http://www.estrelladigital.es/ED/diario/340720.asp?p=prA este hombre o le quedan dos telediarios y ya le da igual todo o realmente le tiene una manía espantosa al hijo y a la nuera y ha decidido siguiendo la tradición familiar que "despues de mi, el Diluvio"
El caso es que el señor coronado por la gracia del Generalísimo y la Constitución, que en tiempos fue persona astuta y prudente, experto en contentar a todos sin comprometerse con nadie y capaz de hacer pasar por virtudes hasta sus defectos, parece andar en baja forma, ha perdido cualidades y lejos de borbonear como en los viejos tiempos, ahora no deja de salir de un charco para meterse en otro.
Ya sea por la edad, por que ya le importa todo una higa o porque la endogamía borbónica es lo que tiene, el gran borboneador de la Transición, el rey campechano, ha perdido sus cualidades de encantador de serpìentes y ahora habla llanamente, se le escapan las verdades y la imagen duramente construida de rey para todos se le cae a trozos.
¿Habrá desmentido o aclaración oficial?
Yo no tengo tan claro como tú que apoyar las corridas de toros sea impopular en España. De hecho, a raíz del debate sobre la prohibición en Cataluña, detecto muchos comentarios de gente de la España profunda en el sentido de "yo no estoy a favor ni en contra de las corridas de toros, pero basta que los catalanes se opongan para que yo esté a favor". Ésa es la mentalidad del españolista medio.
En realidad la opinión del rey es lo de menos. A fin de cuentas todo el mundo tiene opinión.
La metedura de pata no está tanto en lo que opine como en el mero hecho de hacerlo posicionándose, pues de este modo rompe la imagen de equidistancia sobre la que asentó la aceptación y popularidad de la Corona.
Si algo ha caracterizado a Juan Carlos I es precisamente su habilidad para satisfacer a muchos sin incomodar al resto, algo que ha sustentado durante estos años en mantener un "perfil bajo" de opinión eludiendo comprometerse por sus opinones en temas polémicos y ofreciendo la imagen de rey imparcial y comprensivo capaz de escuchar y comprender a todas las partes sin decantarse por ninguna.
Los gustos, preferencias y andanzas del rey, que como cualquier persona tiene, han sido hasta la fecha tema de rumores nunca confirmados abiertamente. Por supuesto que al rey le puede gustar el Atlético de Madrid, ir a los toros o caerle mal Aznar, pero todo eso no ha pasado nunca de la categoría de chisme.
Al opinar abiertamente sobre un tema polémico, está renunciando a una de las bases sobre las que ha sustentado durante estos años la aceptación de la corona por parte de la ciudadanía. Está renunciando a ser "el rey de todos".
Al declarar su apoyo a los toros el mundo taurino cerrará filas sobre el manido argumento de "y si le gustan, por qué no va a opinar, ¿acaso no es también persona?". La cuestión es que esa persona es también rey por derecho vitalicio y al abandonar la equidistancia ha colocado a la Corona al servicio de una de las partes con lo que innecesaria, irresponsable (y gozosamente para mi) la expone a la crítica abierta de la otra parte; la "Corona para todos" se convierte así en "Corona para algunos".