Molk
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"Molk es un rito religioso característico de la religión cananea, continuado por otros pueblos de Oriente Próximo, entre ellos, los fenicios, los hebreos y los púnicos. Se practicaba en honor al dios Moloch y consistía en el sacrificio, por cremación, de un hijo recién nacido en perfectas condiciones. Se celebraba en un recinto al aire libre, diferenciado de templos y cementerios, y las cenizas eran guardadas en vasijas y enterradas en el tofet. El mejor estudiado y documentado es el de Cartago.
El rito procede del mundo semita y los hallazgos de Cartago apoyaban la idea de que el molk, como sacrificio cruento, era conocido desde antiguo en Fenicia y desde allí se había difundido por el vecino Israel y el occidente feniciopúnico, hasta Cartago y sus colonias.
Uno de los autores que ha tratado con más conocimiento el tema, ha sido de Vaux (1964). La opinión de la mayor parte de los estudios, viene a sostener que dichos sacrificios nada tenían que ver con cuestiones como el infanticidio y la presión demográfica. Esto resultaba particularmente pertinente cuando se establecía una relación entre el molk y el sacrificio de las primicias, por la que se consideraba que tales holocaustos habrían de afectar de forma especial a los primogénitos."
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Molk"Curiosa conexsión de este rito con el presente:
http://www.fadm.org.ar/biblioteca/familia/aborto/aborto5.htmResurrección de Moloch en pleno Siglo XXI?
Moloch era el dios de los antiguos cananitas o fenicios. Lo consideraban el símbolo del fuego purificante, el que, a su vez, simbolizaba al espíritu. Creían que, como resultado de una catástrofe ocurrida en el comienzo del tiempo, ese espíritu se había transformado a sí mismo en obscuridad al convertirse en materia.
Según las creencias fenicias -de acuerdo con la herejía gnóstica- el hombre era la encarnación de tal tragedia ontogénica y para redimirse de ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch inmolando bebés, por ser considerados los más impregnados de materia.
Lanzar recién nacidos al fuego constituía el más agradable sacrificio que podía ofrecerse a esa implacable divinidad, representada por una gigantesca estatua de bronce que encerraba un horno en su cavernoso cuerpo.
Las madres arrojaban a sus propios hijitos vivos en el incandescente vientre de Moloch, el que esperándolos de brazos abiertos, devoraba por el fuego a sus pobres y pequeñas víctimas. Y para atenuar la repulsión causada entre los que asistían a tales escenas, los inicuos sacerdotes de Moloch tomaban el cuidado de hacer tocar trompetas y rufar tambores para sofocar la infernal melodía de los gritos de los inocentes. (1)
Así, sin pena ni piedad, en aquellos tiempos los fenicios inmolaban millares de criaturas... ¿Sólo en aquellos tiempos? ¿Sólo los fenicios?
* * *
El aborto, en efecto, era una costumbre generalizada en el mundo pagano. Fue precisamente, una de las grandes y magníficas victorias obtenidas por Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz al redimir el género humano, la virtual desaparición de esa monstruosidad en las naciones cristianas, bajo el benéfico influjo de la Iglesia.
Fueron necesarios muchos siglos de decadencia para que los hombres osaran volver a "endiosar" la práctica criminal del aborto al despenalizarlo o autorizarlo por los más diversos motivos.
Por primera vez, recién en 1920, el aborto fue legalizado en la Unión Soviética por el socialismo marxista, bajo la dictadura de Lenin. En la década del 40 y del 50 le siguieron Japón, Canadá, Suecia y varios países de Europa oriental dominados por los comunistas. Y en los años 60 y 70, en plena "revolución sexual", tanto en los EE.UU. como en la mayoría de los países de Europa occidental, fueron abiertas las puertas al aborto legal o al menos a su despenalización.
De este modo, en los umbrales del siglo XXI, cuando tanto se proclaman los “derechos humanos”, el lugar de los sacerdotes fenicios lo ocupan médicos sin escrúpulos. Pero tragedia aún mayor –para cuya descripción el lenguaje humano tiene dificultad de encontrar las palabras exactas- el vientre de Moloch ha sido reemplazado por el propio seno materno...
Quién hubiera de decir que, en nuestros aciagos días, el lugar de mayor riesgo para la vida de un niño es ¡el vientre de su madre!, el lugar por naturaleza más resguardado, más acogedor.