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Autor Tema: Eladio Peñalba: un republicano en la Diputación de Soria.  (Leído 6767 veces)
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« : Junio 23, 2012, 00:45:42 »




Eladio Peñalba Gutiérrez nació el 18 de febrero de 1848 en San Esteban de Gormaz. Después de estudiar el Bachillerato en el instituto de Soria, se decantó por la carrera de Derecho, que cursó en Madrid. Nos consta que obtuvo el título de abogado en 1870. Y precisamente en estos años de formación, este sanestebeño vive la etapa final de la decadente monarquía isabelina y el triunfo de la Revolución de 1868. Comenzaba así el ilusionante período del Sexenio Democrático (1868-1874), durante el cual tendrán lugar el breve reinado de Amadeo I y la inestable Primera República, alterada por una insurrección cantonal que cobró fuerza en distintos puntos de España. Finalmente, el 2 de enero de 1874, las Cortes fueron ocupadas por el general Pavía y (bajo formas aún republicanas) la situación política se recondujo en sentido conservador. El posterior pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto propició el retorno de la monarquía borbónica, personificada en Alfonso XII. Entretanto, Cánovas del Castillo iba dando forma al sistema político de la Restauración, basado en la alternancia en el Gobierno de conservadores y liberales.
En esta etapa intensa y cambiante se desarrolla la formación de nuestro joven estudiante, y después abogado, que se adhiere a las ideas republicanas. Una vez finalizada la carrera universitaria, Eladio Peñalba se instala en Soria y, en 1874, lleva a cabo su inscripción en el Colegio de Abogados de esta ciudad; desempeñando con el paso del tiempo los cargos de secretario, bastantero (o lo que es lo mismo, el encargado de declarar si los poderes presentados ante un tribunal son suficientes para el fin con que han sido otrogados) y decano. Montó un bufete que se especializó en los terrenos de la Criminología, a la vez que comenzaba a destacar en la profesión por su habilidad y dotes para la oratoria. Eladio Peñalba también formó parte de diferentes sociedades de la época, como el Casino de Numancia (que presidió en 1878 y 1886, año éste último de su elección como diputado a Cortes) o el Círculo de la Amistad (del que también sería presidente, abandonando tal ocupación cuando tuvo lugar su designación como presidente de la Audiencia de Palencia). Además, ingresó en la Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros de Soria en 1887 como socio cooperativo; es decir, que pagaba su cuota como miembro pero renunciaba a los beneficios que tal agrupación dispensaba a sus afiliados enfermos o fallecidos...

Los inicios de una carrera política. Peñalba, diputado provincial

Peñalba fue elegido diputado provincial por primera vez en los comicios celebrados del 10 al 13 de septiembre de 1872, a los que concurrió por la sección de Recuerda. Obtuvo 1.082 votos contra 1 del candidato Pedro Andrés y 3 en blanco; al tiempo que Conrado Antón representaba a la sección de San Esteban de Gormaz. Debemos tener en cuanta que, por aquel entonces, los distritos electorales de la provincia (Ágreda, Almazán, El Burgo de Osma, Medinaceli y Soria) se dividían en 4 secciones, similares en cuanto a población, que elegían un diputado cada una.
Los cargos de la Diputación eran: Presidente, Vicepresidente y Secretarios; todos ellos designados mediante comicios provinciales. Habitualmente, los plenos tenían lugar en dos períodos: en abril (para aprobar el presupuesto del año económico siguiente, que comenzaba en julio y finalizaba en junio del año posterior) y en noviembre; celebrándose también a finales de enero o principios de febrero para aprobar el presupuesto agregado al ordinario. El Gobernador Civil tenía facultades para convocar una sesión extraordinaria cuando lo consideraba oportuno; pese a todo, no solía asistir a las sesiones de la Diputación o la Comisión Provincial, excepto a las tomas de posesión de los nuevos cargos, convocatorias extraordinarias o sesiones de especial relevancia.
Peñalba y Antón, junto al resto de diputados provinciales electos, tomaron posesión el 2 de noviembre de aquel mismo año; pasando nuestro biografiado a formar parte de la mesa presidencial interina por razón de su edad. A lo largo de su vida política, Peñalba participará activamente en todos los asuntos de especial trascendencia para la provincia de Soria, especialmente en los relativos a su zona electoral y a las cuestiones legales: tal es el caso del impuesto del repartimiento provincial a los propietarios forasteros sin casa abierta en una localidad, asunto puesto de relieve a través del recurso que presentara el Marqués de la Vilueña. La Diputación de Soria designó una comisión (integrada por Nicanor Aguirre, Pablo Palacios y el propio Peñalba)
para examinar el asunto y emitir dictamen, que fue favorable a los intereses del solicitante.
Una de las cuestiones en las que Peñalba intervendría con más asiduidad sería la de las infraestructuras, como los ferrocarriles Torralba-Soria y Soria Castejón. Al propio tiempo que la Diputación de Soria se ocupaba de tan relevantes elementos, el señor  Conrado Antón (también diputado provincial por San Esteban de Gormaz, como ya hemos reseñado) aprovechó las circunstancias para defender la construcción de la carretera que uniría su villa natal con la provincia de Segovia. El 3 de abril de 1873, durante el debate de los presupuestos provinciales, los diputados Antón, Aguirre y Peñalba presentaron una propuesta con la intención de que el arquitecto provincial realizase los estudios pertinentes sobre la citada carretera, destacando la necesidad de contar con dicha infraestructura y, sobre todo, los beneficios comerciales que reportaría. Pero esta acertadísima iniciativa fue rechazada por 12 votos negativos contra 5 favorables. El 13 de abril, por otra parte, los tres diputados provinciales antes mencionados volvieron a plantear otra proposición, esta vez con la sugerencia de que las 50.000 pesetas consignadas en los estudios de las carreteras provinciales fueran dedicadas a la construcción de la de San Esteban de Gormaz. Eladio Peñalba se hizo notar entre los partidarios de esta infraestructura, pero nada se consiguió: tal propuesta fue rechazada por 11 votos contra 4...
El 4 de abril de 1873, nuestro diputado provincial (junto a sus homólogos Alcalde y López) propuso la celebración de una Exposición provincial en septiembre, con premios para los artesanos, ganaderos y agricultores sorianos; siendo aprobado tal proyecto para llevarlo a cabo en 1874 y eligiéndose para tal fin una comisión integrada por los tres proponentes más los señores Verde y Córdova (también diputados provinciales), quienes deberían redactar el reglamento de la Exposición y las bases por las que se regirá. Sin embargo, y aunque se retomará este proyecto diez años después, todo quedará en una aspiración que nunca fue llevada a la realidad.
Pero las cuestiones más candentes de la legislatura fueron las respectivas insurecciones de carlistas y cantonales, proponiéndose el 29 de agosto de 1873 la creación de una Junta de Defensa para aplicar la contribución de Guerra. En el pleno del día siguiente, Peñalba (secundado por sus compañeros Verde y López) realizó una proposición para impulsar la participación de los sorianos en la lucha directa contra las partidas carlistas; procediendo con tolerancia hacia quienes comparten las ideas de éstas pero no actúan contra la legalidad vigente. La propuesta contó con la tenaz oposición del Gobernador Civil, Ceferino Tresserra, quien preside la sesión y pide que todos los carlistas (incluídos los que no intervienen en las luchas) paguen un impuesto, obligándoles así a resarcir los daños causados por las partidas sublevadas. Pero Eladio Peñalba consigue sacar adelante su iniciativa. Nuevamente, se toca el tema de la guerra carlista el 13 de abril del siguiente año, cuando se propone la creación de una fuerza móvil (sostenida por la Diputación) para combatir a las partidas carlistas; el señor Conrado Antón se opuso a tal propósito, ante “el temor basado en la experiencia, de que la fuerza sólo prestaría sus servicios en Soria...; constantemente habían observado los Señores Diputados que la Guardia Civil había estado aquí reconcentrada dejando abandonados los pueblos, y que lo propio sucedería el día que se organizase el batallón”. Peñalba, por su parte, expuso que se honraba con ser Diputado rural por uno de los distritos del partido judicial del Burgo y que como tal defendería siempre sus intereses..., pero en la cuestión que se debatía estaba muy lejos de abrigar los escrúpulos que separaban al Sr. Antón de lo propuesto...”; porque así se conseguía que los jóvenes de la reserva militar no saliesen de la provincia; se garantizaba la seguridad, aunque era un gasto elevado; se obtenían beneficios para la industria y el comercio y, además, el batallón se distribuiría por los diferentes partidos judiciales. Finalmente, se aceptó la creación de un batallón, para poder disponer de él en caso de necesidad.
Sin embargo, y como consecuencia de los cambios políticos vividos a partir de enero de 1874, con la ocupación de las Cortes por el general Pavía y el proceso de conservadurismo que se desarrolla en el país, el Gobernador Civil de Soria decide disolver la Diputación, y nombrar otra que la sustituya en junio del mismo año.

La boda de Alfonso XII. El ferrocarril Valladolid-Calatayud.

Estando así las cosas, tuvieron lugar unas nuevas elecciones a diputado provincial, celebradas del 3 al 6 de marzo de 1877. Eladio Peñalba presentó su candidatura por segunda vez, y logró recuperar su puesto en la Diputación gracias a unos aceptables resultados electorales: unos 1.107 votantes del distrito de San Esteban de Gormaz se decantaron por él; frente a los 720  que apoyaron al señor Aniceto Hinojar Leal y los irrelevantes resultados que consiguieron los tres candidatos restantes (Juan Heras, Tomás Santos y Francisco Leal). La recién elegida corporación se constituyó el 21 de marzo; y Peñalba volvió a formar parte de la mesa interina, como secretario, por ser el más joven. En el subsecuente pleno, celebrado un día después, Eladio Peñalba fue propuesto como integrante de la Comisión Provincial, siendo elegido para formar la Comisión interina hasta que el Gobierno designase una definitiva mediante Real Orden.
Entre los asuntos que atraerán la atención de la Diputación de Soria en esta época se hallaba, como no podía ser de otra manera, el de la carretera de San Esteban de Gormaz, del que ya dimos cuenta anteriormente. Pues bien, parece ser que la Diputación de Segovia envió a su homóloga de Soria una carta (con antecedentes e informaciones facilitadas por los municipios pertenecientes al partido de El Burgo) en la que se solicitaba la rápida ejecución de esta infraestructura. Eladio Peñalba, que ya lo había pedido anteriormente, volvió a solicitar su construcción, siendo respaldado por los también diputados provinciales Aguirre y Calahorra. Al discutirse los presupuestos de 1878-1879 para la provincia de Soria, Peñalba y Aguirre fueron comisionados “para que se formulen las bases de un empréstito destinado a obras provinciales”; y ambos presentaron este extenso informe el 3 de noviembre. El 31 de enero de 1879 fueron consultados los municipios sorianos; y al día siguiente la Diputación aprobó el plan provincial de carreteras, en este orden de prioridades: San Esteban-Ayllón, El Burgo de Osma-San Leonardo, Matalebreras-Yanguas, Duáñez.Carazuelo, Soria-Puente Ullán... Sin embargo, debido a las malas cosechas recogidas, el empréstito del que hemos hablado se empleó para proporcionar un salario a los más necesitados.
A comienzos de 1878 se celebró una reunión extraordinaria con motivo del enlace de Alfonso XII con la infanta Mercedes. Se debatió en aquella ocasión la propuesta que la Diputación de Albacete trasladó a las restantes Diputaciones españolas: la aportación a la boda real de una cantidad no inferior a las 1.000 pesetas y la compra de una joya para la infanta; aunque tal regalo no se haría por causa de las dificultades económicas. El Gobernador Civil de Soria sometió al examen de los diputados provinciales una serie de festejos preparados para conmemorar el enlace real, y tras una breve discusión, fueron aprobados por unanimidad. El único voto en contra fue el de Peñalba, firme defensor de los ideales republicanos, como ya hemos dicho. Nuestro biografiado explicó su voto negativo afirmando que, pese a comprender que estos eventos se festejan en todos los países y bajo cualquier forma de gobierno, debían llevarse a cabo “procurando en tales casos en vez de causar gastos a los pueblos, enjugar sus lágrimas con la concesión de gracias a las clases necesitadas”; ésa y no otra era la “única manera que él podía admitir de solemnizar esta clase de acontecimientos”. Al final, resolvió la Diputación de Soria que debía constituirse una comisión para redactar un programa de festejos y un conjunto de medidas sociales para beneficio de los huérfanos, disponiendo también que se eximiese a los municipios sorianos de pagar el impuesto de provinciales durante la mitad de un trimestre.
El 3 de mayo de aquel mismo año se realizó un sorteo para declarar vacantes las secciones de diputados provinciales, que se renovarían en las posteriores elecciones de septiembre. El 2 de noviembre tomaron posesión de sus cargos los diputados electos; figurando Peñalba y Aguirre como secretarios, ocupando éste último la presidencia. Se elige Presidente de la Diputación al señor Álvarez; Vicepresidente al señor Carrillo y Secretarios a los señores Ramírez y Bartolomé. Para el desempeño de la Comisión Provincial se propuesieron una serie de candidatos al Gobierno, el cual, por Real Decreto de 19 de noviembre, nombra Vicepresidente a Fuertes, Vocales letrados a Sáenz y Aguirre, y Vocales no letrados a Ramos y Peñalba.
El 1 de febrero de 1879, la Diputación soriana inspeccionó el proyecto para la construcción del ferrocarril Valladolid-Calatayud por Soria. Eladio Peñalba propuso que se ofreciesen ventajas a una empresa interesada en su realización, pero el también diputado provincial Fuertes afirmó que antes debían conocerse sus necesidades, lo cual es aceptado por el resto de sus adláteres, y lleva a cabo una serie de contactos con diputados y senadores para que contribuyan a la buena marcha del proyecto. Además, a propuesta de Peñalba, se acuerda que la Diputación se comunique con la empresa en cuestión, para que ésta exprese sus aspiraciones y se practiquen las gestiones que crea convenientes. Ya en 1880, el señor Peñalba intervendría en otra cuestión relacionada con las infraestructuras y las vías de comunicación de la provincias de Soria: esta vez, saldría en defensa de la carretera de San Esteban de Gormaz y de la reparación del cercano puente sobre el río Ebrillos, “que se estaba destruyendo y que de no arreglarse, lo cual podía hacerse ahora sin un gran gesto, más adelante costaría su contrucción a la prov.ª algunos miles de duros”. Lo cierto es que este asunto ya se había abordado con anterioridad: en la sesión del 4 de noviembre de 1879, para ser exactos.



La pugna por el acta. Carreteras y ferrocarriles.

Eladio Peñalba vuelve a revalidar su escaño, esta vez por el distrito electoral de El Burgo de Osma, en las elecciones a diputado provincial que tuvieron lugar el 17 de diciembre de 1882. La nueva corporación tomó posesión el 1 de enero de 1883, al mismo tiempo que la Comisión de Actas (integrada por los señores Peña, Sanz, Verde, Córdova y De Benito) emitía un informe sobre los candidatos electos, suscitándose entonces una dura discusión en torno al acta de Peñalba. Se daba la circunstancia de que, en un distrito electoral que sólo contaba con 67 votantes, nuestro biografiado había obtenido 73 votos. Por suerte para él, esta grave controversia se resolvió de manera favorable a su persona...
Nuevamente, los ferrocarriles y las carreteras son los temas recurrentes en la actuación de Eladio Peñalba como diputado provincial. Volverá a defender la necesidad del ferrocarril Valladolid-Calatayud y prestará su apoyo a la construcción de la carretera de San Esteban de Gormaz, la villa que le viera nacer.
En los temas relacionados con la educación, por otra parte, Peñalba se mostrará dubitativo. Se muestra favorable a un aumento de sueldo para los catedráticos del Instituto de Soria, en abril de 1873: “a ser posible, debiera haber un Instituto en cada localidad, que cuando se gasta en la ilustración es siempre poco, considerando la necesidad y ventajas de la misma”. Sin embargo, en abril de 1880, se muestra contrario al sostenimiento del Colegio de internos y a las becas que se les conceden, “porque lejos de facilitarse el camino a las carreras científicas debieran ponerse dificultades, pues la agricultura, industria y comercio se resentían de ese afán creciente de acudir a las cátedras, abandonando el campo y las artes”, mencionando además los peligros morales propios de este tipo de centros; propondrá después una reforma integral para ellos y sus reglamentos de funcionamiento, lo cual será aprobado por la Diputación de Soria. El 3 de abril de 1882, pese a todo, cambia su opinión a este respecto, pues “a pesar de que en otras ocasiones él había impugnado la existencia del Colegio, hoy tiene muy buenas noticias sobre los favorables resultados que está dando el Colegio como el Instituto, hasta el punto de haber manifestado el Inspector... que es uno de los establecimientos de enseñanza mejor montado y más atendido el de Soria y que se debe por ello agradecimiento a su Diputación”.
El 7 de agosto de 1884, el Gobernador Civil de Soria convocó una reunión para tomar las necesarias precauciones ante la epidemia de cólera que causaba estragos en algunas provincias españolas, teniendo también el propósito de evitar su llegada a tierras sorianas. El señor Tovar (diputado provincial por el distrito de Soria) manifestó sus deseos de aumentar el fondo de calamidades hasta alcanzar la cifra de 20.000 – 25.000 pesetas y disponer de todo tipo de recursos, entre ellos el crédito contra el Estado de 3 millones y medio de reales para “medidas preventivas” contra tan funesta epidemia; demandando además que el Gobernador hiciese cumplir a los Ayuntamientos sorianos la normativa contenida en las circulares del Gobierno y de la Junta de Sanidad. Intervinieron entonces otros diputados, apoyando al señor Tovar, y el Gobernador afirma que la Diputación debía acordar los recursos para adoptar tales medios preventivos y, después, los necesarios en caso de extensión del cólera por la provincia. Peñalba le pide que sea más concreto sobre las disposiciones que deberían adoptarse en uno y otro caso, “que él por su parte estaba dispuesto a votar cuanto se considerase necesario para una calamidad de esta clase y hasta a prestar sus auxilios personales si se le mandaba por creerlos de alguna utilidad”. Tras un largo debate, se acepta la propuesta del señor Tovar, resolviéndose que en caso de epidemia se solicitarán ayudas estatales, autorizando a la Comisión Provincial a realizar los gastos necesarios.”
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« Respuesta #1 : Junio 23, 2012, 00:52:22 »


La epidemia de cólera. Medidas preventivas de la Comisión Provincial.

Reelegido diputado provincial por el distrito de El Burgo de Osma en los comicios de septiembre de 1884, Eladio Peñalba tomará parte en la discusión de dos temas especialmente relevantes: la carretera de San Esteban y la epidemia de cólera. Y será precisamente esta última cuestión la que motive una reunión extraordinaria en agosto de 1885, en la cual el Gobernador Civil expresará que “hallándose ya la epidemia colérica en algunos, aunque pocos pueblos de la provincia y desgraciadamente debiendo esperarse que se propague por la misma”, había que disponer de recursos “para las medidas sanitarias que fuesen precisas y auxiliar los pueblos invadidos, lo cual había tenido necesidad la Comisión de hacer ya especialmente en favor de Monteagudo, en cuyo pueblo habían sucumbido de la enfermedad cerca de la 3ª parte”. Se leen los acuerdos adoptados por la Comisión Provincial para hacer frente a tal peligro: la adopción de medidas preventivas, el establecimiento de un lazareto en Ciria, ayudas a los pueblos afectados (dinero, desinfectantes, personal médico), ciertos preparativos en el Hospital de Soria...
Ya en 1885, Peñalba propondrá que el Gobierno se encargue de la subasta del ferrocarril Torralba-Soria, por medio de diputados y senadores, quedando autorizada la Comisión Provincial para trasladarse a Madrid con el objetivo de gestionar este asunto, si lo creyese oportuno. Integrado en la Comisión de Presupuestos, nuestro biografiado colabora en el dictamen que se emite el día 6 de febrero de 1886.

Peñalba, diputado a Cortes por el distrito de El Burgo de Osma. Final de su trayectoria política.

Eladio Peñalba, que a estas alturas era ya una personalidad suficientemente conocida y respetada por todos los sorianos, decidió dar un paso adelante en su trayectoria política y concurrir a las elecciones generales que tendrían lugar el 4 de abril de aquel mismo año. Recordemos que la ley a la cual se ceñían los comicios celebrados durante la Restauración delimitaba un electorado de sólo 900.000 varones españoles, mayores de 25 años y que, como mínimo, debían aportar unas 25 pesetas de contribución territorial o 50 de subsidio industrial... Huelga decir que, además, la influencia caciquil seguía siendo muy notable.
Como quien no quiere la cosa, Peñalba presentó su candidatura republicana a las Cortes por el distrito electoral de El Burgo de Osma. Ningún candidato del Partido Liberal (es decir, la fuerza política que detentaba el poder) decidió presentarse por aquel mismo distrito, de tal manera que el único oponente de Peñalba será el reformista Tomás Montejo, que también aspiraba a un escaño en las Cortes.
Sin embargo, Peñalba recibió el apoyo de todos los sectores demócratas y liberales de El Burgo, siendo  asimismo respaldado por algunos importantes liberales, como Manuel Sienes y Benito de la Rica. La contienda entre ambos candidatos fue durísima, y buena prueba de ello es el irrelevante porcentaje de abstenciones  que se produjo (un 5,9%). El resultado final fue de 1.675 votos para Peñalba contra 1.315 de Montejo, obteniendo el sanestebeño una holgada mayoría en buena parte de las secciones de aquel distrito, algunas de las cuales se decantaron abrumadoramente por él. Posiblemente, su loable actuación durante la epidemia de cólera, sus orígenes y la influencia personal que ejercía como representante de la Diputación en aquel sector de la provincia (al margen de su prestigio personal) fueron factores que le ayudaron a conseguir el escaño en las Cortes. Además, parece ser que había pactado con los electores de San Esteban de Gormaz la construcción de cierta carretera que pasaría por aquella villa. Una vez obtenido el acceso al Parlamento, Eladio Peñalba se dirigió a sus votantes para agradecerles la confianza prestada, siendo muy cauto en sus manifestaciones:

“No quiero hacer promesas que muchas veces se lleva el viento, ni ofrecimientos que no se cumplen; mis actos serán los que en su día responderán al inmenso favor que me habéis dispensado. Conozco bien que el estado actual no es para vosotros nada halagüeño; por esta razón dirigiré todos mis esfuerzos, sin poder deciros todo cuanto haré, pues esto depende de lo que suceda en el porvenir.
Hijo de este distrito, le amo con entrañable cariño y jamás olvidaré lo que debo a sus honrados habitantes”.

Y ya en lo referente a su actividad parlamentaria, hemos de reseñar que Peñalba se hizo notar en la defensa del ferrocarril Valladolid-Calatayud; oponiéndose a la nueva proposición de ley presentada por Emilio Castelar, quien prefería una línea férrea de Medina del Campo a Calatayud. Como este proyecto fue pasando los distintos trámites parlamentarios, nuestro biografiado alzó la voz para decir lo siguiente:

“Es cierto que nosotros pudimos habernos enterado; pero conste que los Diputados de la provincia de Soria, o al menos el que en estos momentos tiene el honor de dirigir la palabra al Congreso, entendían y creían que se trataba de una proposición de ley nueva, pero nunca que tuviera por objeto sustituir la concesión de la de Valladolid a Calatayud, sino de otra línea férrea”.

Peñalba insistía en el irreparable daño que, en caso de ser aprobado, causaría el polémico trazado alternativo a la ciudad de Soria:

“Laboriosa y sufrida [ciudad de Soria] que ha tenido el disgusto de ver una de dos leyes de concesión de ferrocarriles [la de Valladolid-Calatayud] fuese sustituida esta concesión por la de Medina del Campo sin que hayan podido apercibir sus representantes, porque si se hubieran apercibido, de seguro se hubieran opuesto con toda energía”.

Con relación a este asunto, de la máxima relevancia para los intereses sorianos, cabe referir una triste anécdota: pese a que Peñalba incitó a resto de diputados por Soria para que mostrasen su oposición al ferrocarril Medina del Campo-Calatayud, éstos no efectuaron protesta alguna. Nada objetaron los señores Hernández Prieto, Córdova García y Martínez Asenjo. Tal hecho puso de relieve lo desamparada que se hallaba la provincia de Soria en lo relativo a su representación en el Congreso, pues una proposición tan perjudicial para ella sólo fue rechazada por uno de sus representantes... Los otros tres, de hecho, ni siquiera se hallaban presentes en el Salón de Sesiones cuando se votó el dictamen de aquella cuestión... Pese a todo, el ferrocarril que uniría Medina del Campo con Calatayud no llegó a realizarse, construyéndose en su lugar la línea Valladolid-Ariza.
Eladio Peñalba no debió ver colmadas sus aspiraciones personales con aquel escaño en las Cortes, pues a comienzos de 1888 renunció a él y abandonó para siempre el mundo de la política. Fue sustituido por el político liberal Manuel Aguiar, tras la elección parcial convocada por Real Decreto de 5 de marzo del mismo año y efectuada un mes después. Dedicado por completo a su vida familiar y reintegrado a las actividades jurídicas, fue nombrado magistrado del cuarto turno y prestó sus servicios en diversos tribunales. Más tarde, en 1892, Peñalba solicitó su traslado a la Audiencia de Palencia, en la que ejercerá como fiscal, llegando a su presidencia en 1895. Fallecerá en 1901, a la edad de 52 años.

Recapitulación final

Honrado, hábil y altruista, Eladio Peñlaba fue uno de los más destacados republicanos de Soria. Ejerciendo una profesión liberal, se sirvió de su puesto como diputado provincial para acceder a las Cortes, algo poco frecuente en los cuatro distritos electorales de la provincia. No era un terrateniente; tampoco era un industrial, un comerciante o un financiero de cierta categoría; ni siquiera gozaba de un título nobiliario. Hombre considerado y respetable, fue uno de los protagonistas de la vida política de Soria en tiempos de la Restauración...

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« Respuesta #2 : Junio 23, 2012, 00:59:33 »



El republicanismo soriano en tiempos de la Restauración.

A modo de complemento a esta biografía, he creído conveniente que repasemos (aunque sea someramente) la situación del republicanismo soriano en el último tercio del siglo XIX.
Desde el final del Sexenio Democrático hasta comienzos de la década de 1880, las distintas facciones democrátas y republicanas de Soria mantienen una cierta unidad, en tanto que opciones políticas fuera del sistema. Sobre todo, hay dos acontecimientos significativos que representan esta unidad de criterios: en primer lugar, la aparición del periódico La Propaganda, que se editaba en El Burgo de Osma bajo la dirección de Enrique Escribano. Fundado en 1882, en el seno del republicanismo burguense, esta gaceta aspiraba a liderar al conjunto de sectores que se situaban fuera del sistema político. En estos primeros momentos, La Propaganda acoge a un conjunto numeroso de colaboradores unidos a tendencias republicanas o demócratas, como Joaquín Arjona, Joaquín Febrel, Vicente Herrero Salamanca, Bonifacio Monge, etc. El discurso del periódico oscilaba entre encendidos elogios a la República y acerbas críticas hacia cuestiones como la usura o el cunerismo. La vida de La Propaganda irá ineluctablemente unida a la de su director, y enseguida pasaba de representar a los demócratas y republicanos de Soria a convertirse en el órgano personal del propio Enrique Escribano...
El otro acontecimiento al que hacíamos referencia era la creación, también en 1882, de dos logias masónicas. Será Ortiz de Pinedo (activo participante en la política soriana dentro de la ideología demócrata y senador electo en 1881) el encargado de crear una logia masónica en la ciudad de Soria, llamada “Hijos de Numancia”, en la que se integrarán algunos de los más importantes sorianos demócratas o republicanos: José Martínez de Velasco (militar), Federico Salmón García (empleado), Nemesio de Pablo (propietario), Dimas Martínez (militar), Manuel Martialay (industrial), Damián Balsa (profesor), Vicente Herrero Salamanca (ingeniero agrónomo)...
Esta logia masónica soriana llegará a tener, al año siguiente de su constitución, un total de 34 miembros. De ellos, la mayoría procedían de la capital, aunque también se incorporarían algunos masones de Almazán y El Burgo de Osma. Socialmente, predominaban los propietarios, médicos, abogados y un importante número de militares; o lo que es lo mismo, la alta y mediana burguesía de Soria.
Pero mayor importancia tiene su significado político. De esta logia formaban parte algunos de los más conspicuos republicanos (como Manuel Martialay, Vicente Herrero Salamanca, Enrique Escribano, Joaquín Arjona) o demócratas (como Joaquín Febrel o Segundo del Hoyo). En todo caso, da la impresión de que la logia soriana agrupaba a los sectores más progresistas de la capital y, que en cierto modo, la condición de masón y republicano-demócrata terminaba por ser la misma cosa... En 1886, Ortiz de Pinedo abandonaba la provincia, y el puesto de Venerable Maestro de la logia pasará a ser ocupado por Joaquín Arjona (cuyo nombre simbólico era “Sócrates), uno de los republicanos más activos de Soria en aquellos momentos.
En Almazán surgirá, en 1883, una logia compuesta por siete masones: “Sabed que por las presentes letras constituimos en los Valles de Almazán la Logia simbólica Minerva nº 180. Nombramos su Vem. M. al Digno H. Victor Hugo / Gonzalo Carrillo y a quien elevamos al gr. 15 y al inmediato superior del que aparece en el cuadro Log. A los demás”.
La constitución de dos logias en la provincias (con independencia de los propios objetivos generales de la masonería) representaba un elemento simbólico del progresismo soriano, de una burguesía que, instalada en el sistema político de la Restauración, mantendrá el recuerdo del Sexenio y actuará políticamente a través de golpes simbólico-emocionales: la República de 1873, el sufragio universal perdido, etc. Pertenecer a la masonería era otro medio emblemático, que los diferenciaba de las élites restauracionistas.
En definitiva, el republicanismo soriano se centraba en esta etapa en los distritos electorales de Soria y El Burgo de Osma, con dos opciones políticas diferenciadas como lo eran el republicanismo progresista de Ruiz Zorrilla y el gubernamental de Emilio Castelar, aunque en numerosas ocasiones la prensa se referirá genéricamente a los “republicanos”, en general.
En la ciudad de Soria, el núcleo republicano más importante se encuadraba en la tendencia gubernamental de Castelar, bajo la presidencia de F. Gómez Cuartero, diputado republicano por aquel distrito en las Cortes de 1873. Le acompañaban en el comité castelarino los señores Bonifacio Monge (presidente efectivo), Joaquín Arjona (vicepresidente) y Mario Sánchez (secretario); ejerciendo como vocales Pedro Lenguas, Juan Navas, Vicente Gil Tejero, Diego la Red y Samnuel Berdonces. El órgano de expresión de este sector del republicanismo soriano era La Democracia Soriana, que comenzó su publicación en 1888 y termino en 1890. Su director y redactor jefe eran, respectivamente, Joaquín Arjona y Bonifacio Monge; ambos pertenecían (como ya hemos visto) al comité provincial del partido republicano de Castelar.
Por lo demás, existía en El Burgo de Osma una sección del Partido Republicano Progresista, liderado a nivel nacional por Manuel Ruiz Zorrilla, oriundo de aquella localidad. Figuraban en él los señores Carlos Madrazo (presidente efectivo), M. Rico Ortiz (vicepresidente), Lorenzo Ágreda (secretario) y, como vocales, Diego Ágreda, Agustín Miguel, Pantaleón Ibarra, Policarpo Martín, Saturnino Rosas y Ciriaco Garinza.
En 1891 tuvieron lugar las primeras elecciones generales de la Restauración que se convocaban bajo la Ley de 1890, lo cual significaba la aplicación del sufragio universal masculino para los mayores de 25 años. A lo largo de esta nueva etapa, cabe reseñar el equilibrio de fuerzas entre liberales y conservadores que se produjo en la provincia de Soria, que tan sólo se romperá en el distrito de Almazán con el predominio electoral del gamacista Martínez Asenjo. Ante tal panorama, los republicanos sorianos optarán por retraerse en las elecciones nacionales, hasta el punto de que ningún candidato aparecerá bajo sus siglas; tan sólo habrá algunos intentos, mucho más testimoniales que reales, que se convertirán en poco más que meros anuncios de prensa. Así, en las elecciones de 1891 el republicanismo provincial intentó presentar a Gómez Cuartero por el distrito de Ágreda, quien anunciaría poco después la retirada de su candidatura. Ya en 1898, en el distrito de la capital se anunciaba la candidatura de Luis Barthe (“republicano, abogado, acaudalado y propietario de extensos conocimientos sobre el distrito de Soria”), que acabaría siendo una candidatura fantasma en la extensa lista de rumores políticos lanzandos por la prensa...
Curiosamente, esta nula actividad política contrasta con el importante despliegue de prensa republicana que tiene lugar por estas fechas, en unos momentos en que los periódicos turnistas dejaban de editarse. Sea como fuere, lo cierto es que el republicanismo soriano seguirá dividido en dos tendencias: la Unión Republicana (que agrupaba a posibilistas castelarinos y salmeronistas) y la Unión Revolucionaria (en la cual se integraban progresistas de Ruiz Zorrilla y federales). La primera coalición tendrá un papel más destacado en la vida política de la provincia, hallándose liderada por el contratista Manuel Martialay (alcalde republicano de Soria en 1883 y presidente de la junta de la Cámara Agrícola en 1900).
Cada vez más, el republicanismo se circunscribirá a la ciudad de Soria, si bien tenemos noticias de la creación de diversos comités republicanos en algunas localidades próximas a Medinaceli. Los resultados electorales serán especialmente adversos a los republicanos de la provincia, hasta el punto de que en 1899 no salía elegido ningún republicano como concejal del Ayuntamiento de Soria; al igual que en 1901, sólo fue elegido un diputado provincial adscrito a esta ideología. Pasada la efervescencia regeneracionista, los republicanos basarán su política en la obtención de concejales y diputados provinciales, aunque siempre con mejores resultados en los primeros. La propaganda republicana se incremetará, básicamente, a través de la realización de mítines en los que participan sus principales dirigentes, como Joaquín Arjona o Bonifacio Monge. A ellos se adhieren algunos jóvenes abogados, entre los que cabe recordar a Mariano Granados Campos y Manuel Hilario Ayuso.

BIBLIOGRAFÍA

Miguel Artola - La burguesía revolucionaria (1808-1874). Alianza Editorial.

Carmelo Gª Encabo - El voto peregrino. Elecciones y partidos políticos en la provincia de Soria, 1875-1907. Soria Edita.

Félix Gª Palomar - Eladio Peñalba Gutiérrez, diputado provincial (1872-1874, 1877-1886). "Revista de Soria", nº 35.

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« Respuesta #3 : Junio 23, 2012, 21:58:16 »


Enhorabuena, Maelstrom,  interesante trabajo.
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