- La dulzaina.
Yo diría que lo singular en Castilla no es la dulzaina sino su repertorio, por dos razones: primera que la dulzaina no es un instrumento estrictamente castellano y la segunda porque no es tan fácil definir un patrón de dulzaina castellana válida en todas partes.
Formalmente la dulzaina es muy similar a la gralla seca catalana o a la dulzaina de Aragón. La valenciana es más excéntrica pues es integramente de madera, sin virolas metálicas que son comunes a otras.
La digitación también es común a otras partes. En Valencia se toca con ventana de semitono, al igual que en Aragón, y en la dulzaina diatónica castellana es común obtener los semitonos mediante combinaciones con las seis ventanas, de forma parecida a la gralla seca catalana. En consecuencia hay dulzainas con ocho ventanas y con siete, siendo lo habitual en Castilla y creo que en Cataluña la digitación con siete ventanas y en Valencia y Aragón el empleo de una ventana adicional para el semitono.
Tampoco es razonable definir un patrón de "dulzaina castellana" sin incurrir en simplificaciones, la gran innovación de la dulzaina castellana, las llaves, aplicadas en el s. XIX ni responde a la naturaleza del instrumento tradicional, ni se usan en toda Castilla. En zonas como Albacete o Cuenca en que la dulzaina andaba en retroceso durante el siglo XX la dulzaina que se toca sigue siendo diatónica y en algún caso con ventana de semitono a semejanza de las aragonesas o valencianas.
Por tanto yo me atrevería a decir que la dulzaina, en tanto que instrumento, no puede definir a día de hoy identidad nacional alguna, al menos en la península, si no es en combinación con su repertorio y connotaciones sociológicas, aparte de ciertos matices particulares y más regionales que nacionales como podrían ser el cromatismo, las virolas o la ventana de semitono en las diatónicas.

