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Tras su secuestro y posterior puesta en libertad -en menos de 24 horas-, conseguimos entrevistar a uno de los ciudadanos libaneses que fueron secuestrados por un comando del Tshal, cuando se encontraban en el interior de una escuela para niños con necesidades especiales.

Tras su secuestro y posterior puesta en libertad -en menos de 24 horas-, conseguimos entrevistar a uno de los ciudadanos libaneses que fueron secuestrados por un comando del Tshal, cuando se encontraban en el interior de una escuela para niños con necesidades especiales (síndrome de Down y otras discapacidades psico-físicas), trabajando en labores de desescombro de los restos dejados por el bombardeo y posterior utilización como base provisional por parte de los ocupantes de Palestina, durante los días más intensos de la guerra del mes pasado contra la población civil libanesa.

Inicialmente las informaciones apuntaban solo a tres secuestrados, cuyos nombres eran Mohammad Hussein Srour, Abdallah Youssef Srour y Taher Salim Touhini, no obstante, con el transcurso de las horas, se ha conocido que tres personas más fueron arbitrariamente detenidas por el comando israelí, una de las cuales habría conseguido zafarse y escapar. Otro de los secuestrados desea permanecer en el anonimato, y el quinto es Ali Merai, a quien entrevistamos ayer, sábado 9 de septiembre, horas después de recuperar la libertad.

PREG. Buenas tardes, esta es una entrevista para el periódico español LA REPUBLICA y el portal de noticias KAOS EN LA RED. Sería tan amable de decirnos su nombre, edad y posición dentro de Hizbollah?

RESP. Me llamo Ali Merai, tengo 18 años, soy libanés y no tengo nada que ver con Hizbollah ni con ninguna otra organización armada, ni siquiera con el ejército de mi país, porque todavía no he sido llamado a filas.

PREG. Cuéntenos las circunstancias de su secuestro. De cuántos miembros se componía la unidad que le apresó?, qué tipo de ropas llevaban? portaban armas? Díganos.

RESP. Eran cerca de las 16:00 horas (las 17:00 en España), hacía 15 o 20 minutos escasos que nos habíamos despedido de ustedes (por el reportero de LA REPUBLICA / KAOS EN LA RED y dos vecinos de la zona, que actuaban como guías), cuando no se sabe de donde, aparecieron unos veinte soldados uniformados, en color verde oscuro, con barbas, walkies, gorras y fuertemente armados. Por el aspecto general, a primera vista parecían miembros de la resistencia local, pero no conocíamos a ninguno de ellos y rápidamente comprendimos que se trataba de una nueva operación contra el Líbano.

Los captores nos inmovilizaron de inmediato -con precintos plásticos de gran tamaño-, nos vendaron los ojos, y nos metieron bruscamente en vehículos terrestres. El trayecto desde la escuela hasta el campamento donde nos retuvieron fue de unos treinta minutos, y al llegar, nos introdujeron en una edificación y nos encerraron en un segundo sótano (aproximadamente, no puedo saberlo con seguridad porque en ningún momento nos quitaron la venda de los ojos).

Allí estuvimos, sentados en el suelo, en celdas individuales pero bajo constante supervisión en la propia celda. Transcurridas aproximadamente un par de horas, me llevaron -por separado- a una sala que se encontraba en el mismo nivel, pero a unos 50 metros de distancia de la celda, me sentaron en una silla, y sin retirarme en ningún momento la venda de los ojos, empezaron a hacerme preguntas, en 'árabe pero con un fuerte acento hebreo.

Preguntaban insistente y reiteradamente "eres de Hizbollah?", "tenéis armas?", "a quien conoces dentro de Hizbollah", "tus amigos te han relacionado con Hizbollah", "será mejor que cooperes, quizá así todo esto termine antes"... fueron bruscos y no faltaron los insultos a mi gente, a mis creencias religiosas ni a mi país, pero en ningún momento me golpearon ni me sometieron a malos tratos.

Los períodos de interrogatorio y tiempos de espera, se sucedían a razón de sesiones de una hora y media de preguntas, quince - veinte minutos de espera, así, hasta bien entrada la noche (lo supongo, porque no pude ver la luz exterior en ningún momento).

De repente, noté que entraban varias personas en mi celda, y me empujaron por los pasillos hacia el exterior, donde debían encontrarse el resto de mis vecinos. Me subieron de nuevo a un vehículo, y nos alejaron de allí durante un trayecto de 20 minutos (que no fue en dirección a nuestro pueblo ni hacia el lugar donde nos habrían secuestrado). Llegado un momento, nos hicieron bajar, nos quitaron los precintos de las manos pero no las vendas de los ojos, subieron de nuevo a los vehículos (dos todo terrenos militares), y se fueron. Luego acudimos a la primera casa que encontramos, contamos lo sucedido, y avisaron a un amigo que finalmente nos trasladó a nuestro pueblo.

http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=23259