Parecen, en principio, pertenecientes al tipo de Muño, los topónimos actuales
Muñana, en el Valle de Amblés y Navamuñana, anejo de Santiago del Collado,
en tierra de Piedrahíta. Muñana podría proceder de Muño Ana, pues Ana debió
de existir como nombre personal entre los vascones, a juzgar por los nombres personales
diminutivos Annaso, Analso que aparecen en documentos de Valpuesta de los
años 903,911 Y 929, Y por los apellidos patronímicos Aniz, Anniz, Hanniz que encontrarnos
en nombres que figuran en documentos del monasterio de Arlanza, de San
Millán, de Valbanera, e incluso de Oviedo, de los siglos X, XI Y XII.(lOO) Por cierto que
Caro Baroja relaciona todos estos antropónimos con los nombres personales Hanna,
Hannac, Hannas que se documentan en las inscripciones aquítanas. Claro que
Muñana podría también proceder de Amuña Ana, cosa no imposible, teniendo en
cuenta que Amuña aparece en algún otro topónimo abulense, como veremos a continuación.
En el «Becerro. aparece la aldea llamada Tiamuña, en el Valle de Amblés.(
102) La aldea ha desaparecido y se ha convertido en un despoblado perteneciente,
según A. Barrios, al término municipal de Cillán.Evidentemente, en la segunda
parte del topónimo encontramos el nombre personal vascón Amuña que es la palabra
vasca Amona, Amuna, Amuña, habilitada como antropónimo femeníno. Amuña,
como nombre de mujer, aparece insistentemente en los documentos medievales abulenses,
y también, por cierto, en los documentos de Alba de Torrnes: no tiene nada
de extraño, por lo tanto, que encontremos este nombre en los topónimos (en Tiamuña,
y, quizá, en Muñana, Navamuñana). Ahora bien, ¿cómo explicar el primer elemento
componente del topónimo, el elemento Tia? Se me ocurren dos explicaciones,
ninguna de ellas convincente: 1) Tiamuña puede ser Tu amuña, el mismo caso de
Mi anaya, Mi aita >Miecha; 2) Tiamuña podría ser el resultado de Aita amuña >Atia
amuña> Tiamuña.
Pasemos ahora a los topónimos de tipo Sancho. Creo que todos están de
acuerdo hoy en que desde el punto de vista histórico-cultural Sancho es un antropónimo
vascón(105) y que incluso es probable su origen lingüístico vascuence, aun-
que es indudable que muy pronto pasó al resto de los estados cristianos y se terminó
convirtiendo, lo mismo que el patronímico correspondiente, en uno de los más usados
en los territorios de la Corona de Castilla. Pero no cabe duda de que todavía en
los siglos XI y XII, época de la repoblación de Ávila, Sancho era nombre usado preferentemente
por las gentes de origen vascón, desde Vizcaya hasta el Alto Aragón, incluyendo
La Rioja y la antigua Castilla Condal, por lo que la mayor parte de los
topónimos abulenses en los que aparece Sancho se deberán a los repobladores procedentes
de territorios vascones o con fuerte superestrato étnico vascón.
En la actualidad encontramos en Ávila los siguientes topónimos del tipo Sancho:
Sanchicorto, anejo de Balbarda, en el Valle de Amblés, Sanchidrián, en el cabildo
de Pajares(107) Sanchbivieco, dehesa de Hoyos del Espino,(I08) Sanchorreja, en La
Moraña Alta, Hernansancho, en La Moraña,(I09) Solosancbo, en el Valle de Amblés.
Los más interesantes son Sanchivieco y Sanchorreja, y el más enigmático, Solosancbo,
cuyo primer elemento, Solo, debe ser el resultado de la etimología popular. Por
lo que respecta a Sanchivieco, es evidente que el fundador del pueblo de ese nombre
era un repoblador «serrano» llamado Sancho Obeco, con nombre de pila y cognomen
muy usados entre los vascones. Y por lo que hace a Sanchorreja, el segundo elemento
es un tanto enigmático, aunque teniendo en cuenta que primitivamente debió de
ser Sancho Urrecha (en el Valle de Amblés, según las «Consignaciones» había una aldea
llamada Valdurrexa),(IIO) podría pensarse en el apellido vizcaíno Urrecha, y en
la voz vasca urretxa 'avellaneda' .(111)
En la documentación medieval encontramos los siguientes topónimos: [Val
de] Sancho Blasco, en el cabildo de Pajares,(112) Sancho Estevan, en Arévalo, tercio
de Madrigal(113), Sancho Ortuio, cabildo de Pajares,(114) Sancho Sánchez, en La Moraña,(
IIS) Sancho Nanne, en el cabildo de Pajares. De ellos, los que presentan un interés
especial son Sancho Ortuio y Sancho Nanne: respecto a Sancho Ortuio, su
segundo elemento, Ortuio podría ser una errónea transcripción de Ortuño, apellido
que existe en el norte de Álava,(117) o quizá, aunque es muy poco probable, quepa relacionarlo
con Urtubi. Por lo que hace al segundo elemento de Sancho Nanne, se trata
de un patronímico, evidentemente, que presupone un nombre de pila Nanno,
Nannus, de origen desconocido, cuyo derivado patronímico actual es Náñez.
A estos topónimos del tipo Sancho habría que añadir Sant Galindo, Blasco
Sancho, Fortunsancbo, Xemen Sancho y Muñosancho, estudiados anteriormente dentro
de otros tipos.
Vicolozano es el nombre de un pueblecito cercano a Ávila, en el cabildo
de Pajares, que tanto en las «Consignaciones» de Gil Torres como en un documento
de la catedral de Ávila, del año 1291, aparece en la forma Ouieco Loçano, (118) lo que
quiere decir que el fundador o repoblador de esta aldea tenía como nombre de pila
Obieco/Ovieco, forma derivada del nombre hispánico prerromano, tan frecuente en
el territorio vascón, Obeco(119) De este mismo tipo son los topónimos abulenses actuales
Sanchivieco, ya estudiado, y Valdevieco, pago de Cebreros,(120) y el hidrónimo
Ovieco, nombre de un afluente del río Arevalíllo.
En los documentos medievales encontramos dos topónimos más de este
tipo: Ovieco Garcia, nombre de una aldea del cabildo de Zapardíel y Diago ueco,
de otra aldea, esta vez en Tierra de Arévalo, tercio de Rámaga.(122)
El actual pueblo de Flores de Ávila que formaba parte del cabildo de Zapar-
diel, se llamó anteriormente Vellacos, con esta grafía aparece tanto en las «Consignaciones
» de Gil Torres(123) como en un documento de la Catedral de Ávila, de 1291, y
en el «Becerro».(124) En los documentos altomedievales de Navarra, Alto Aragón y Vizcaya
encontramos con cierta frecuencia el patronímico Bellacoz, Bellacos, (125) que corresponde
al nombre primitivo Bellaco, también documentado, como, p.e., en un
diploma de San]uan de la Peña, del año 928, donde aparecen «Galindo Ennecones et
Bellaco frater cius»(126)
En el «Becerro» encontramos citada una aldea del cabildo de Pajares, hoy
un despoblado, llamada Yennego Munnoz,.(127) y en las «Consignaciones» del cardenal
Gil Torres aparece, en Tierra de Arévalo, tercio de Madrigal, una aldea que lleva el nombre
de [Fuentcalada de] Yenego Tello. (128) Yennego/Yenego es el primitivo nombre personal
hispánico, tan usado por los vascones altomedievales, Enneco. (129) Como ya hemos
dicho antes, es probable que el segundo elemento del topónimo medieval, transcrito
en el «Becerro», Munno Negro, sea una deformación, por etimología popular, o por
hipercorrección del escriba, de •Enego, Yenego. Si esta suposición correspondiera a
la realidad, tendríamos en Munno Negro/Munno Enego, otro topónimo del tipo Enneco.
En las «Consignaciones» del cardenal Gil Torres aparece, como perteneciente
al cabildo de Rialmar, la aldea que lleva el nombre de Çorraquin, (130) hoy un despoblado
junto a Cabezas del Villar. Zorraquin, Zorraquino es nombre personal muy usual
en Navarra en los siglos IX-XII, según afirma Caro Baroja,(131) cosa cierta, como también
lo es que este nombre aparece con mucha frecuencia no sólo en Navarra sino en
Álava(132) y en La Rioja, tanto en su forma original como en su derivación patronímica(133)
y casi siempre combinado con nombres usados preferentemente por los vascones
o vasconizados, como Onneca, Carcía, Monnio, Eita. Por otra parte, no es seguro
que la aldea de Zorraquín fuera bautizada con el nombre de su fundador, porque cabe
la posibilidad de que sus repobladores «serranos» fueran gentes procedentes de la localidad
de Zorraquín, en el Valle de Ojacastro, que quisiesen así recordar su patria de origen,
como lo hicieron otros muchos de los repobladores de Ávila, según vimos al
principio de esta disertación.
Esta relación de topónimos abulenses relacionados con repobladores vascones
termina con los nombres de Mingorria y Corría. Mingorría es un pueblo, cabeza
del ayuntamiento, a 15 Km. de Ávila, en el cabildo de Pajares, rodeado de peñascales
graníticos de excelente calidad, donde, según la tradición y la historia, trabajaron durante
decenios muchos canteros vascos que labraban e! granito para la ingente obra
de El Escorial. Todo e! mundo en la comarca está convencido de que Mingorría es topónimo
vasco puesto por los canteros euskaldunes, pero esto tan bonito no es cierto
porque en las «Consignaciones» del cardenal Gil Torres, del año 1250, ya aparece e!
topónimo en la enigmática forma Engorria(134) y, a partir de entonces, en todos los
documentos, e! topónimo presenta la forma Ningorria(135) (el cambio de Ningorria a
Mingorría es posterior al XVI).Apartir de la forma moderna, Mingorria, muchos han
visto en el topónimo una palabra de origen vasco, relacionándola con Mendigorria,
entre ellos, incluso, D. Claudio Sánchez Albornoz.(136) Yo no creo que Mingorria tenga
nada que ver con e! vasco, y aunque resulta una forma enigmática, partiendo de Engorria
la forma más antigua documentada hasta ahora, se podría presumir una forma
primitiva Mengo Rial, o Mingo Rial, que sería e! nombre más el apellido de! repoblador,
repoblador en este caso no vascón.
Gorría es un orónimo, e! nombre de un cerro, en la Sierra de Ávila. Pero
hubo también una aldea llamada Gorria, en e! Valle de Amblés, citada en e! «Becerro
».(137) Es probable que e! origen de Corría sea e! mismo que e! de Mingorría/
Ningorria/Engorria. En todo caso no creo en e! origen vasco de estos dos topónimos,
a pesar de las engañosas apariencias.
A juzgar por los topónimos, fueron muchos los repobladores de Ávila de
raigambre vascónica o con nombres usuales entre las gentes vasconas, repobladores
que en su mayor parte pertenecerían a los llamados «serranos» aunque también podían
llevar nombres usuales entre los vascones gentes de otras procedencias, sobre todo
los llegados desde la antigua Castilla Condal.
Y es curioso comprobar que los nombres fosilizados en la toponimia se repiten
en los nombres de los caudillos, adalides y caballeros que aparecen en la Crónica
de la población Ávila, gran parte de los cuales, llevan nombres vascones, cosa que ya
advirtió agudamente D. Claudio Sánchez Albornoz(138)
Como sabemos, e! «agorador» de los «serranos» de Cinco Villas se llamaba
Muño Echaminzuide. El retador de Alfonso el Batallador llevaba el nombre de Ve!asco
Ximeno, de! cual descendían los adalides abulenses Velasco Ximeno y Sancho Velasco.
Los caudillos de los caballeros de Ávila en su primera cabalgada a Sevilla, fueron Sancho
Ximeno y Gómez Ximeno. El mayor de los héroes «serranos», cuyas hazañas corrieron
de boca en boca rimadas en un cantar paralelístico de carácter épico(l39) se
llamaba Zorraquín Sancho. El adelantado que protegía la tierra de Ávila, atrincherado
en una torre de! Valle de! Tiétar, era Fortún Fortúnez. El más famoso de los traidores
y rebeldes abulenses se llamaba Muño Rabia, que quiso entregar varios castillos a las
gentes de Béjar y de Plasencia. El caballero de Ávila más hábil en los torneos era Muño
Gil, y en las luchas civiles con e! Reino de León destacaron Blasco Muñoz, «el soberbioso
» y Sancho García. En la expedición a Baeza quien lleva la enseña de Ávila es Muño
Blázquez. En la reconquista de las tierras andaluzas, bajo San Fernando, intervienen
decisivamente las huestes de Ávila, y entre los caballeros más destacados se hallan Gutierre
Íñigo, Blasco Blázquez, Muño Blasco, Azenar Ximeno, Yénego Rincón, García
Blasco y Sancho Muñoz.
Y lo verdaderamente importante es que la Crónica, a pesar de haber incluido
algunos hechos de carácter legendario, es en lo fundamental veraz, y responde a
la realidad histórica, pues la mayor parte de los personajes que encontramos en ella
aparecen también en los documentos de la Catedral de Ávila, y aparecen como personajes
importantes, como lo que fueron, es decir como alcaldes, jueces, adalides de
la hueste abulense, caballeros distinguidos.
Por otra parte, es curioso observar cómo en los documentos abulenses,
sobre todo en los documentos del XII, una gran parte de las personas que aparecen
ostentando cargos o firmando como testigos llevan nombres de raigambre
vascona.
Así, en e! primer documento de carácter no real ni papal que existe en la
Catedral de Ávila,documento del año 1146, aparecen: «Enneconius, episcopus; Amaurícus,
comes senior; judiz Blasco Enego: alcaldes Garcia Semeno, Cardíel Sancho, Mu-
nio Blasco, Domingo Pasqual, justicias Gomiz Nuno, Munez Blasco, Sancho Blasco;
portero Pelaio Montes»(140)
Y un importante testamento del año 1150, termina así: «Regnante Aldefonso
imperatore in Castella et in Toleto etiam in Leone.
Seniore de Ávila Amarrico, cornite: Enneconío exsistente Ávila episcopo;
judice Falkon; alkaldes Munio Fortun, Sancio Blasco, Gomez Lup, Munio Sancio, Munio
Lufarre, Blasco Blaschez, Domenico Munioz, Sancio Sanzhez.
Testes, qui viderunt et audierunt: Petra Petrez, presbiter; Petra Arnaldo,
presbíter, Santio Blasco, presbiter, Munio Lufarre, alcalde testigo; Santio Blasco, alcalde
testigo; Fortun Sancio, testigo, Cardel Santio, testigo; Munez Blasco, testigo, MuIDO
Sancio Berrozo, testís, Garcia Aznar, testis; Munio Rabia, testís: Gomez Acedo, testís,
Garcia Xemeno, adalil testis, Belasco Munioz Baraia, testis: Bicent Grande, testis; Domeníco
Pascual et suo filio, testes; Oveco Fortun, testigo».
Pero no sólo aparecen muchos nombres de raigambre vascona en los documentos
de carácter notarial, cosa que se podría explicar porque los «serranos» dominaron
en Ávila, sobre todo en los dos primeros siglos, y, naturalmente, la mayor
parte de los cargos estaban ocupados por ellos, sino que aparecen también, en gran
cantidad, en el «Becerro», ya de fecha tardía (principios del siglo XIV), como nombres
de los propietarios de las fincas colindantes con las propiedades del cabildo catedralicio
en gran parte de las aldeas de la diócesis. y entre estos nombres de estirpe vascona
encontramos no sólo los que han quedado fosilizados en la toponimia y los que acabamos
de ver en los documentos notariales (nombres que, como sabemos, también
se repiten en la Crónica) sino otros nuevos, como Andierazo. Moñica, Andregodo,
Huéñega (« Onneca), y algunos, poco documentados, toponímicamente, como Íñigo,
Aznar, Muñana, Blasquita, Urraca, Endura, Amuña.
Para que se pueda ver la cantidad relativa de nombres de raigambre vascónica,
transcribo a continuación la nómina completa de los propietarios, colindantes
con las tierras del cabildo catedralicio, de la aldea de Serrada:
«Mujer de Blasco Jimeno; Urraca Íñigo; Sancho Sánchez, hijo de Muño Gil;
hijos de Gómez Nuño Ortiga; Sancho jímeno, Sancho Muñoz; Alfonso Gómez; Blasco Muñoz,
hijo de Muñana Aznar; Blasco Núñez, hijo de Fernán Núñez, Blasco Sancho, hijo de
Sancho Díaz; Juan Domínguez, hijo de Blasco Jimeno, Yagüe, hijo de Muñana Aznar.(l41)
No es extraño, después de todo lo visto, que todavía hoy, en la provincia
de Ávila los apellidos más frecuentes, aparte de Sánchez y Carcía (que resultan menos
sintomáticos) sean Jiménez, Blázquez y Muñoz, descendientes de los muchos jimenos,
Velascos y Muños que con los Garcías, Sanchos, Aznares, Íñigos, Galindos, Fortunes
llegaron a las tierras de Ávila y Arévalo, a finales del XI, procedentes de las dos
vertientes del Sistema Ibérico, de las Sierras de La Demanda, Cameros y Urbión, con
su orgullo de serranos hidalgos, convertidos en Ávila en «guerreros-pastores», como
dice A. Barrios,(142) que durante siglo y medio serán el azote de almorávides y almohades,
con los que lucharán a muerte hasta la conquista de Andalucía, en cuyas campañas
desempeñarán un papel relevante.