo de perder menos dinero en el 2010 que en el 2009: 4,49 millones frente a 4,89.
Guerra a los controladores
El Gobierno ha declarado la guerra a los controladores. El ministro de Fomento, José Blanco, expuso eayer en el Congreso algunos impactantes datos sobre el salario de los vigilantes del cielo españoles, entre los que algunos ganan casi 1.000.000 de euros al año.
Blanco quiere acabar con esa situación para intentar recomponer la maltrecha situación financiera de Aena, para la que el Ejecutivo prepara una auténtica revolución.
Los cambios pasan por la privatización de parte del sistema -para captar dinero fresco- y la cogestión de algunas instalaciones junto a comunidades autónomas, ayuntamientos y cámaras de comercio. Para evidenciar la necesidad del cambio, Fomento hizo pública, por primera vez en la historia, la contabilidad de cada inatalación.
José Blanco se centró en la necesidad de doblegar a los controladores, un colectivo que se come el 70% de los ingresos por tasas de navegación aérea.