Las dádivas que este gobierno hace con dinero público del sacrificado contribuyente -dice ZP- que para el desarrollo del tercer mundo- ¿se lo creemos ? sin tan siquiera preguntarnos si estamos de acuerdo. Afirma que lo seguirá haciendo, 40.000 millones este año. Ni un euro de sus bolsillos, o sea que echan la carga a las espaldas de la gente, como los fariseos. Y afirma que los once millones de votos que tiene los ejercerá con "contundencia" entendamos soberbia. Habría que saber cuanto de ese parné llega al pobre negrito o indio américano y como lo administra el pais receptor, tenemos derecho a explicaciones.
Sobre las "ayudas" que el Gobierno realiza con dinero de todos, al tercer mundo, y que van para financiar regímenes dictatoriales de izquierdas, o islámicos, daría para un tema solo.
Pensar en la UNIFIL, destacada en el sur del Líbano, con la misión de garantizar la paz en la zona y permitiendo que los terroristas de Hizbollah continúen sus ataques contra Israel mientras, como ha dicho un general español, ellos se dedican a buscar espías israelíes es, como poco, de broma.
El Gasto público, en líneas generales, adolece de un problema esencial, y sencillo. La nula comprensión que tienen quienes lo detentan, de su orígen y del sacrificio que cuesta. La expresión "el dinero público no es de nadie", evidencia el uso interesado y partidista que se hará del mismo, pero también eldesprecio absoluto por los millones de trabajadores a los que se les roba ese dinero.
Cuando hablamos de trabajadores a los que se les roba ese dinero nos referimos, porque hay que hacerlo así, a que muchos trabajadoress están trabajando hasta 6 meses para el Estado. Si su vida laboral son 30 años -es una burla- significa que, manteniendo esa presión fiscal, han trabajado 15 años para el Estado. Quince años para que el funcionario de la ventanilla les trate como una basura, para que el Guardia Civil les considere un delincuente, o para ver cómo una funcionaria dice, por la tele, que el dinero que le han robado y tanto le ha costado ganar no es de "nadie".
En fin, una verdadera vergüenza.
P.S Por si no ha leído a Pérez Reverte hablando sobre un tipo cualificado de funcionario, los representantes públicos, le dejo un fragmento y el enlace:
Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.
Fuente
http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=4367&id_firma=9091