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Otros foros temáticos => Foro de los pueblos del mundo => Mensaje iniciado por: Maelstrom en Octubre 18, 2008, 19:06:33



Título: El Conde de Saint-Simon. Vida y obras de un pensador utópico
Publicado por: Maelstrom en Octubre 18, 2008, 19:06:33
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Claude-Henri de Rouvroy, conde de Saint Simon, nació el 17 de octubre de 1760 en el castillo de Berny (departamento del Somme). Era el mayor de los hijos varones de Balthazar Henri, conde de Saint-Simon. La grandeza y la antigüedad de su linaje hacía creer a los Saint-Simon que eran descendientes del mismísimo Carlomagno, en Claude-Henri tal creencia determinaba un rasgo exaltado de su personalidad, de naturaleza (se ha dicho) psicopática.
Con el grado de capitán, el joven Saint-Simon luchará al lado de los independentistas norteamericanos, obedeciendo a Washington. Estos son los años más importantes de su juventud, atento por entonces a cuestiones políticas más que a las técnicas de combate militar. Para Saint-Simon, las Trece Colonias inglesas de Norteamérica suponen una fuente de conocimiento de la estructura y los modos de vida de la sociedad colonial. El Nuevo Mundo aparece ante él como una tierra virgen, donde pueden llevarse a cabo las teorías políticas más avanzadas.  A lo largo de su existencia, cuidaría el propio Saint-Simon de exagerar el significado de sus experiencias norteamericanas. Aunque de una exageración se trata, uno de sus biógrafos afirmaba que "el primer norteamericano fue un francés. Su nombre fue Saint-Simon".
Regresa a Francia con el grado de coronel, sumiéndose en el tedio de la vida militar, incompatible con su espíritu inquieto. Huyendo de la inactividad, viaja a España en 1787, y contacta en Madrid con el financiero francés Conde de Cabarrús, director del Banco de San Carlos, y elaboran juntos un plan para construir un canal que conecte Madrid con el mar. Saint-Simon se ofrece para reclutar a 6000 hombres extranjeros, de los cuales 2000 habrían permanecido acuartelados, mientras los 4000 restantes trabajarían en el canal. La empresa es rechazada por el Gobierno. Su estancia en Madrid dura dos años, trabando amistad con Segismond Ehrenreich, embajador de Sajonia.  
Años después de los acontecimientos, es él mismo quien escribe: "La Revolución Francesa había comenzado cuando regresé a Francia. Yo no deseaba verme envuelto en ella, porque, de una parte, estaba convencido de que el Antiguo Régimen no podía prolongarse y, de otro lado, me oponía a toda destrucción".
El 20 de septiembre de 1793, obtiene permiso del Consejo Ciudadano del Común de Péronne (en la Picardía) para cambiar su nombre aristocrático por el de Claude-Henri Bonhomme. Saint-Simon se adhiere con sinceridad a los ideales republicanos, pero existen recelos hacia él entre las clases populares. Tales recelos se deben a los negocios emprendidos por Saint-Simon para comprar tierras de dominio nacional con dinero de su amigo el conde de Redern. A su relación con éste hombre atribuye Saint-Simon la causa de su arresto, decretado el 19 de noviembre de 1793. Su encarcelamiento se prolonga hasta el 9 de octubre del siguiente año, cuando el Comité de Salud Pública ordena su puesta en libertad.
Libre al fin, Saint-Simon vuelve a sus negocios, consiguiendo enseguida una buena fortuna. Se traslada a París en 1795. Los dos años siguientes, bajo el régimen revolucionario del Directorio, serán la época de mayor relevancia política y social de Saint-Simon. Residía en una enorme mansión, próxima al Palais Royal, en la cual "vivía con la cínica licencia de un gran señor sans-culotte, dividiendo su tiempo entre el placer y los negocios". Su conversación era inagotable y absorbente, encendida...Mucho más conversador que escritor, Saint-Simon debía de desconfiar, en lo más profundo del alama, de la expresión escrita para plasmar sus pensamientos. Muestra magnanimidad, señorial displicencia para el dinero, y crece su fama de libertino en toda la capital. Llega a ser uno de los primeros financieros parisinos; emprende sin cesar negocios como el de manufacturas de lino blanco, o el de imprimir naipes con efigies y símbolos republicanos.

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Divergencias en la gestión de los negocios comunes motivan que el conde de Redern se haga cargo de ellos por completo, y Saint-Simon, libre de las actividades financieras, decide consagrarse al mundo del saber. Inicia su aprendizaje filosófico bajo la idea de reducir a una unidad sitemática los resultados de las diversas ciencias, y obtener de tal sistema los principios para arreglar los problemas fundamentales de la sociedad.
Es éste el punto donde la personal vocación de Saint-Simon converge con las constantes de todo un clima histórico-espiritual, apuntando las directrices esenciales del sistema positivo de las lúmieres. Sistema positivo, no sólo por los supuestos gnoseológicos y metodológicos en que se funda, sino también por su función, orientado a la solución de los problemas en el seno de la realidad social: toute sicence a pour but la prévoyance. Sin embargo, la previsión objeto de la actividad científica obedece para Saint-Simon a la condición de la experiencia subjetiva (la idea, en él central, de experimento) y es aquí donde la raíz del sistema teórico termina reinsertándose en el complejo de funciones, dictadas por la vocación propia, que recíprocamente median entre la subjetividad del autor y su contorno social: la relación entre filosofía y la vocación del filósofo. La idea es patente en la science del homme, dans laquelle on considère non plus de les sciences, mais les savants; non plus la philosophie, mais le philosophes, envisagés dans leurs fonctiones avec la société humaine.Frecuenta Saint-Simon las lecciones públicas de la Escuela Politécnica, a la vez que es asiduo de la Escuela de Medicina. En ésta, las enseñanzas del doctor Burdin le revelan, con la importancia de los estudios de fisiología, el fundamento de una "biología regenerada" donde la science de l´homme encontraría su principio sistemático en los esquemas de la propia fisiología, como physique des corps organisés, en cuanto aparece más idónea que la  physique des corps bruts para constituir el nuevo eje del sistema científico positivo, que debía restaurar la síntesis entre los fenómenos físicos y los de índole moral.

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Tras un período de viajes y de una pasajera unión matrimonial, Saint-Simon vuelve a París en 1804. Es el momento en que juzga acabados sus escritos preparatorios, condición para darse a la obra escrita. Su fortuna era ya muy escasa, y el mecenazgo que dispensara a otros (según la moda de la época) no lo halla ahora para sí mismo, ni consigue interesar a Napoléon ("cabeza tanto científica como política de la humanidad") en sus teorías renovadoras.
Había escrito durante una estancia en Suiza las Lettres d´un habitant de Genève à ses contemporains, dedicadas a Napoleón, a quien se las envía (sin recibir contestación) el 7 de enero de 1803. Tras la vuelta a Francia en marzo del siguiente año intenta hacer llegar su obra al emperador, tampoco recibe ésta vez ninguna respuesta. En ésta obra de Saint-Simon se halla un proyecto de sociedad utópica, un orden social nuevo sobre bases científicas...La sociedad del futuro estará gobernada por científicos y artistas, los primeros se encargarán de procurar el bienestar de la comunidad, los segundos promoverán el desarrollo mental y los placeres de índole emocional. La figura de Newton es entronizada como el mayor bienhechor de la humanidad, en cuanto personifica el máximo principio de la física de los cuerpos inertes, la Ley de la Gravedad.

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En medio de graves dificultades económicas, Saint-Simon publica en 1808 (con el dinero de un antiguo empleado) la Introduction aux travaux scientifiques du dixneuvième siècle. La obra pretendía ser la respuesta a la cuestión promovida por Napoleón sobre un balance del progreso de la ciencia de 1789. Escribe a continuación las Lettres au Bureau des Longitudes, y en 1810 publica una plan para una nueva Enciclopedia. Al año siguiente, aparece su Mémoire sur la science de l´homme, que contiene un violentísimo ataque al filósofo y astrónomo Laplace, ataque revelador de la extraña (y a menudo patológica) mentalidad de Saint-Simon. En todo caso, ésta obra contiene la semilla del positivismo.
A finales de 1812, Saint-Simon rompe definitivamente su relación personal con el Conde de Redern. Privado de toda ayuda monetaria procedente de éste, vuelve a Péronne arruinado y enfermo. Sufre una depresión muy aguda; afirmará haber sufrido delirios durante un mes sin interrupción, cuando la fiebre cesa, su debilidad mental le impide el ejercicio de la escritura...
Con una pequeña pensión que le procuran sus hermanos, regresa en 1813 a París. Se esfuerza por enésima vez en convencer a Napoleón: la Mémoire sur la gravitation (que continúa la Mémoire sur le science d´l homme) señalaba, conforme al subtítulo, Un camino para forzar a los ingleses a reconocer la libertad de los mares. Pero Napoleón ignora a Saint-Simon una vez más...
Consciente de su incapacidad para dar expresión ordenada a sus pensamientos, Saint-Simon recurre a la ayuda de un secretario. Pero la elección recae en nombres que, al menos en dos casos, son decisivos en la trayectoria del pensamineto saint-simoniano, por más que la jerarquía maestro-discípulo se mantenga en el fondo: Augustin Thierry y Auguste Comte. El primero se convertirá años más tarde en un célebre historiador, cuya obra se caracterizará por la tesis del enfrentamiento entre los pueblos. El segundo será conocido por su labor como filósofo, desarrollando la teoría del positivismo.
El 13 de enero de 1814, el primero acepta la proposición de trabajar junto a Saint-Simon, aun advirtiendo al maestro que es el suyo un estilo de trabajar diferente: puesto que el joven Thierry no escribe para pensadores sino para el público, no puede permitirse la brillante libertad de ideas del maestro, ni siquiera desea, por ahora, aparecer como creador de sus propias ideas.
Tras la caída de Napoleón, el nuevo orden que aparece en Europa suscita multitud de aportaciones teóricas destinadas a mejorar la sociedad. Saint-Simon responde a los acontecimientos con un proyecto de reorganización social. Somete sus puntos de vista al examen de Thierry, confiándole el desarrollo de sus ideas. La intervención de su joven secretario será fundamental. Así, en octubre de 1814 ve la luz el libelo De la réorganisation de la societé européene, ou de la nécéssité des moyens de rassembler les peuples de l´Europe en un seul corps politique, en conservant à chacun son indépendance nationale, par M. Le Comte de Saint-Simon et par A. Thierry, son élève. Buena parte de las ideas contenidas en este trabajo estaban inspiradas en el Project de paix perpétuelle, publicado en 1713 por el Abate de Saint Pierre.
A la colaboración con Augustin Thierry se debe la mejora del estilo literario, la elocuencia y sobre todo, la estructura sistemática de los escritos de éste período: el plan de un Banco de Crédito en favor de los propietarios de bienes nacionales, amenazados ahora por la presión de la Iglesia y la aristocracia sobre el Gobierno. El primer prospecto de este plan aparce en febrero de 1815: Le Défenseur des propiétaires de domaines nationaux.
Después de 1816, la colaboración entre Saint-Simon y Thierry se hace más estrecha. Crean una publicación peridódica dedicada a materias económicas y financieras llamada L´Industrie. La idea de este libelo era articular todas las actividades humanas para mejorar la sociedad...Es el objetivo que se propone Saint-Simon al fundar la Société d´instruction primaire, que pretendía influir sobre el Gobierno para el desarrollo del moderno progreso industrial.

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Por si fuera poco, Saint-Simon crea un partido político, el Partido Industrial, cuya jefatura encomienda a su amigo Ternaux. La política de partidos no se correspondía con las ideas de Saint-Simon, que veía a los partidos como un obstáculo para el progreso y una desviación de su tarea principal: instaurar un nuevo sistema. Si el pensador se ve involucrado en política, es contra sus deseos. En plena campaña electoral por el triunfo de su partido, Saint-Simon llevará a cabo una serie de publicaciones bajo el título Considèrations sur les mesures à prendre pour terminer la Révolution. A continuación, Saint-Simon se halla privado de medios económicos y sumido en la angustia. Con sesenta y dos años de edad, cansado y sin esperanzas, Saint-Simon se dispara un balazo en un ojo. El proyectil no alcanza el cerebro y, al cabo de dos semanas, se encuentra fuera de peligro.
Curado por completo de la herida y asistido por sus amigos, el pensador vuelve al trabajo, y redacta el Catéchisme des industriels, destinada a divulgar sus ideas sobre el sistema industrial.
Al año siguiente salen a las luz sus Opinions littéraires, philosophiques et industrielles. Saint-Simon plasma en este volumen sus sentimientos religiosos, que se hallan en concordancia con el clima espiritual de la contrarrevolución: con la necesidad de robustecer la autoridad espiritual como contrapeso a la inquietud de las masas bajo el hecho del régimen industrial.
Una vez más, las opiniones de Saint-Simon están en consonancia con la situación de turno, ahora con la segunda Restauración francesa, que comprende los reinados de Luis XVIII y Carlos X. Saint-Simon encarna singularmente el cambio de orientación espiritual de principios del s.XIX, en él se hace cada día más presente el acento religioso y moralizador, aunque entendido dentro del sistema industrial, al servicio del orden social renovado.
En 1825 sale a la luz la última obra de Saint-Simon, que lleva por título Le nouveau Christianisme. Había sido concebida como un ensayo que se incluiría dentro del segundo volumen de las Opinions littéraires, philosophiques et industrielles, pero la urgencia de la circunstancia social obligaba a publicarla de manera independiente. El contenido de Le nouveau Christianisme ha sido calificado por muchos de confuso, mal desarrollado, verbalista y redundante, por más que los discípulos del autor lo considerasen su testamento espiritual, pleno de sentidos ocultos. La introducción del libro, escrita por Olinde Rodrigues (uno de los más fieles seguidores de Saint-Simon) trata de demostrar la continuidad de la obra con el pensamiento saint-simoniano precedente, empeño que no carece de sentido, dada la concepción del progreso social que hay a lo largo de todos los libros de Saint-Simon, donde la idea de Dios ocuparía el lugar de las leyes científicas del progreso social e histórico. Lo original de Le nouveau Christianisme reside en la diferencia de tono con los escritos anteriores de Saint-Simon: científico, desnudo de todo misticismo, racionalista. Un tono distinto también al resto de las obras que hablan de renovar el cristianismo. El cristianismo renovado que nos propone aquí Saint-Simon (entendido, no tanto como realidad sobrenatural caunto como factor positivo en un nuevo sistema social) debía salvar el dilema según el cual la vida espiritual conducía a la renuncia de los avances que la ciencia, el arte, la técnica y la economía procuran a la sociedad.
La renovación de la religión es la idea de los últimos años de Saint-Simon: "La religión no puede desaparecer del mundo, únicamente pude cambiar". He aquí el legado que, con especial énfasis, deja a su fiel seguidor Olinde Rodrigues en sus últimas jornadas. El 19 de mayo de 1825, Saint-Simon fallecía, aunciando aún a los discípulos que rodean su lecho: "Nous tenons notre affaire!".
La influencia de sus pensamientos se dejará sentir, entre otros, en el escritor romántico Thomas Carlyle, el célebre economista clásico John Stuart Mill, en el economista León Walras o en ciertos puntos de las teorías de Karl Marx. De hecho, el marxismo toma de Saint-Simon la tesis de que un día el gobierno político sería reemplazado por una administración compuesta de expertos en la producción y la distribución, aunque para Marx y Engels ese día no llegaría hasta que el triunfo del comunismo hubiera eliminado la necesidad de emplear al Estado como instrumento de poder de una clase social. Saint-Simon fue, además, el primer filósofo social que relacionó el desarrollo de la ciencia con la revolución técnica originada por dicho desarrollo, para crear una teoría de la evolución histórica que explicara de forma coherente el curso del hombre y de la sociedad a lo largo de distintas épocas...También en este punto puede decirse que es un precursor de Marx y Engels.

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