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Foros de Cultura y Deporte Castellano => Foro del deporte castellano => Mensaje iniciado por: minaya en Marzo 15, 2010, 18:33:14



Título: Artículo del N. de Castilla sobre el Real Valladolid y Delibes
Publicado por: minaya en Marzo 15, 2010, 18:33:14
JAVIER YEPES.-

Con la lectura del párrafo correspondiente a 'Una larga carrera de futbolista', en la cual Miguel Delibes describe su primera afición deportiva asumida como pasión y vinculada al fútbol de su Real Valladolid, comenzó, en forma de sincero homenaje al maestro desaparecido, el partido frente al Real Madrid.

Tras la conclusión del mismo pensé que probablemente a él le hubiera gustado ver otra cosa.

Aquellos duelos de los años cincuenta y comienzos de los sesenta eran mucho más igualados y aparte de los puntos, los piñones y los lechuguinos los madrileños se llevaban, de vez en cuando, más de un disgusto con la firma de Gerardo Coque ó Emilio Morollón. Eran años en los que los autobuses procedentes de la capital aparcaban en colas interminables en la Acera de Recoletos; mientras, una riada humana ocupaba ambas aceras del Paseo Zorrilla poniendo rumbo al viejo Estadio Zorrilla, nuevo entonces, al tiempo que los autobuses de Carrión, con el estribo rebosante de gente, se iban acercando al coliseo futbolístico para volver de nuevo hasta la Plaza de Zorrilla en busca de nuevos clientes que transportar.

En aquel Valladolid que Miguel Delibes retrata como cronista deportivo de este diario, para mí suponía una aventura fascinante acudir de la mano de mi padre, con apenas diez años, en busca de los ídolos futbolísticos de entonces, y en la que la llegada a la altura de la Plaza de Toros suponía comenzar a sentir la emoción de lo que se avecina.

Ayer me pareció, una vez más, que ni el Zorrilla era el de entonces, no por problema de localización, ni la lucha en igualdad se planteaba de inicio. La retirada de la foto del maestro, tras el minuto de silencio, y la suelta de la paloma me devolvieron a la realidad.

Una realidad que se mostraba cambiante en los nombres de la alineación inicial para devolvernos a un fútbol de mínimos en el centro del campo, con la excepción del canterano. Pronto se lesionó Javier Baraja y la entrada de Nivaldo no ayudó en la medida que se esperaba; al tiempo que un par de faltas mal defendidas, por la posición de la barrera en la primera y la posición de la línea de defensas en la segunda, propiciaron los dos goles madridistas. Eso y el extraordinario golpeo de Cristiano, que se coló como una exhalación por el ángulo.

El cero a dos dejaba sentenciado un partido cuyo destino estaba escrito antes de jugarse. Para rescatar quedan las ganas y el esfuerzo que todos pusieron y que deberían de servir para que «el efecto Marcos» adquiriese carta de naturaleza en este club. Después de decir lo que dijo, y como lo dijo, y ante quien lo manifestó, no me queda mas remedio que aplaudir la acción. Al final, si las conciencias se espabilan como quiere parecer, parece justificado que un tipo con más de 400 partidos a sus espaldas haga lo que hizo Alberto, ahorrándole de paso el trabajo y el sonrojo a la instancia superior y responsable última del club. Yo, al menos, así lo creo.

Perder ayer, por ser algo esperable, no es un drama pero hacerlo de ahora en adelante ya no tiene excusa, de cara a la salvación.

El tono de lucha exhibido ayer invita al optimismo pero los despistes defensivos y los cambios continuos de jugadores matan.