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Por unas fiestas sin exclusión, no a la privatización.Nos acercamos de nuevo a las fiestas de Valladolid y vemos como nada cambia respecto a ediciones anteriores, es más, sólo vemos como se agravan los problemas que ya estamos cansad@s de denunciar; exclusión hacia la juventud, privatización, despilfarros del erario público, falta de decisión ciudadana a la hora de elaborar el calendario festivo, etc.
León de la Riva, experto conocedor de las buenas inversiones para preparar celebraciones, (por ejemplo, cada año en San Juan, con un presupuesto inmensamente mayor que el que precisan los colectivos autogestionados que la organizan en la playa y con un éxito bastante menor respecto a la participación ciudadana y popular) vuelve a gastarse millonadas en la dinámica de festividades hechas a su antojo y al de su grupo municipal y nos niega de nuevo unas fiestas populares y alternativas a la juventud, bien sean en el plano cultural, musical, artístico, solidario, etc... que sin embargo tienen una amplia demanda, como se ha demostrado cuando colectivos juveniles revolucionarios hemos organizado actividades populares y gratuitas.
La privatización y la exclusión no son elementos que sólo podamos ver en las fiestas de la ciudad, sino que aparecen en todos los ámbitos: este año hemos conocido el Plan Rogers (sobre el soterramiento del Tren de Alta Velocidad), un plan que se desorrallará los próximos años (“Valladolid hacia el 2016”) y en el que la ciudadanía no tomará parte en absoluto ni se escuchará su voz, como ya viene siendo habitual cuando se trata de los chanchullos urbanísticos del PP en Valladolid; especulación, Viviendas de Protección Oficial que casualmente van a parar a miembros de su familia y de su partido, aparcamientos en las zonas de mayor importancia de la ciudad por su patrimonio histórico y cultural, miles de nuevas viviendas que nadie podrá adquirir y que engrosarán la larga lista de casas desocupadas, etc. Curioso que este año, el año de la crisis del sistema económico capitalista, el presupuesto destinado a las fiestas sea el mayor desde hace muchos años (millón y medio de euros), aunque es lógico viendo el despliegue de triunfitos, espectáculos taurinos y pantojas que nos tiene preparado. La programación de fiestas, un calco a la del año anterior, y prácticamente al de todos los anteriores, costará 100.000 € más. Aunque teniendo en cuenta que esa cantidad es casi parte del salario de un trabajador honrado, cómo son los 88.500 euros que gana León de la Riva anualmente por ejercer de alcalde, el despilfarro de este año no parece tan grave. Y como siempre, las actividades tendrán lugar solamente en la zona centro de la ciudad, alejándose aún más de los barrios residenciales.
Por ello, no son unas jornadas únicamente para la diversión y la celebración sino que también son un momento muy propicio para la lucha, para cambiar la dinámica de unas fiestas para unos pocos y apoyar los eventos organizados de manera autogestionada. Por nuestra parte intentaremos de nuevo ofrecer a la juventud vallisoletana algunas alternativas de ocio (conciertos, dulzaineros, malabaristas, monólogos, etc), pese a que este año y seguramente no por casualidad la plaza de Cantarranas –lugar de encuentro de la juventud combativa de esta ciudad y donde organizaremos nuestras actividades y montaremos nuestro puesto de material varios días- estará en obras, con el pavimento levantado.
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