DESDE SANTANDEREl pleito regionalActualmente se debate en el Ateneo de Santander nuestro pleito regional. En realidad, no sabemos lo que se debate. Y no lo sabemos, porque la pugna se ha entablado por una palabra. Quieren unos que seamos Cantabria, y quieren los otros que seamos la Montaña; es decir, la Montaña de Castilla.
Entre los primeros, es su paladín el Sr. Fuentes Pila, perteneciente a la Asociación Nacional de Jóvenes Propagandistas. Entre los que abogan por que seamos la Montaña de Castilla, se cuenta, como figura principal, el poeta José del Río. Mientras el Sr. Fuente Pila quiere alzar, sobre la indiferencia de las gentes, una Cantabria fantástica, el poeta José del Río canta a la Montaña como natural puerto de Castilla.
En sus respectivos alegatos, han traído a la consideración de este pequeño público (pequeño en volumen) textos de escritores perfectamente documentados. Frente a un artículo publicado en Herrerías por D. Carlos Morante, ha invocado José del Río, en defensa de que la Montaña es Castilla, textos de Menéndez y Pelayo:
“ Y a dar testimonio de ello he venido yo, el último de sus discípulos, aunque el primero en su confianza; castellano de la más vieja Castilla, de la Montaña de Santander, como ahora decimos; de la Montaña de Burgos, como decían nuestros antepasados...” (Discurso de Menéndez y Pelayo en una velada celebrada en honor de Milá y Fontanals en Barcelona, 1908).
Con todo esto, hemos de decir la verdad. Y la verdad es que el otro público, el público grande, asiste a este pleito sin mostrarse parte. Por la tribuna del Ateneo de Santander van desfilando los prestigios de nuestra intelectualidad, sin apasionar en ningún sentido. Cuando habla el Sr. Fuentes Pila, acuden, para deleitarse con la facilidad y fluidez de su entrenada palabra. Si quien ocupa la tribuna es José del Río, es el poeta quien congrega a sus devotos para saborear el ritmo (siempre poeta) de su prosa limpia, justa, seductora, brillante. Pero otras figuras de menos relieve no dejan más huella que una pequeña nota en la secretaría del Ateneo, para ser citados en la Memoria anual entre el sinnúmero de conferenciantes que desfilan en cola interminable.
El pleito ha surgido por que se atribuían al Directorio propósitos de cambiar el actual régimen provincial; transformándole en regiones; no en las antiguas regiones, sino en unas nuevas regiones hechas a la medida para satisfacer el interés común. Y ante este anuncio, Santander, la Montaña, Cantabria, porque el nombre no hace a la cosa, este pueblo, independiente como ninguno, ha dicho: O sólo, con mi propia personalidad (la Cantabria de Fuentes Pila), o formando parte de mi verdadera región; es decir, la Montaña, la Montaña puerto de Castilla, de la vieja Castilla, que es la tesis defendida por el poeta José del Río.
Tal vez nos hemos adelantado. Siguen las cuarenta y nueve provincias y siguen los cuarenta y nueve gobernadores....................................................................... Pero no está de más que Santander afirme de una manera su castellanismo. Y si esta afirmación no pasa de ser un canto de juegos florales, bendito este canto rendido a Castilla, la vieja, la más vieja de todas las Castillas.
“Los pueblos no mueren por débiles, sino por viles”. Y sería una vileza negar que fuimos, que somos y que queremos ser siempre castellanos.
ARTURO CASANUEVA(Artículo publicado en
La Libertad, nº 1155, 8 de diciembre de 1923)