Hoy por hoy, oficialmente se acepta que el nombre de la C.A. de La Rioja viene directamente de su primer río importante, el Oja. Parece lógico y lógico ha sido durante años.
Pero, según estudios más recientes, el origen del término Rioja puede venir de donde menos nos lo esperamos, exactamente al otro lado de la frontera, de la tierra que se quedó en la vieja Castilla, que no figura con el nombre de rioja, pero sí con el de riojilla.
Don Tomás Ramirez Pascual, el que fuera el párroco de la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, tras largas investigaciones, afirma con rotundidad que tradicionalmente como Rioja se entendían las tierras bañadas por los pequeños arroyos que desde los pueblos serranos tributaban sus aguas al Tirón y al Oja (que pro entonces se conocía como La Glera).
El nombre Rioja se utilizaba para designar una comarca y que el término se refiere a una demarcación civil o eclesiástica de la comarca comprendida entre el río Oja y el río Tirón, colindante con los Montes de Oca, con límite al oeste en la localidad de Belorado, lugar de asentamiento de poblaciones como Espinosa del Monte de Rioja, Viloria de Rioja, Quintanilla del Monte en Rioja (actualmente pertenecientes a la comarca denominada La Riojilla Burgalesa en la provincia de Burgos), Quintanar de Rioja.
La primera mención documentada aparece en el Fuero de Miranda, concedido por el monarca Alfonso VI en 1099, donde aparece comoRioga y Riogam, o escrito como Rioxa y Rioxam, pronunciándose como Rioja y Riojam. Para Tomás Ramírez el nombre habría sido dado a la zona en época anterior a estas menciones. Así, se habla de ‘Riu doca’ o ‘ribodeoja’ y ‘rioga’. Todo ello hace suponer que en los documentos medievales conocen perfectamente la pequeña región entre la Glera y Belorado, pero no conocen la palabra latina para designarla. Consecuentemente, como se hace hoy, la búsqueda etimológica y la traducción conduce a ‘Rioga’ como ‘rivus de ogga’ o ‘río-oja’.
” … Omnes homines de terra lucronii, aut de nagera, aut de rioga, qui uoluerint transire mercaturas uersus alauam, aut de aliam terram ultra ebro, aut omnes de alaua, aut de alia terra quacumque uersus lucronium, aut ad nagaram, aut riogam, transeant per mirandam et non per alia loca: si non perdant mercaturas; et de lucronio ad mirandam non sit pons nec barca”.
En el mismo Fuero de Miranda también se lee:
“de Campaxares, aut de Burobia, aut de terra de Naxera, aut Lucronio, per caminum usque ad Oca et Ribodeoja ad inferius usque dum cadit in Ebro.”
Según esto, en esa época se entendería por Rioja las tierras comprendidas entre Belorado al oeste y Briones al este, que son las cuencas de los ríos Oja y Tirón. El término Rioja se extendió hasta límites que tradicionalmente, en mayor medida gracias a la labor de un santo nacido en Viloria de Rioja (justo en el territorio estudiado), Domingo García, conocido por todos como Santo Domingo de la Calzada, que abrió caminos y fundó hospitales.
La explicación del autor apunta por otros derroteros. «Rioja es igual a riachuelos, canalejas, es decir, un plural neutro latino de ‘rivum’ con terminación diminutiva, que daría en castellano una palabra femenina singular, terminada en ‘ja’ o ‘lla’ como es muy frecuente, cuyo significado es en todo caso un colectivo». Ramírez reconoce aquí la colaboración y apuntes del desaparecido erudito Eliseo Sáinz Ripa.
Pero a partir de ahí, de los estudios realizados, tras barajar distintas hipótesis de palabras latinas que fueron descartadas, es cuando aparece como clave la figura de Claudio García Turza.
«García Turza -afirma- leyó mi trabajo y me apuntó la clave exacta. No es un invento ni una hipótesis. Él me dio el vocablo exacto que faltaba. Lo había encontrado en el Códice 51 de San Millán de la Cogolla. Esa palabra (plural colectivo neutro que significa riachuelos, canalejas, y que designa una región, aparece junto a la de otra región que está junto a ella en la realidad geográfica. Junto a ‘auca’, aparece ‘rialia’. Junto a Oca está Rioja. De ‘rivalia’ sí llegará fácilmente ‘rialia-riolia-rioja…’.
La etimología mencionada, según el autor del estudio, «explica muy bien su origen, pues describe una región surcada por diversos riachuelos (‘rivus’) que descienden hacia el Norte y que no merecen el nombre de ‘flumen’ por su pequeñez e incluso intermitencia (salvo el Reláchigo, ningún otro mantiene constante su caudal)». En consecuencia, cuando se aceptó popularmente la palabra y se la tiene que traducir en documentos ‘cultos’ al latín se recurre a la etimología popular que acaba dividiendo la palabra originaria en dos.
Así parece corroborarlo el Becerro de las Behetrías de 1351, el primer Atlas de la historia. Entre las Merindades de Castilla se encuentra la de “Rioja Montes de Oca”, cuyos límites más o menos coinciden con lo expuesto anteriormente.
http://belforad.wordpress.com/2011/10/20/de-rialia-a-rioja-de-como-sto-domingo-trajo-rioja-a-la-rioja/