Nájera es un municipio de la comunidad autónoma de La Rioja (España), atravesado por el río Najerilla.
Los estudios arqueológicos señalan una densa ocupación prehistórica de los cerros que bordean la ciudad actual y de los situados en su término municipal, al menos desde la Edad de Bronce. Durante la Edad de Hierro se aprecia un continuado proceso de concentración de la población que desembocará en la aparición de poblados más complejos compuestos por viviendas rectangulares parcialmente excavadas en la roca, construidas con entramados de madera y adobes (Cerro Molino). Estos poblados celtibéricos que encuentran, y a veces destruyen, los conquistadores romanos se corresponden a los pobladores berones que citan las fuentes clásicas.
Durante el periodo romano, la Nájera actual forma parte de Tritium Magallum (Tricio), localidad situada a dos kilómetros, en la proximidad de la cual se han encontrado abundantes alfares y restos de Terra sigilata.
Durante el periodo musulmán se levanta un castillo refugio en la cumbre del cerro que domina Nájera, plaza que será fundamental en el control de La Rioja Alta y de la frontera cristiana.
Desde principios del siglo X se menciona Nájera en las narraciones sobre las continuas luchas entre moros y cristianos. A la población le dieron los árabes el nombre de Náxara (“Lugar entre peñas” o “Lugar al mediodía”) y a su río Nalia le llamaron Naxarilla.
En el 923 el rey pamplonés Sancho Garcés I, en colaboración con Ordoño II de León, conquista Nájera y la Rioja Media y Alta, que deja bajo dominio de su hijo García Sánchez con la denominación de Reino de Nájera.
Tras la destrucción de Pamplona por Abderramán III en el 924 y la muerte de su padre al año siguiente, García Sánchez traslada su residencia a Nájera, en detrimento de Pamplona. Se denomina desde entonces rey de Nájera-Pamplona. García Sánchez desarrolló una activa política de repoblación de los nuevos territorios y favoreció con cuantiosas donaciones a los monasterios de la zona, especialmente a San Millán de la Cogolla.
La misma política mantendrá durante los primeros años Sancho Garcés II (970 - 994), pero las campañas de Almanzor le obligarán, al igual que a su hijo García Sánchez II el Temblón (994 - 1004), a firmar capitulaciones y pagar tributos a Córdoba.
Sancho III fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, donde celebró Cortes y otorgó el famoso fuero de Nájera, origen de la legislación navarra y base del derecho nacional. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad en punto clave de la ruta jacobea del Camino de Santiago.
Tras la muerte de Sancho III se reparte su Imperio entre sus hijos García el de Nájera, Fernando I de Castilla, Ramiro I de Aragón y Gonzalo Sánchez, convirtiéndose Nájera en cuna de los reinos de Navarra, Castilla y Aragón, correspondiendo al primogénito, García Sánchez III (1035 - 1054), llamado el de Nájera por haber nacido y estar enterrado en la ciudad, los territorios patrimoniales de Nájera y Pamplona, así como la hegemonía política sobre los demás.
García el de Nájera extendió sus dominios por la Rioja Baja, conquistando Calahorra a la taifa de Zaragoza, fundó el Monasterio de Santa María la Real como sede episcopal, dotándola de numerosas propiedades. También creó la orden de caballería de la Jarra o de la Terraza, la primera de entre los reinos cristianos peninsulares; y favoreció los escritorios monásticos de San Millán, Nájera y Albelda. Murió en la batalla de Atapuerca (Burgos) en lucha contra su hermano Fernando I de Castilla, en septiembre de 1054.
Le sucede Sancho IV el de Peñalén (1054- 1076), que culmina las obras de Santa María la Real. En 1067 se celebra en el monasterio el concilio en el que se acuerda la sustitución del rito mozárabe por el romano. Unido a su primo sancho Ramírez de Aragón, hizo frente a los intentos anexionistas del rey de castilla. En junio de 1076, Sancho IV es asesinado por su hermano Ramón en Peñalén, actual Funes. Los conflictos que provoca este acontecimiento desembocan en la división del reino. La parte navarra quedó anexionada al Reino de Aragón. La tuvo Diego López I de Haro hasta 1113 en que Alfonso I de Aragón desposee a este de la tenencia de Nájera y pone en su lugar a Fortún Garcés Cajal, que la tendrá entre 1113 y la muerte del rey de Aragón. Tras la muerte del Batallador, Nájera, Calahorra y otros lugares fronterizos fueron incorporadas al reino de Castilla por Alfonso VI de León, que alegaba derechos hereditarios. Se pone fin de este modo al Reino de Nájera.
La integración en Castilla no supone, sin embargo, la pérdida de prestigio y peso político de Nájera. La ciudad jugará un papel importante en la vida política y económica castellana y será escenario de notables acontecimientos.
El 1 de mayo de 1217, doña Berenguela, apoyada por Lope Díaz II de Haro, cede la corona de Castilla a su hijo Fernando III, el Santo. La coronación tiene lugar en Nájera, en el punto del paseo de San Julián señalado por el correspondiente monumento conmemorativo, donde anualmente la ciudad festeja el hecho.
Nájera se vio envuelta en la lucha fraticida entre Pedro I, el Cruel, y Enrique de Trastámara. Uno de los enfrentamientos armados más sangrientos fue la Batalla de Nájera. El 3 de abril de 1367, Pedro I, apoyado por las tropas inglesas mandadas por el Príncipe Negro, derrota contundentemente a Enrique II. La ciudad sufre una dura represión que acentuará la fama de crueldad de Pedro I.
Juan II de Castilla la honró con el título de Ciudad en 1438.
Enrique IV de Castilla le concedió el apelativo de “Muy Noble y Muy Leal” en 1454. En 1465 Enrique IV hace donación de la ciudad de Nájera, de su castillo y fortaleza, a Pedro Manrique de Lara, conde de Treviño, esta donación fue confirmada en 1482 por los Reyes Católicos, que le otorgaron además, el título de Duque de Nájera. Los Manrique de Lara serán firmes partidarios de Isabel la Católica y posteriormente de su nieto Carlos I. Así lo demuestran durante la Guerra de las Comunidades.
En 1520 Nájera se suma al levantamiento comunero contra la política imperial de Carlos I. Los rebeldes toman el castillo de Malpica, asaltan el Alcázar y desde él bombardean la ciudad. El levantamiento es sofocado por las tropas de Antonio Manrique de Lara, segundo Duque de Nájera, a cuyo servicio se encontraba Iñigo de Oñez y Loyola.
Nájera recibió la visita de Carlos I el emperador en 1520, 1523 y 1542, y de su hijo Felipe II en 1592, de paso para las Cortes de Aragón en Tarazona.
Durante la Guerra de la Independencia Española contra las tropas de Napoleón fue ocupada por los franceses, que confiscaron bienes e impusieron fuertes contribuciones a los najerinos, saqueando cuanto de valor material y artístico hallaron en la ciudad, especialmente en Santa María la Real.