(Perdonad por la tardanza, hemos tenido problemas con la página web).
A continuación reproducimos una carta de un militante vallisoletano de nuestra organización juvenil.
En ella, trata desde una visión personal, todo nuestro periplo con la Fundación Villalar en este último Villalar
No tiene desperdicio...
A mediados del mes de marzo los miembros de la agrupación vallisoletana de Castilla Joven nos pusimos en contacto con el alcalde de Villalar de los Comuneros, Pablo Villar, para proponerle la realización de algún mural de temática castellanista en su término municipal. El alcalde se mostró entusiasmado y nos sugirió que pintáramos en los baños de la campa, que en aquellos momentos se encontraban en obras.
Posteriormente mantuvo una reunión con representantes de la Fundación Villalar, quienes parecieron conformes con la idea. Sin embargo, desestimaron nuestros bocetos iniciales, que eran en general bastante simples, debido a nuestra escasa experiencia en el mundo de la pintura mural y al poco tiempo que quedaba para el 23 de abril. Se podría decir que consistían en una bandera, o un monolito, y unos lemas bastante lights (bastante más de lo que nos gustaría). La Fundación Villalar nos puso como condición realizar dibujos que representaran elementos históricos sobre la batalla de Villalar y la Rebelión de las Comunidades, o sobre la fiesta, o sobre elementos de la cultura castellana. Asimismo nos aseguraron que nos abonarían el costo de los materiales y posiblemente una pequeña remuneración a mayores por el trabajo realizado, aun cuando nosotros no lo habíamos solicitado. También nos condicionaron a no poner ningún lema y a no abusar del uso de banderas, como habíamos hecho en nuestros bocetos iniciales. Por último, se comprometieron a blanquear las paredes de los baños.
Con estas premisas y restricciones nos pusimos a trabajar en nuevos bocetos. Pensamos hacer el famoso cuadro de Los Comuneros de Gisbert, pero a pesar de que pasamos infinidad de filtros de Photoshop nos siguió pareciendo muy complicado. Se nos ocurrieron muchos más bocetos con las temáticas sugeridas, pero está claro que, aunque estamos totalmente a favor de la promoción de la cultura castellana, somos una organización de carácter nacionalista, y no íbamos a pintar cucañas, almireces, dulzainas o cortas de troncos de Valsaín…
Finalmente presentamos una serie de bocetos y la Fundación Villalar aceptó uno basado en una imagen de Expocastilla.
Nos sorprendió un poco esta elección, ya que consideramos que podría incumplir una de las normas que teníamos que acatar, la de las banderas. Además, ni siquiera tuvimos tiempo a la hora de realizar el boceto para quitar las armas. Por otra parte, creímos que la Fundación Villalar se iba a decantar más por otros bocetos, pero rechazó todos ellos tajantemente. No los mostraremos, porque al alcalde sí que le gustaron y es probable que en un futuro pintemos en otras paredes del pueblo.
El 7 de abril emprendimos viaje rumbo a Villalar. La pared no estaba blanqueda. No era la primera promesa incumplida, ya que poco antes también se nos comunicó que ni nos pagarían los materiales ni habría remuneración económica, ya que no figuraba en el presupuesto inicial de la obra. De todas formas no nos importaba demasiado, ya que aún conservábamos la ilusión.
Antes de ponernos manos a la obra con el mural, un representante de la Fundación Villalar y un jefe de obra nos dijeron que querían que pintáramos las cuatro paredes (dos por baño), ante lo cual dimos a entender que nos iba a resultar poco menos que imposible, ya que no nos quedaba mucho tiempo y no era sencillo coordinar nuestros horarios, pero que otra más sí podríamos hacer, que sería la correspondiente a la pared delantera del otro baño. Nos propusieron cinco bocetos más (básicamente los cinco primeros que encontraron al escribir Villalar en Google). Uno de ellos era el mencionado cuadro de Gisbert (quien no lo conozca puede verlo en la siguiente dirección:
http://www.revcyl.com/images/GISBERT%20Antonio-%27Comuneros%20de%20Castilla.Ejecuci%F3n%27,1860-Senado,Madrid.jpg ). En este momento se produjo la anécdota de que al intentar explicarles la dificultad que nos suponía la realización de ese cuadro, nos respondieron textualmente: “Ná, si esto son tres trazos… ¿Veis? Uno, dos, tres. Pim, pam, pum.” Otro de los bocetos que nos presentaron era también del mismo estilo, historicista y bastante complicado, otro era casi idéntico a uno que habíamos presentado al principio y que había resultado rechazado y, sin duda, el más chocante fue el siguiente:
Sorprendente no sólo por incumplir el precepto de las banderas, sino por lo extraña que nos resultaba esta simbología viniendo de quien venía. En definitiva, todo absolutamente asombroso y desconcertante. Por cierto, de haber realizado un segundo mural para el otro baño, seguramente habríamos escogido este último, con pequeños ajustes simbólicos. Por último, nos recalcaron que no dejáramos espacios libres en el mural (suponemos que para evitar en la medida de lo posible acciones vandálicas) y que indicáramos que era el baño de señoras.
Sin más dilación, comenzamos nuestra tarea. Al no haber empezado muy temprano (de hecho, acabamos de noche) no pudieron seguir nuestras evoluciones, ya que acabaron previamente su jornada laboral. Con respecto al boceto inicial, las novedades que incluimos fueron la indicación de que se trataba el baño de mujeres, como nos sugirieron, nuestra firma (habíamos solicitado firmarlo y nos lo habían concedido) y un castillo (que era el de Torrelobatón, otra villa de gran historia comunera cercana a Villalar), ya que nos quedaba un espacio en blanco. A sabiendas de que no se trataba del típico mural de Belfast o Londonderry, ni de las tres Gracias de Rubens, nos fuimos muy satisfechos, habida cuenta de nuestra casi nula experiencia previa en las artes decorativas.
Una semana después, al no recibir noticias por parte de la Fundación Villalar, nos pusimos en contacto con el alcalde y nos comunicó que en una reunión con miembros de la Fundación Villalar, le habían mostrado su profundo disgusto con el mural. No obstante, él nos manifestó que le había encantado. Llamamos al jefe de obra para que nos diera explicaciones con los motivos del rechazo por parte de la Fundación Villalar, y nos comentó que habían sido principalmente tres las razones que le habían transmitido:
• Incumplimiento del precepto de no incluir letras. Con esto se referían a nuestra firma. Tras muchas insistencias acabaron reconociendo que, efectivamente, nos habían permitido firmarlo… ¡pero que creían que íbamos a poner nuestros propios nombres! ¿?
• Dibujo modificado. Con esto se referían a la inclusión del castillo de Torrelobatón, que es cierto que no se encontraba en el boceto inicial. Adujimos que eso era para rellenar la gran extensión del mural y que, al igual que ellos habían indicado que pusiéramos “señoras” y un dibujo de una chica, lo que a efectos de modificar el boceto es lo mismo, nosotros no vimos nada mal en rellenar un espacio que quedaba libre. También comentaron que esperaban que íbamos a dibujar “más gente”. Argumentamos que por cuestiones técnicas, es decir, que no somos profesionales, el mural nos quedaba mejor sin demasiado tumulto de gente.
• La norma de las banderas. “Ninguna bandera”, nos dijo. “Eso no es verdad”, contestamos. Aunque ciertamente dijeron que no nos excediéramos con estos elementos, recordamos que en todo momento nos habían estado proponiendo murales con banderas (sin ir más lejos el de la foto que ya hemos adjuntado) y es más, en el boceto que les enviamos, aparecían banderas. Ante la solidez de nuestros argumentos, la respuesta fue “en el boceto casi no se distinguen esas banderas” ¿¿¿??? , y que al fin y al cabo, “en el boceto no tienen colores y no juegan un papel destacado en el conjunto del dibujo” (suponemos que porque quien lo imprimió lo hizo en blanco y negro, lo cual no es nuestro problema).
En definitiva, desde Castilla Joven consideramos que son unos argumentos poco sólidos y que alguno de ellos roza lo ridículo.
También nos comentó que la Fundación Villalar ya se había puesto en contacto con una Escuela de Bellas Artes de Valladolid para remendar el “borratajo” (sic). Como se pudo ver al final lo único que se hizo fue pasar el rodillo, dejando la pared como reclamo perfecto para quien quisiera expresar sus opiniones de forma vandálica.
Y ya para finalizar dejó entrever el trasfondo de todo este asunto, que evidentemente es político. Dijo que fueron varios técnicos y responsables de la Fundación Villalar y que no les gustó en absoluto el mural. No era ni de lejos lo que ellos querían, puesto que su idea iba más por hacer un mural colorista, sin formas definidas y llamativo. Concretó, sincerándose, que, detrás de la decisión de la Fundación Villalar hay un interés netamente político, ante el que ninguno "pintamos" (incluyéndose) nada ni tenemos derecho a replicar. Ahí le aclaramos que nuestro dibujo, lejos de ser lo que a nosotros nos gustaba, refleja un día de la fiesta de Villalar y que cualquiera que venga a la campa, reconocería este mural como una estampa típica, ante lo que contestó que lo desconocía porque nunca había estado, circunstancia que compartía con el miembro de la Fundación Villalar con el que nos reunimos el día que fuimos a pintar.
Ya más adelante, Pablo Villar, que en todo momento ha tenido un trato exquisito e incluso nos pidió disculpas en su nombre sin ser arte ni parte, nos ofreció una pared municipal para realizar nuestra obra (que habéis podido ver) con mayor libertad. Quedó muy satisfecho, al igual que los vecinos del pueblo, que nos felicitaron unánimemente por la labor y se quedaron estupefactos cuando se enteraron de que iban a tapar el de la campa.
Recientemente, ya después del 23 de abril, enviamos un artículo de prensa a diversos medios explicando someramente lo acontecido (lo habéis podido ver en nuestra página y en el foro).
Una hora después, el teléfono de uno de nuestros miembros ya estaba recibiendo llamadas con pertinaz insistencia por parte de la Fundación Villalar, los mismos que “olvidaron” informarnos de que iban a silenciar nuestra obra, aunque por diversos motivos no se pudo establecer una comunicación con ellos en ese momento. Al día siguiente, al ver que la mayoría de los medios no se había hecho eco de nuestro comunicado y que los pocos que lo hicieron, pasaron convenientemente la tijera, cesó su afán de comunicación.Que cada cual saque sus propias conclusiones.