Esperemos q se confirme, q los políticos aparquen sus diferencias, q el sentido común y el interés colectivo predomine,....El proyecto olímpico es un negocio espectacular para todo el centro peninsular. Ojalá trinfe, y Castilla con él.
Madrid 2016 seduce a Gallardón
El alcalde ya ha reiniciado los contactos olímpicos. La decisión de presentarse parece tomada: Feliciano Mayoral, cabeza de Madrid 2012, se ha quedado en el Ayuntamiento. Para 2020 se perdería la influencia de Samaranch y los votos conseguidos
Razones económicas, de imagen, deportivas y electorales han llevado al Ayuntamiento a retomar el proyecto olímpico madrileño. No se dirá hasta, posiblemente, septiembre, pero son muchas las voces, y algunas muy importantes, que así lo piden.
El proyecto olímpico obtuvo el respaldo del 95 por ciento de la población madrileña
Madrid (Castilla).- No se va a decir ahora, pero la decisión de poner una cifra junto al nombre de la ciudad parece ya tomada. Los gestos y palabras que llegan de los responsables políticos, y no políticos, de la candidatura indican que Madrid será de nuevo candidata. Esta vez, Madrid 2016. Un alto responsable del deporte municipal lo resume así: «Mi opinión es que hay que volver a presentarse y aprovechar lo conseguido», dice. En las altas estancias políticas del Gobierno municipal se pide tiempo y se repite que se anunciará en septiembre. Eso oficialmente. En bambalinas los gestos y palabras son otros. El rédito electoral, la presión del deporte español e internacional, recoger lo ya sembrado y no perder la alargada sombra del ex presidente del COI, José Antonio Samaranch, son los argumentos para presentarse. En contra, la posibilidad de una nueva derrota estroperaría, esta vez sí, el currículo del alcalde, y la posibilidad de que haya alguna candidata con muchas opciones de partida.
Clave electoral. Madrid 2012 era un paréntesis en la complicada vida política nacional. Todos los partidos y todos los estamentos estaban obligados a sonreír y posar en la foto. Uno porque capitaneaba la nave y sabía que si Madrid 2012 hubiera ganado los Juegos podía permitirse meter tuneladoras hasta en los lavabos de las casas. Los otros porque ponerse en contra era ponerse en contra del 90 por ciento de sus propios votantes y porque nobleza obliga, lo que les hizo poner buena cara hasta cuando sabían que en la votación olímpica iba un vale incluido canjeable por seguir ocho años al frente de la oposición. Que cuando a uno le dan dinero y portadas para hacer realidad un proyecto como los Juegos acaba gobernando de oído, que la partitura en la ciudad está ya hecha.
Ahora, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, sabe que tiene que elegir entre devolver el espíritu olímpico o renunciar a él. ¿Qué gana? Gana una esperanza que ilusiona a todos para su programa electoral que, aunque haya consenso con la oposición, es él quien recogerá los réditos. ¿Alguien se acuerda de quién era la oposición de Maragall? Y, ¿qué pierde? Si Madrid vuelve a presentarse ya no bastará con hacer un papel digno y haber luchado contra gigantes. Ya, si no se gana, se considerará un fracaso para escribir en el currículo del alcalde. Ahora, el posible fracaso se produciría en 2009, mientras que el ilusionante anuncio se haría en 2006, un año antes de las elecciones a las que va a concurrir Gallardón. Al menos, son sus elecciones más próximas, por lo que parece que la balanza en este campo se inclina a presentarse.
Consenso con PSOE e IU. Más difícil de que se produzca que el de la candidatura de 2012. A la oposición, oficialmente, no le gusta como ha actuado el Gobierno municipal desde Singapur. Acusan al PP de estar gestionando el anuncio de la candidatura y de dejar a la oposición fuera de las decisiones. No ha gustado tampoco el cierre de la Fundación Madrid 2012. Esta es la explicación oficial, pero tampoco le gusta a la oposición la posibilidad de que Gallardón pueda sacar votos con los Juegos y no posarán tan fácilmente en la foto conjunta, que el interés general a un año de las elecciones se le estrecha a todos. Lo malo para sus intereses es que tendrán que renunciar y explicar a los madrileños que se oponen a la candidatura, o, rizando el rizo, presentar candidatura propia en programas electorales diferenciados, lo que sepulta las posibilidades de la candidatura que llegará al COI con tres pegatinas electorales en la solapa.
Samaranch y Rogge. Todo el mundo que ha trabajado en la candidatura de Madrid 2012 sabe que fue José Antonio Samaranch, ex presidente del COI, el verdadero artífice de la mayoría de los votos conseguidos. La edad de Samaranch y de muchos de los que él colocó, hacen aconsejable que la candidatura no se retrase en exceso. Las próxima elección será en 2009, la siguiente en 2013. En cuatro años, quizá no haya habido muchos cambios en el COI, pero en ocho es más fácil que queden pocos de los que allí puso Samaranch. El actual presidente, el belga, Jacques Rogge, está renovando el Comité Olímpico, y las noticias no son favorables a los intereses de Madrid, que ha cambiado a cuatro hispanoamericanos por fichajes de otros continentes. Algo malo para una candidatura que pesca allí votos.
Gallardón dijo que se reuniría con Rogge para saber si Madrid tiene posibilidades. Rogge le dará dos palmadas en el hombro, una foto, y muchos ánimos. Lo hará porque le interesa que la capital se presente, no sólo por los 150.000 dólares que pagan las primeras candidatas, medio millón si pasan el primer corte, sino porque para el plantel internacional de posibles elegidos del COI es bueno que la capital se presente. La operación, la de la bendición de Rogge, es buena para ambos. A Madrid le interesa que en el COI crean que van allí a presentar credenciales.
El Comité Olímpico Español aprieta también mucho por ser candidato. Las federaciones españolas también. Un último dato parece significativo. Feliciano Mayoral, cabeza de Madrid 2012, se ha quedado en el Ayuntamiento y, en breve, entrará en la Dirección General de Deportes para continuar su labor al frente de la oficina olímpica. ¿Qué va a hacer?
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