Los piques, a veces bastante insanos, entre unas provincias y otras, y unas ciudades y otras no son exclusivos de Castilla. Conozco de primera mano la tirria que tienen los malagueños a los "miarmitas" que es como llaman a los sevillanos, y algo parecido pasa entre Gijón y Oviedo, o entre Vigo y La Coruña. Sin embargo es verdad que, por diversas razones, algunas de las cuales se me escapa, pese a que las provincias datan exclusivamente de 1830 el provincianismo ha echado mas y más fuertes raices en Castilla que en los demás territorios.
Una explicación viene dada por que en Castilla y León, (y en el resto de territorios castellanos), los procesos autonómicos fueron una autentica chapuza. Así, ni se unificó a Castilla entera, desde el cantábrico hasta Despeñaperros como debia haberse hecho (supongo que algún político avispado hizo la cuenta de las poltronas y coches oficiales que se perderían en ese caso).Tampoco se optó por unificar toda la Castilla Norte, (dejando fuera a dos territorios que siempre habían sido castellanos, e incluso cunas de Castilla, como Santander y Logroño). Con lo que quedó una cosa más bien ortopédica y rarita, que ni era Castilla entera, ni era Leon solo, y en la que toda la casta de caciques provinciales miraban con suspicacia al vecino con miedo de que les fueran a robar la merienda.
Por otra parte, yo creo que los piques provinciales podrían ser mantenidos en terminos llevaderos si no existiera el ejemplo palpable de que cuanto más se llore, (León-Llorón), mas favorecido se sale. Esa tendencia continua a privilegiar el desapego a la larga no puede resultar sino nefasta, un autentico puñal en el costado de cualquier institución.
Pero en fin, yo confio en que en la proxima reestructuración del estado español, (que ocurrirá tarde o temprano Cataluña y Euskadi mediante), las cosas se hagan con sensatez. Exista una suficiente base de opinión castellanista, y se opte por la Castilla total, Norte y Sur unidos, sin apellidos. Eso, unido a una territorialización basada en la comarca, enterrando para siempre el engendro provincial, dejaría los piques entre ciudades y/o equipos en su justa medida, como ocurre en cualquier pais serio, y no como ahora, que vemos como se montan las guerras púnicas entre Valladolid y Burgos (es un ejemplo) por un quitame allí una estación.