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Autor Tema: Dionisio Ridruejo - "Burgos, la Castilla condal"  (Leído 2703 veces)
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« : Noviembre 30, 2010, 01:58:45 »





Desde que nos asomamos al Bajo Campoo estamos en una tierra poco pegadiza. Es la Castilla seca; aunque, a modo de transición, encontraremos al norte de Burgos pequeños paraísos, labrados por las aguas en forma de valles, donde duran las hayas, continúan los acebos, van los robles haciéndose más recogidos, comienzan a estirarse los chopos y llevan primavera en flor los árboles frutales. Un poco más abajo la impresión dominante o panorámica se mostrará severa. Son las moles calcáreas, rotas y horizontales. El pedregal domina. Los "páramos de asceta" son vastamente grises, áridos, desnudos, y se impone un grave sentimiento de soledad planetaria. Luego vendrán los montes, pero ¡qué distintos! Se ha solido decir (y ésta es también nuestra experiencia) que los paisajes netos, secos y sobrios proporcionan una fruición muy distinta a la de los paisajes húmedos, selváticos y pintorescos. En éstos se produce cierta disolución de la individualidad del espectador, que se integra en el paisaje, mientras que en aquéllos esa individualidad queda fortalecida como de rebote. Si fuéramos aficionados a esta clase de elucubraciones, podríamos deducir de ello alguna teoría psicológica sobre el hombre meseteño, cuya intimidad rebrota de un medio que jamás confunde y que, con frecuencia, exalta más de lo debido.
Nuestra primera impresión lleva aneja una nota de pobreza, de dificultad para vivir. Un cotejo de datos nos demostrará enseguida que no se trata de una mera apreciación literaria. La provincia de Burgos, en la que acabamos de entrar, es una de las provincias "grandes" de España: 195 kilómetros de norte a sur y 149 de este a oeste; 14.328 kilómetros cuadrados de superficie. Sobre ella habitan 390.000 seres humanos. Acabamos de abandonar Santander: 5.293 kilómetros cuadrados para 450.000 habitantes. Esos habitantes disponen en Santander de una renta económica de 9.600 millones. Los de Burgos, sólo de 5.700.

Población

Burgos se presentará según la vayamos recorriendo, como un enorme relicario histórico que nos impondrá casi siempre la ilusión manriqueña de que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Es la idea que dejan los castillos en ruinas, los templos sobrantes, los pueblos venidos a menos. Solamente en tres puntos contemplaremos una realidad distinta: en Miranda de Ebro (casi riojana), con sus 28.000 habitantes; en Aranda de Duero, cuya vida es muy superior a su envoltura monumental, con sus 13.000 habitantes en aumento; y en la propia Burgos, a la que el turismo y la industrialización hacen crecer y prosperar de un modo visible y que ha pasado de los 40.000 habitantes de 1936 a los 85.000 actuales. Otros pueblos, por el Ebro, el Arlanza o el Duero, se mantienen equilibrados, sin decadencia ni rebaja. Los más denuncian el menoscabo del presente, y ésta (como ya anticipamos en su lugar) será nota frecuente en nuestros recorridos por la Alta Castilla interior. Ningún pueblo de la provincia, aparte de los citados, sube de los 3.000 habitantes, y alguno de los "grandes", como Frías, no pasa de los 700. Salvo en su extremo norte, no hay en Burgos, como había en La Montaña, diseminación campesina, pero sus núcleos urbanos son, con frecuencia, diminutos. Basta considerar que hay 500 Ayuntamientos en la provincia, con 1.273 núcleos residenciales.

Relieves y ríos

Orográficamente hablando, el señor López Mata distingue, en síntesis, dos Burgos diferentes. El del norte, desde Amaya a Pancorbo, pertenece a la Castilla pedregosa y calcárea del cretáceo. Son parameras grises, de pobre vegetación, rotas por las erosiones y muy altas. Esta Castilla calcárea, blanca y dura continuará como paramera por todo el costado occidental de la provincia y aflorará encima de Salas de los Infantes, en las sierras, de las cuales la Demanda representa a la Castilla pizarrosa y silúrica. La segunda Castilla, miocena y en parte arcillosa, ocupa el resto de la provincia. Es la Castilla rojiza, la del barro, que se reflejará con frecuencia en los materiales de construcción. Cabe, sin embargo, una diferenciación más compleja, en la que entran con ajuste explicable la orografía y la historia. Al norte de Burgos se diferencian bien dos países: el que, arrancando de Amaya, llega hasta Sedano y ocupa los primeros accidentes aplanados y pedregosos del Sistema Ibérico, y el que, apoyado en las montañas de Santander y Vizcaya, con Álava al flanco, asiste al paso encañonado y serpenteante del Ebro y se forma en las riberas de sus afluentes mas tempranos. Este país de rinconada es aún "montaña exterior" y se distingue por el efecto que producen unas honduras del valle que no suben de los 500 metros, abriéndose bajo macizos montañosos que pasan de los 1.000 y que a veces los duplican. Es la tierra de pequeños paraísos a que hemos aludido. La parte occidental de la Castilla burgalesa, debajo de Amaya, con Villadiego y Castrojeriz, es aún parameña y extiende su carácter hasta el mismo Burgos y, más al sur, al Campo de Muñó, con menos pedregal, más nava ancha y más sierra plana, hasta que se abre al llano sin limitaciones que, al poniente, inicia el planeta desnudo de los Campos Góticos. Una tierra de carácter intermedio es, al lado opuesto, la comarca natural de La Bureba, con los Obarenes al norte, el páramo ibérico al oeste y los Montes de Oca al sur y a levante. Otro aspecto tiene la banda oriental montañosa o serrana, con todas las ondulaciones del Sistema Ibérico, desde Cerezo a la Sierra de San Millán (en la Demanda) y desde ésta, por la Concha de Pineda, hasta las de Neila y la Campiña, que enriquecen el partido de Salas. En fin, otra porción bien definida de la Castilla burgalesa es la del Duero, la más arcillosa, abierta y regada, que constituye, al mediodía de la provincia, un país que no puede negar su continuidad con las riberas que siguen hacia Soria o bajan por Valladolid.
Ajustándose a esa organización va la decisión de los ríos, en cuyas terrazas aluviales buscaron siempre los hombres sus asientos de preferencia. Por lo que se refiere al noroeste, está clara la función del Ebro. El Ebro corre por Burgos 145 kilómetros y su cuenca ocupa un tercio del territorio. El Duero corta la provincia levemente por el sur (68 kilómetros), pero su cuenca ocupa los dos tercios restantes de su espacio. En esa cuenca definen y enlazan el Burgos medio dos ríos de considerable personalidad: el Arlanzón y el Arlanza. La determinación fluvial de la parte occidental es, en cambio, irrelevante, salvo la misión fronteriza que cabe atribuirle al Pisuerga que corre, todo él, fuera de la provincia.

La historia

Los pasos históricos de Castilla se acomodaron a esos presupuestos naturales, que por una parte invitaban al escalonamiento (de río a río) y por otra imponían la disgregación o multipolaridad en la tarea pobladora. Cuanto dejamos dicho sobre la Castilla medieval y renacentista debe aplicarse a Burgos, y ello nos excusa de nuevas digresiones. En conclusión, establecimos ya cómo al consagrarse en Europa el triunfo de la burguesía e iniciarse la euforia del mundo moderno, Burgos se ve arruinada. Sus castillos desmantelados por la concentración de la riqueza aristocrática y del poder cesarista; sus palacios y moradas desertados por gentes que emigraban a tierras más prósperas, a la Corte o a las Indias; su renacimiento cultural atajado por los muchos males que vacían, deforman, alucinan o desesperan a los españoles del Barroco. La recuperación del siglo XVIII, demasiado breve, se dejó sentir en Burgos como en todas partes, pero la invasión napoleónica castigó duramente sus tierras, talando bosques, arruinando edificios y quemando poblaciones. La guerrilla del Empecinado fue entonces su mayor gloria provincial, mientras los Bonaparte preludiaban en la ciudad algunas de las transformaciones que dan a su actual fisonomía un aspecto tan amable como lo permite el clima extremado. Desde fin de siglo (ya lo hemos dicho) tres núcleos burgaleses inician la recuperación que en los últimos quince años se viene acelerando: Miranda, Aranda (con Roa) y la propia capital. El resto de la vieja Castilla sigue, esperanzada en los valles y fatigada en el paramal, inclinándose sobre la gleba con la fortuna puesta "a la voltaria rueda del año".

Límites y vías

Concretemos ahora sus realidades. Hemos dado la superficie, la población y la renta, y la distribución de sus habitantes. La dispersión no es tan grande como en La Montaña, salvo en el partido de Villarcayo. Lo que hay en cambio, son grandes soledades en las parameras y en las serranías. Rodean a Burgos, Vizcaya y Santander por el norte; Palencia y Valladolid por el oeste (con el Pisuerga como límite); Álava, Logroño y Soria por el noreste, este y sudeste; y Segovia y Valladolid por el sudeste, sur y sudoeste. Un trozo de Burgos (Treviño) se enclava en tierra alavesa. Las entradas son múltiples, pues Burgos es tierra crucial y bien comunicada. La atraviesan las carreteras de Madrid a Irún, a Santander y a las tierras leonesas (y, por lo tanto, a Asturias y Galicia) y otro tanto puede decirse de las travesías de este a oeste, entre Aragón y la banda atlántica. Tiene Burgos unos 650 kilómetros de carreteras nacionales, 419 comarcales y una red interlocal de 1.456 kilómetros más. Los ferrocarriles suman un trayecto de 135 kilómetros en el de Madrid a Irún, que pasa por Castrojeriz a Miranda de Ebro; 85 en el de La Robla (León) a Valmaseda (Vizcaya), que entra por Arija (junto al pantano del Ebro) y sale por el valle de Mena; 55 kilómetros en el de Valladolid a Ariza, que entra por Roa y sale por La Vid, con el Duero. También le sirven el de Santander-Mediterráneo (inconcluso) que funciona, viniendo de Calatayud y Soria, desde Hontoria del Pinar hasta Cidad de Valdeporres, donde se une al de La Robla, que sube al Escudo. Por último, está recién inaugurado el directo de Burgos a Madrid, que duplicará para Aranda el buen servicio de la carretera general. De su compleja red fluvial, Burgos aprovecha el Ebro, algo del Arlanzón y el Arlanza y casi por completo el Duero. También son económicamente benéficos los ríos de La Bureba (el Oca) y un buen trozo del Esgueva en Lerma. De los demás ya iremos viendo. En Burgos llueve lo corriente en clima seco y de pocos árboles: hasta 1.000 litros muy al norte, sobre 700 en el centro y no más de 400 en el sur. Las heladas son recias (el 18º bajo cero no es raro en Burgos) y los soles de verano son de justicia.

Economía

El agro es pobre, salvo en puntos muy escogidos. La riqueza forestal se concentra en el partido de Salas, con manchas más pequeñas de pinar en otros puntos y mucho robledal en la banda del nordeste. La ganadería no es cuantiosa: 66.000 cabezas de vacuno (en descenso), con sólo 6.000 holandesas y 1.000 suizas; 15.000 cabezas de ganado caballar, gran parte de él mular (también en descenso), aunque hay que añadirle un pico de 13.000 asnos; 44.000 unidades porcinas (excelentes las de la Sierra), y 600.000 ovejas, la mayor parte de ellas en la zona merinera de la Demanda, con un descenso enorme sobre el millón largo que tenía esta sierra a fin de siglo. Mucha apicultura en Valdivieso y en la parte de Salas. Y caza de pelo y pluma: codornices en abundancia por los campos cerealistas del oeste, conejo en casi todas partes, corzos y jabalíes en la Sierra de Salas, lobos fieros en los Montes de Oca.
El cultivo dominante es el de cerales en toda la parte central y occidental: 180.000 hectáreas de trigo que dan poco más de dos millones y medio de quintales métricos, con oscilaciones decrecientes; 70.000 hectáreas más para avena, centeno, cebada y maíz, contando unas 3.000 de regadío; 59.000 hectáreas de leguminosas en secano y algunas de regadío, especialmente para alubias; a las patatas se dedican 20.000 hectáreas (4.500 de regadío) y son famosas las de siembra en la zona del norte. Los regadíos, como en su momento veremos, alcanzarán unas 8.000 hectáreas en total y hay posibilidad de duplicarlos. La remolacha azucarera ocupa una parte importante de ese espacio. En fin, los frutales de los valles son de importancia en Villarcayo y en La Bureba y no faltan en casi ninguna franja ribereña. La vid no es abundante, salvo en el Duero y Covarrubias: 25.000 hectáreas, que dan 350 hectolitros de vino y algo más para uvas de mesa. El subsuelo es pobre, salvo en la parte norte: Poza, Rosío. Hay un poco de hierro, cobre y plomo en la zona de la Demanda que se une a la de Neila; manganeso en Belorado, sulfato sódico en Cerezo y carbón poco explotable bajo la Sierra de San Millán. Abundan más los yesos, las arcillas y las piedras de cantería caliza.
Del desarrollo industrial iremos hablando donde se haga patente. En todo caso, la balanza comercial de la provincia no es halagüeña: se exportan trigos y harinas, ganado lanar, chacinería, patata de siembra, quesos, ajos y cebollas, maderas de construcción y colofonias, fibras artificiales, celulosa, algún tejido de algodón, alpargatas y curtidos, guantes, bayetas y bionas, algo de material eléctrico y carbón vegetal. Se importan en gran escala los productos alimenticios: carnes, pescados, frutas y hortalizas, arroces, coloniales y vinos. Se importa el vestido: lanas, algodones y fibras tejidas. La maquinaria de toda especie, herramientas y motores. Los productos farmacéuticos y químicos (abonos, etc) y la loza y cristalería.

Últimos datos

Culturalmente, Burgos ilustra en el bachiller a unas 1.500 personas y tiene abiertas unas 1.400 librerías, que es índice bastante alto. Emigran de Burgos unas 8.000 personas al año, con incremento visible de uno a otro. Entre el 60 y 70% de la población es rural y agrícola.
La burgaleses se divierten como todo el mundo, incluso editando revistas de poesía, pero en los pueblos (hasta que el televisor lo arrase todo) se juega a la pelota, a los bolos y a la tuta, que es el juego de pulso, cuyo objeto es una especie de canuto con monedas encimas.
El censo monumental de la provincia es impresionante: más de 30 castillos y otros tantos palacios, 75 unidades románicas y 39 góticas sólo en arquitectura religiosa; una docena de modelos platerescos, seis ejemplares más o menos ruinosos de arte visigodo, algunas muestras mudéjares y almohades, once museos y un número importante de archivos de interés histórico. Habrá que irlo viendo.



Dionisio Ridruejo - "Castilla la Vieja: Burgos". Ediciones Destino, 1973.
« Última modificación: Diciembre 03, 2010, 21:54:13 por Maelstrom » En línea
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Y subiéndose a los montes, comunica por hogueras


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« Respuesta #1 : Diciembre 01, 2010, 01:09:40 »


Buen prosa,fácil de entender, clara, concisa, nada empalagosa y diría que hasta moderna.Es decir muy castellana.Y curioso personaje Dionisio Ridruejo, que empezó siendo del régimen y acabo pagando las consecuencias de ser libre.Por poner un pero: lo de Miranda de Ebro casi riojana.
« Última modificación: Diciembre 01, 2010, 01:13:00 por caminante » En línea
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« Respuesta #2 : Diciembre 02, 2010, 01:25:19 »


Pues la verdad, Caminante, yo tampoco entiendo muy bien la opinión de Ridruejo sobre Miranda... ¿Alguien la entiende?  icon_rolleyes
« Última modificación: Diciembre 02, 2010, 01:28:30 por Maelstrom » En línea
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« Respuesta #3 : Diciembre 02, 2010, 02:01:47 »


Pues yo lo entiendo perfectamente: Miranda está más cerca de Logroño que de Burgos, en el Valle del Ebro, y con Pancorbo de por medio hacia Burgos. Lo siento por quien lo mire desde una óptica "castellanoleonesista", desde mi óptica La Rioja es igual de Castilla que Burgos o Pucela.
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El estado español : estructura caciquil garante de las mayores injusticias que se pueden encontrar en Europa. Castilla: primer pueblo sometido y amordazado por él. Nuestro papel no puede ser echarle encima este yugo a cuantos más mejor, sino romperlo por fin y librar con ello al mundo de esta lacra.
caminante
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« Respuesta #4 : Diciembre 02, 2010, 03:31:46 »


Pues yo lo entiendo perfectamente: Miranda está más cerca de Logroño que de Burgos, en el Valle del Ebro, y con Pancorbo de por medio hacia Burgos. Lo siento por quien lo mire desde una óptica "castellanoleonesista", desde mi óptica La Rioja es igual de Castilla que Burgos o Pucela.
¡Coño pero es que si nos ponemos así pues Castilla la Vieja pa los vascos, y Madrid y Castilla la Nueva pa Andalucía.Cerramos el Foro, nos olvidamos de construir Castilla y ese tiempo que ganamos para la telebasura.Oye y a lo mejor es la solución de España icon_evil icon_evil.
No, fuera de coñas Miranda de Ebro es tan castellana como Logroño, Haro o Aranda de Duero. Es que además me parece una comparativa facilona por la cercanía geográfica, ¿por qué que es ser más riojana que burgalesa?, por la misma razón podía haber dicho alavesa o vasca.
Pero vamos que un tío que escribe mucho o habla mucho tiene derecho a equivocarse y este es un errorcillo perdonable frente a esa prosa tan nítida y clara.
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Navarrete
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« Respuesta #5 : Diciembre 03, 2010, 15:45:26 »


Teniendo en cuenta que el escrito de Ridruejo es de 1973, casi diez años antes de la instauración de las actuales comunidades autónomas, no cabe duda de que él hace referencia a La Rioja como comarca natural, económica, climática, social, paisajista, desde luego no a la Rioja política que como queda dicho no tomaría forma hasta diez años más tarde y de forma sorpresiva, visto desde aquella perspectiva en pleno franquismo. Diferente sería si Ridruejo, en aquel contexto histórico, se hubiese refererido a Miranda como "casi logroñesa", aquí sí habría un componente político-administrativo.
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