Eladio Peñalba Gutiérrez nació el 18 de febrero de 1848 en San Esteban de Gormaz. Después de estudiar el Bachillerato en el instituto de Soria, se decantó por la carrera de Derecho, que cursó en Madrid. Nos consta que obtuvo el título de abogado en 1870. Y precisamente en estos años de formación, este sanestebeño vive la etapa final de la decadente monarquía isabelina y el triunfo de la Revolución de 1868. Comenzaba así el ilusionante período del Sexenio Democrático (1868-1874), durante el cual tendrán lugar el breve reinado de Amadeo I y la inestable Primera República, alterada por una insurrección cantonal que cobró fuerza en distintos puntos de España. Finalmente, el 2 de enero de 1874, las Cortes fueron ocupadas por el general Pavía y (bajo formas aún republicanas) la situación política se recondujo en sentido conservador. El posterior pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto propició el retorno de la monarquía borbónica, personificada en Alfonso XII. Entretanto, Cánovas del Castillo iba dando forma al sistema político de la Restauración, basado en la alternancia en el Gobierno de conservadores y liberales.
En esta etapa intensa y cambiante se desarrolla la formación de nuestro joven estudiante, y después abogado, que se adhiere a las ideas republicanas. Una vez finalizada la carrera universitaria, Eladio Peñalba se instala en Soria y, en 1874, lleva a cabo su inscripción en el Colegio de Abogados de esta ciudad; desempeñando con el paso del tiempo los cargos de secretario, bastantero (o lo que es lo mismo, el encargado de declarar si los poderes presentados ante un tribunal son suficientes para el fin con que han sido otrogados) y decano. Montó un bufete que se especializó en los terrenos de la Criminología, a la vez que comenzaba a destacar en la profesión por su habilidad y dotes para la oratoria. Eladio Peñalba también formó parte de diferentes sociedades de la época, como el Casino de Numancia (que presidió en 1878 y 1886, año éste último de su elección como diputado a Cortes) o el Círculo de la Amistad (del que también sería presidente, abandonando tal ocupación cuando tuvo lugar su designación como presidente de la Audiencia de Palencia). Además, ingresó en la Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros de Soria en 1887 como socio cooperativo; es decir, que pagaba su cuota como miembro pero renunciaba a los beneficios que tal agrupación dispensaba a sus afiliados enfermos o fallecidos...
Los inicios de una carrera política. Peñalba, diputado provincialPeñalba fue elegido diputado provincial por primera vez en los comicios celebrados del 10 al 13 de septiembre de 1872, a los que concurrió por la sección de Recuerda. Obtuvo 1.082 votos contra 1 del candidato Pedro Andrés y 3 en blanco; al tiempo que Conrado Antón representaba a la sección de San Esteban de Gormaz. Debemos tener en cuanta que, por aquel entonces, los distritos electorales de la provincia (Ágreda, Almazán, El Burgo de Osma, Medinaceli y Soria) se dividían en 4 secciones, similares en cuanto a población, que elegían un diputado cada una.
Los cargos de la Diputación eran: Presidente, Vicepresidente y Secretarios; todos ellos designados mediante comicios provinciales. Habitualmente, los plenos tenían lugar en dos períodos: en abril (para aprobar el presupuesto del año económico siguiente, que comenzaba en julio y finalizaba en junio del año posterior) y en noviembre; celebrándose también a finales de enero o principios de febrero para aprobar el presupuesto agregado al ordinario. El Gobernador Civil tenía facultades para convocar una sesión extraordinaria cuando lo consideraba oportuno; pese a todo, no solía asistir a las sesiones de la Diputación o la Comisión Provincial, excepto a las tomas de posesión de los nuevos cargos, convocatorias extraordinarias o sesiones de especial relevancia.
Peñalba y Antón, junto al resto de diputados provinciales electos, tomaron posesión el 2 de noviembre de aquel mismo año; pasando nuestro biografiado a formar parte de la mesa presidencial interina por razón de su edad. A lo largo de su vida política, Peñalba participará activamente en todos los asuntos de especial trascendencia para la provincia de Soria, especialmente en los relativos a su zona electoral y a las cuestiones legales: tal es el caso del impuesto del repartimiento provincial a los propietarios forasteros sin casa abierta en una localidad, asunto puesto de relieve a través del recurso que presentara el Marqués de la Vilueña. La Diputación de Soria designó una comisión (integrada por Nicanor Aguirre, Pablo Palacios y el propio Peñalba)
para examinar el asunto y emitir dictamen, que fue favorable a los intereses del solicitante.
Una de las cuestiones en las que Peñalba intervendría con más asiduidad sería la de las infraestructuras, como los ferrocarriles Torralba-Soria y Soria Castejón. Al propio tiempo que la Diputación de Soria se ocupaba de tan relevantes elementos, el señor Conrado Antón (también diputado provincial por San Esteban de Gormaz, como ya hemos reseñado) aprovechó las circunstancias para defender la construcción de la carretera que uniría su villa natal con la provincia de Segovia. El 3 de abril de 1873, durante el debate de los presupuestos provinciales, los diputados Antón, Aguirre y Peñalba presentaron una propuesta con la intención de que el arquitecto provincial realizase los estudios pertinentes sobre la citada carretera, destacando la necesidad de contar con dicha infraestructura y, sobre todo, los beneficios comerciales que reportaría. Pero esta acertadísima iniciativa fue rechazada por 12 votos negativos contra 5 favorables. El 13 de abril, por otra parte, los tres diputados provinciales antes mencionados volvieron a plantear otra proposición, esta vez con la sugerencia de que las 50.000 pesetas consignadas en los estudios de las carreteras provinciales fueran dedicadas a la construcción de la de San Esteban de Gormaz. Eladio Peñalba se hizo notar entre los partidarios de esta infraestructura, pero nada se consiguió: tal propuesta fue rechazada por 11 votos contra 4...
El 4 de abril de 1873, nuestro diputado provincial (junto a sus homólogos Alcalde y López) propuso la celebración de una Exposición provincial en septiembre, con premios para los artesanos, ganaderos y agricultores sorianos; siendo aprobado tal proyecto para llevarlo a cabo en 1874 y eligiéndose para tal fin una comisión integrada por los tres proponentes más los señores Verde y Córdova (también diputados provinciales), quienes deberían redactar el reglamento de la Exposición y las bases por las que se regirá. Sin embargo, y aunque se retomará este proyecto diez años después, todo quedará en una aspiración que nunca fue llevada a la realidad.
Pero las cuestiones más candentes de la legislatura fueron las respectivas insurecciones de carlistas y cantonales, proponiéndose el 29 de agosto de 1873 la creación de una Junta de Defensa para aplicar la contribución de Guerra. En el pleno del día siguiente, Peñalba (secundado por sus compañeros Verde y López) realizó una proposición para impulsar la participación de los sorianos en la lucha directa contra las partidas carlistas; procediendo con tolerancia hacia quienes comparten las ideas de éstas pero no actúan contra la legalidad vigente. La propuesta contó con la tenaz oposición del Gobernador Civil, Ceferino Tresserra, quien preside la sesión y pide que todos los carlistas (incluídos los que no intervienen en las luchas) paguen un impuesto, obligándoles así a resarcir los daños causados por las partidas sublevadas. Pero Eladio Peñalba consigue sacar adelante su iniciativa. Nuevamente, se toca el tema de la guerra carlista el 13 de abril del siguiente año, cuando se propone la creación de una fuerza móvil (sostenida por la Diputación) para combatir a las partidas carlistas; el señor Conrado Antón se opuso a tal propósito, ante “el temor basado en la experiencia, de que la fuerza sólo prestaría sus servicios en Soria...; constantemente habían observado los Señores Diputados que la Guardia Civil había estado aquí reconcentrada dejando abandonados los pueblos, y que lo propio sucedería el día que se organizase el batallón”. Peñalba, por su parte, expuso que se honraba con ser Diputado rural por uno de los distritos del partido judicial del Burgo y que como tal defendería siempre sus intereses..., pero en la cuestión que se debatía estaba muy lejos de abrigar los escrúpulos que separaban al Sr. Antón de lo propuesto...”; porque así se conseguía que los jóvenes de la reserva militar no saliesen de la provincia; se garantizaba la seguridad, aunque era un gasto elevado; se obtenían beneficios para la industria y el comercio y, además, el batallón se distribuiría por los diferentes partidos judiciales. Finalmente, se aceptó la creación de un batallón, para poder disponer de él en caso de necesidad.
Sin embargo, y como consecuencia de los cambios políticos vividos a partir de enero de 1874, con la ocupación de las Cortes por el general Pavía y el proceso de conservadurismo que se desarrolla en el país, el Gobernador Civil de Soria decide disolver la Diputación, y nombrar otra que la sustituya en junio del mismo año.
La boda de Alfonso XII. El ferrocarril Valladolid-Calatayud.Estando así las cosas, tuvieron lugar unas nuevas elecciones a diputado provincial, celebradas del 3 al 6 de marzo de 1877. Eladio Peñalba presentó su candidatura por segunda vez, y logró recuperar su puesto en la Diputación gracias a unos aceptables resultados electorales: unos 1.107 votantes del distrito de San Esteban de Gormaz se decantaron por él; frente a los 720 que apoyaron al señor Aniceto Hinojar Leal y los irrelevantes resultados que consiguieron los tres candidatos restantes (Juan Heras, Tomás Santos y Francisco Leal). La recién elegida corporación se constituyó el 21 de marzo; y Peñalba volvió a formar parte de la mesa interina, como secretario, por ser el más joven. En el subsecuente pleno, celebrado un día después, Eladio Peñalba fue propuesto como integrante de la Comisión Provincial, siendo elegido para formar la Comisión interina hasta que el Gobierno designase una definitiva mediante Real Orden.
Entre los asuntos que atraerán la atención de la Diputación de Soria en esta época se hallaba, como no podía ser de otra manera, el de la carretera de San Esteban de Gormaz, del que ya dimos cuenta anteriormente. Pues bien, parece ser que la Diputación de Segovia envió a su homóloga de Soria una carta (con antecedentes e informaciones facilitadas por los municipios pertenecientes al partido de El Burgo) en la que se solicitaba la rápida ejecución de esta infraestructura. Eladio Peñalba, que ya lo había pedido anteriormente, volvió a solicitar su construcción, siendo respaldado por los también diputados provinciales Aguirre y Calahorra. Al discutirse los presupuestos de 1878-1879 para la provincia de Soria, Peñalba y Aguirre fueron comisionados “para que se formulen las bases de un empréstito destinado a obras provinciales”; y ambos presentaron este extenso informe el 3 de noviembre. El 31 de enero de 1879 fueron consultados los municipios sorianos; y al día siguiente la Diputación aprobó el plan provincial de carreteras, en este orden de prioridades: San Esteban-Ayllón, El Burgo de Osma-San Leonardo, Matalebreras-Yanguas, Duáñez.Carazuelo, Soria-Puente Ullán... Sin embargo, debido a las malas cosechas recogidas, el empréstito del que hemos hablado se empleó para proporcionar un salario a los más necesitados.
A comienzos de 1878 se celebró una reunión extraordinaria con motivo del enlace de Alfonso XII con la infanta Mercedes. Se debatió en aquella ocasión la propuesta que la Diputación de Albacete trasladó a las restantes Diputaciones españolas: la aportación a la boda real de una cantidad no inferior a las 1.000 pesetas y la compra de una joya para la infanta; aunque tal regalo no se haría por causa de las dificultades económicas. El Gobernador Civil de Soria sometió al examen de los diputados provinciales una serie de festejos preparados para conmemorar el enlace real, y tras una breve discusión, fueron aprobados por unanimidad. El único voto en contra fue el de Peñalba, firme defensor de los ideales republicanos, como ya hemos dicho. Nuestro biografiado explicó su voto negativo afirmando que, pese a comprender que estos eventos se festejan en todos los países y bajo cualquier forma de gobierno, debían llevarse a cabo “procurando en tales casos en vez de causar gastos a los pueblos, enjugar sus lágrimas con la concesión de gracias a las clases necesitadas”; ésa y no otra era la “única manera que él podía admitir de solemnizar esta clase de acontecimientos”. Al final, resolvió la Diputación de Soria que debía constituirse una comisión para redactar un programa de festejos y un conjunto de medidas sociales para beneficio de los huérfanos, disponiendo también que se eximiese a los municipios sorianos de pagar el impuesto de provinciales durante la mitad de un trimestre.
El 3 de mayo de aquel mismo año se realizó un sorteo para declarar vacantes las secciones de diputados provinciales, que se renovarían en las posteriores elecciones de septiembre. El 2 de noviembre tomaron posesión de sus cargos los diputados electos; figurando Peñalba y Aguirre como secretarios, ocupando éste último la presidencia. Se elige Presidente de la Diputación al señor Álvarez; Vicepresidente al señor Carrillo y Secretarios a los señores Ramírez y Bartolomé. Para el desempeño de la Comisión Provincial se propuesieron una serie de candidatos al Gobierno, el cual, por Real Decreto de 19 de noviembre, nombra Vicepresidente a Fuertes, Vocales letrados a Sáenz y Aguirre, y Vocales no letrados a Ramos y Peñalba.
El 1 de febrero de 1879, la Diputación soriana inspeccionó el proyecto para la construcción del ferrocarril Valladolid-Calatayud por Soria. Eladio Peñalba propuso que se ofreciesen ventajas a una empresa interesada en su realización, pero el también diputado provincial Fuertes afirmó que antes debían conocerse sus necesidades, lo cual es aceptado por el resto de sus adláteres, y lleva a cabo una serie de contactos con diputados y senadores para que contribuyan a la buena marcha del proyecto. Además, a propuesta de Peñalba, se acuerda que la Diputación se comunique con la empresa en cuestión, para que ésta exprese sus aspiraciones y se practiquen las gestiones que crea convenientes. Ya en 1880, el señor Peñalba intervendría en otra cuestión relacionada con las infraestructuras y las vías de comunicación de la provincias de Soria: esta vez, saldría en defensa de la carretera de San Esteban de Gormaz y de la reparación del cercano puente sobre el río Ebrillos, “que se estaba destruyendo y que de no arreglarse, lo cual podía hacerse ahora sin un gran gesto, más adelante costaría su contrucción a la prov.ª algunos miles de duros”. Lo cierto es que este asunto ya se había abordado con anterioridad: en la sesión del 4 de noviembre de 1879, para ser exactos.
La pugna por el acta. Carreteras y ferrocarriles.Eladio Peñalba vuelve a revalidar su escaño, esta vez por el distrito electoral de El Burgo de Osma, en las elecciones a diputado provincial que tuvieron lugar el 17 de diciembre de 1882. La nueva corporación tomó posesión el 1 de enero de 1883, al mismo tiempo que la Comisión de Actas (integrada por los señores Peña, Sanz, Verde, Córdova y De Benito) emitía un informe sobre los candidatos electos, suscitándose entonces una dura discusión en torno al acta de Peñalba. Se daba la circunstancia de que, en un distrito electoral que sólo contaba con 67 votantes, nuestro biografiado había obtenido 73 votos. Por suerte para él, esta grave controversia se resolvió de manera favorable a su persona...
Nuevamente, los ferrocarriles y las carreteras son los temas recurrentes en la actuación de Eladio Peñalba como diputado provincial. Volverá a defender la necesidad del ferrocarril Valladolid-Calatayud y prestará su apoyo a la construcción de la carretera de San Esteban de Gormaz, la villa que le viera nacer.
En los temas relacionados con la educación, por otra parte, Peñalba se mostrará dubitativo. Se muestra favorable a un aumento de sueldo para los catedráticos del Instituto de Soria, en abril de 1873: “a ser posible, debiera haber un Instituto en cada localidad, que cuando se gasta en la ilustración es siempre poco, considerando la necesidad y ventajas de la misma”. Sin embargo, en abril de 1880, se muestra contrario al sostenimiento del Colegio de internos y a las becas que se les conceden, “porque lejos de facilitarse el camino a las carreras científicas debieran ponerse dificultades, pues la agricultura, industria y comercio se resentían de ese afán creciente de acudir a las cátedras, abandonando el campo y las artes”, mencionando además los peligros morales propios de este tipo de centros; propondrá después una reforma integral para ellos y sus reglamentos de funcionamiento, lo cual será aprobado por la Diputación de Soria. El 3 de abril de 1882, pese a todo, cambia su opinión a este respecto, pues “a pesar de que en otras ocasiones él había impugnado la existencia del Colegio, hoy tiene muy buenas noticias sobre los favorables resultados que está dando el Colegio como el Instituto, hasta el punto de haber manifestado el Inspector... que es uno de los establecimientos de enseñanza mejor montado y más atendido el de Soria y que se debe por ello agradecimiento a su Diputación”.
El 7 de agosto de 1884, el Gobernador Civil de Soria convocó una reunión para tomar las necesarias precauciones ante la epidemia de cólera que causaba estragos en algunas provincias españolas, teniendo también el propósito de evitar su llegada a tierras sorianas. El señor Tovar (diputado provincial por el distrito de Soria) manifestó sus deseos de aumentar el fondo de calamidades hasta alcanzar la cifra de 20.000 – 25.000 pesetas y disponer de todo tipo de recursos, entre ellos el crédito contra el Estado de 3 millones y medio de reales para “medidas preventivas” contra tan funesta epidemia; demandando además que el Gobernador hiciese cumplir a los Ayuntamientos sorianos la normativa contenida en las circulares del Gobierno y de la Junta de Sanidad. Intervinieron entonces otros diputados, apoyando al señor Tovar, y el Gobernador afirma que la Diputación debía acordar los recursos para adoptar tales medios preventivos y, después, los necesarios en caso de extensión del cólera por la provincia. Peñalba le pide que sea más concreto sobre las disposiciones que deberían adoptarse en uno y otro caso, “que él por su parte estaba dispuesto a votar cuanto se considerase necesario para una calamidad de esta clase y hasta a prestar sus auxilios personales si se le mandaba por creerlos de alguna utilidad”. Tras un largo debate, se acepta la propuesta del señor Tovar, resolviéndose que en caso de epidemia se solicitarán ayudas estatales, autorizando a la Comisión Provincial a realizar los gastos necesarios.”