Mira que soy seguidor de El Jueves y puse el grito en el cielo cuando se produjo el secuestro, pero esta vez se les ve venir a leguas.
Seguramente y a causa de la crisis El Jueves ha perdido ventas, más aún cuando la crisis se ceba especialmente en un sector de la población que incluye a sus principales potenciales compradores. Así las cosas han tratado de reeditar una polémica que, a causa de la extrema torpeza de la fiscalía y del gobierno, así como de la ridícula sobreprotección del estado hacia la Casa Real, reportó a la publicación una relevancia mediática, una popularidad y una publicidad impagables.
Personalmente creo que es una maniobra puramente comercial de la publicación y precisamente por eso, y por alejarse de la línea de frescura, informalidad y sentido crítico que los han definido para entrar en el juego del puro sensacionalismo comercial, creo que se trata de un error. Además en esta ocasión la fiscalía ha aprendido la lección y no se ha prestado al juego, con lo cual no parece que esta burda maniobra les haya servido de mucho.
No entro a juzgar el contenido, pero sí digo que el Jefe de Estado debería ser más recatado y acaso menos campechano en sus relaciones humanas. Porque puede suceder que en una sociedad que intenta hacer valer el derecho a la libertad de expresión, la gente y las publicaciones acaben haciendo chistes de ciertas cosas, rueden por el mundo ciertas presuntas grabaciones y se divulguen secretos a voces que no siempre los pelotas gubernamentales o judicales aciertan a silenciar.
No es mucho pedir que el Jefe de Estado limite su campechanía a su circulo familiar.
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