XVIII Homenaje a los Comuneros en Toledo, 31 Enero-5 Febrero

REACCIONES EN PRENSA

http://www.abc.es/abc/pg060206/prensa/noticias/Toledo/Toledo/200602/06/NAC-TOL-228.asp

Defendiendo la verdad histórica y a los héroes toledanos que la hicieron posible, la Agrupación Provincial de Tierra Comunera solicita al Ayuntamiento de Toledo que se erija una estatua que recoja la personalidad de Juan Padilla y su esposa María Pacheco, que serviría de homenaje a todos los comuneros que en su día tuvieron el coraje de hacerse fuertes contra las tropas imperiales de Carlos V. Estamos hablando de nuestro pasado histórico, con sus defectos y virtudes, pero que existió en un tiempo de individualidades que defendían hasta la muerte el pabellón de Castilla en la denominada guerra de las comunidades. Si tuvieran el honor y la suerte en Cataluña de poseer nombres de tanta alcurnia y sentimientos para luchar por ésta región, con total seguridad los juan padillos y maría pachecos de aquellos territorios tendrían una estatua en todas las plazas principales de las localidades catalanas, su memoria sería reivindicada año tras año, y nadie se atrevería a poner en duda la gesta de quienes lo perdieron todo, hasta la vida en el cadalso, para hacer más fuerte e independiente una bandera autonómica.Esto ocurre en Cataluña, por poner un ejemplo, pero nuestra Castilla que es ancha se prefiere mirar a otro lado cuando se reivindica la leyenda de nuestros héroes y heroínas, por aquello de que políticamente puede ser incorrecto. Así es Castilla, pero en Cataluña todo es totalmente diferente porque saben pedir y lograr lo que les interesa tanto en la hacienda, la lengua, y en el devenir de la historia.

Juan Padilla fue un noble castellano nacido en Toledo en 1490. Apoyó la rebelión comunera, fue designado capitán general del movimiento en toda Castilla, conquistó Ampudia y Torrelobatón, pero fue derrotado por las tropas imperiales en Villalar (1521) donde fue ejecutado. Su esposa, María Pacheco, hija del conde de Tendillas y de una hermana del marqués de Villena, nobleza por todos sus poros, al enterarse de la muerte de su esposo tomó las riendas del movimiento comunero en Toledo, se instaló en el Alcázar y preparó a la ciudad para una larga resistencia, que no pudo llevar a cabo porque 17 días después tuvo que firmar la rendición. Si este matrimonio de Castilla hubiera tenido raíces catalanas, su estatuas recordatorias estarían en lo más alto de las torres de Gaudí. Temas de la política y de quienes la saben interpretar a su favor.

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http://www.diariolatribuna.com/Toledo/secciones.cfm?secc=Local&id=260040

TC reclama el protagonismo de Castilla como «gigante histórico y económico»

Luis Marcos denunció la situación «absolutamente subordinada y subalterna» que ocupan las comunidades castellanas en el actual proceso de reforma estatutaria

El morado, como color de Castilla, fue el protagonista de la mañana toledana del domingo. Las plazas de Zocodover y de Padilla reunieron a los miembros y simpatizantes de la agrupación política Tierra Comunera que, por décima octava vez, celebró la revolución -popular y democrática en defensa de las libertades castellanas frente al carácter centralizador y autoritario de Carlos V- de las comunidades de Castilla que, en Toledo, tuvo su núcleo fundamental y sus actores principales, Juan de Padilla y María Pacheco.

Pero además del homenaje, el secretario general de Tierra Comunera, Luis Marcos, quiso aprovechar el escenario para denunciar la situación de «absoluta subordinación» que en el marco de la reforma del estado de las autonomías están teniendo las comunidades castellanas. Un proceso abierto que, en sus palabras, «se pretende solventar con un pacto entre Cataluña y el Gobierno central», porque los representantes políticos de Castilla-La Mancha no están asumiendo la responsabilidad que les corresponde.

Así, y denunciando que sea Castilla la que tenga que aceptar «ese papel subalterno», Luis Marcos se preguntó por la respuesta que tendrían los ciudadanos de toda España si la reforma se hubiera pactado «entre Barreda y Zapatero» y fuera un «plato que tuvieran que consumir ya preparado el resto de las 17 autonomía del Estado», un hecho que sería inaceptable como lo es el bilateralismo conformado entre el Gobierno central y la Comunidad de Cataluña.

Las reivindicaciones fueron constantes porque las nuevas circunstancias políticas están careciendo, en las comunidades castellanas, de la responsabilidad de PP y PSOE que en vez de defender las especificidades propias de la tierra «están aceptando las estrategias diseñadas por sus cúpulas centrales en Madrid», un hecho que convierte a José María Barreda en «un peón más de Zapatero» y que sitúa a José Manuel Molina en la misma tesitura con respecto a Rajoy.

Este es para Tierra Comunera, por tanto, un momento adecuado para plantear las necesidades de las comunidades castellanas que, en el caso de CLM, es obvio «que requiere en esta reforma el reconocimiento de la situación de comunidad empobrecida», que no pobre, debido a la estrategia que ha seguido el Estado en la ubicación de las zonas industriales y de las zonas de inversión preferente. En este sentido, quiso recordar el secretario general de TC, que son comarcas «despobladas, amenazadas por el envejecimiento y la falta de alternativas económicas» y que, además, van a sentir los próximos recortes de las ayudas europeas y agrarias.

Con este panorama nada favorecedor para una Castilla dividida en cinco comunidades, en opinión de Luis Marcos, es clave potenciar en este año 2006 un papel político «propio para Castilla en el conjunto de España» y una situación adecuada para los ciudadanos que, al margen del PP y PSOE, crean «en la tierra y en una la alternativa castellanista para ella».

Este posicionamiento nacionalista encaminado a hacer de lo que ellos denominan Castilla una de las protagonistas del devenir nacional, pasa por exigir a los actuales dirigentes políticos las actuaciones pertinentes para que «Castilla ocupe un verdadero papel en el conjunto de España y Europa», de la misma forma que desde Tierra Comunera se reclama que la reforma del estado de las autonomías «tiene que dotar a Castilla de un reconocimiento propio». Una memoria que tiene que articularse, como señaló Marcos, dentro de un contexto de «cooperación entre todas las comunidades castellanas», que es lo que garantizaría que Castilla -que es un gigante en cuanto a su historia su poder económico y su potencial-, dejase de ser «un enano político» que carece de fuerza política propia y que está representada sólo por el PP y PSOE. Por ello, TC entiende que la reforma del estado de las autonomías debe ser «algo multilateral en el que participen todas las comunidades autónomas».

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