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klawn
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« Respuesta #2 : Julio 25, 2012, 23:19:06 » |
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Esta historieta, que en La Guardia muchos (sobre todo gente mayor) creen a pies juntillas, es más falsa que la gira de Milli Vanilli. Estos hechos "sucedieron" hacia el año 1491; todo el siglo XV, y sobre todo la segunda mitad del mismo, está plagado de acciones antisemitas no sólo en Castilla sino en toda España y Europa: en Sepúlveda por ejemplo unos 25 años antes de los hechos de La Guardia se dio otro caso idéntico (también falso) que acabó con asalto a la judería y matanzas por doquier; en Torrijos cuatro años antes de lo de La Guardia fueron desenterrados varios cadáveres del cementerio y quemados en la plaza porque se sospechaba que esos muertos habían judaizado en vida, y así nos podemos tirar hasta mañana. En el caso concreto de La Guardia, parece que todo fue por envidias (móvil muy común en este tipo de pufos). Los imputados por esto fueron varios judíos de Toledo ciudad o de localidades de la Mancha toledana o de la Mesa de Ocaña, y la mayoría tenían en común una posición socioeconómica más o menos elevada así como ciertos conocimientos científicos; no en vano uno de los imputados, Yuçá Tazarte, era el médico de Tembleque. Pero ese supuesto niño no existió, ni su supuesta madre ciega. Todo fue mentira. Se comentó durante muchísimo tiempo que en realidad todo este enredo fue el detonante definitivo de la expulsión de los judíos un año después, y quizá se liara a conciencia precisamente para ello. Saludos.
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Tizona
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« Respuesta #3 : Julio 25, 2012, 23:30:20 » |
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Esta historieta, que en La Guardia muchos (sobre todo gente mayor) creen a pies juntillas, es más falsa que la gira de Milli Vanilli. Estos hechos "sucedieron" hacia el año 1491; todo el siglo XV, y sobre todo la segunda mitad del mismo, está plagado de acciones antisemitas no sólo en Castilla sino en toda España y Europa: en Sepúlveda por ejemplo unos 25 años antes de los hechos de La Guardia se dio otro caso idéntico (también falso) que acabó con asalto a la judería y matanzas por doquier; en Torrijos cuatro años antes de lo de La Guardia fueron desenterrados varios cadáveres del cementerio y quemados en la plaza porque se sospechaba que esos muertos habían judaizado en vida, y así nos podemos tirar hasta mañana.
En el caso concreto de La Guardia, parece que todo fue por envidias (móvil muy común en este tipo de pufos). Los imputados por esto fueron varios judíos de Toledo ciudad o de localidades de la Mancha toledana o de la Mesa de Ocaña, y la mayoría tenían en común una posición socioeconómica más o menos elevada así como ciertos conocimientos científicos; no en vano uno de los imputados, Yuçá Tazarte, era el médico de Tembleque. Pero ese supuesto niño no existió, ni su supuesta madre ciega. Todo fue mentira. Se comentó durante muchísimo tiempo que en realidad todo este enredo fue el detonante definitivo de la expulsión de los judíos un año después, y quizá se liara a conciencia precisamente para ello.
Saludos.
Hece más de 400 años y, según dices, la gente en la Guardia lo sigue creyendo, pero porqué no dan un nombre del niño ni de su madre ni la édad que tenía? parece una fábula
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klawn
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« Respuesta #4 : Julio 25, 2012, 23:53:03 » |
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Hece más de 400 años y, según dices, la gente en la Guardia lo sigue creyendo, pero porqué no dan un nombre del niño ni de su madre ni la édad que tenía? parece una fábula Parece no, ES una fábula. Es decir, los imputados son reales, esa gente sí que existió, pero hubo incongruencias desde el principio. Por ejemplo los acusados son procesados y ejecutados en Ávila (es decir, fuera de la jurisdicción eclesiástica e inquisitorial que les correspondería, que es la toledana). Sobre la supuesta identidad del niño y demás, se decía que tenía unos cuatro años, que era hijo de un tejedor toledano llamado Alonso Pasamontes y que su madre era conocida como Juana la Guindera. En cuanto al nombre del chaval, en la mayoría de las versiones se refieren a él como Juan, pero en otras se le llama Alonso. Vamos, que ni siquiera está claro cómo cojones se llama. Sus padres, por lo que se sabe, en realidad no existían, sus nombres eran ficticios. Como ya digo, no son pocos los estudiosos del caso que sospechan que todo fue un bulo bastante bien orquestado. Las declaraciones y confesiones de los imputados está llenas de incoherencias y contrdicciones, son procesados fuera de su correspondiente jurisdicción, el nombre exacto del chaval es desconocido, así como el paradero de sus supuestos padres... Otra cosa rara: se cuenta que el principal imputado, José Franco (zapatero de Tembleque y judío) le confiesa el crimen a un tal Antonio de Ávila (supuesto médico judío que se hace pasar por rabino). Pues bien, se sospecha que el tal Antonio era en realidad un espía de la Inquisición. Como dicen en la Manchuela, lo digo tó y no digo ná. No le des más vueltas Tizona, este caso tiene muchas lagunas porque fue un pufo orquestado para acelerar la expulsión de los judíos, y no sería raro que detrás de todo anduviera Torquemada. Aún así, no se puede decir que todos los casos de judíos crucificadores de nenes cristianos sean falsos, pues quizá todo esto tenga su origen real. Como anécdota contaré el caso recogido por el escritor de estos temas Juan Blázquez Miguel, que aparece en su libro Hechicería y superstición en Castilla-La Mancha, que cuenta cómo en 1797 aparecieron, durante unas reformas en una casa de Consuegra, el esqueleto emparedado de un niño con evidentes signos de haber sido crucificado en vida.
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MesoneroRomanos
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« Respuesta #5 : Julio 26, 2012, 13:52:53 » |
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Si estáis muy interesados en estos temas y similares, os recomiendo que leáis vidas mágicas e inquisición de caro baroja. Se describen procesos inquisitoriales completos, y básciamente como la totalidad de acusaciones de brujeria, nigromancia....son promovidas por ambiciones socioeconómicas, envidias y similares. De hecho ni los inquisidores realmente creían a los acusadores, como aparece recogido en las actas. Saludos
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klawn
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« Respuesta #6 : Julio 26, 2012, 17:05:58 » |
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Si estáis muy interesados en estos temas y similares, os recomiendo que leáis vidas mágicas e inquisición de caro baroja. Se describen procesos inquisitoriales completos, y básciamente como la totalidad de acusaciones de brujeria, nigromancia....son promovidas por ambiciones socioeconómicas, envidias y similares. De hecho ni los inquisidores realmente creían a los acusadores, como aparece recogido en las actas. Por lo que he mirado por ahí de este libro, tiene toda la pinta de ser muy interesante, así que intentaré pillármele. Como bien dices Mesonero, en muchos de los casos todo era fruto de sentimientos no precisamente mágicos, sino totalmente humanos, sobre todo la envidia. Sin embargo también solía darse el caso de la típica mujer que no tiene de qué vivir, y que recurre a la curandería y a los rituales mágicos para ganarse unas monedas; en estos casos normalmente actuaban al tuntún, es decir te diagnosticaban el mal que a ellas les parecía y cosas por el estilo. Era corriente en este tipo de casos que unas curanderas acusaran a otras para quitarse a la Inquisición de encima, creándose finalmente unas marañas que no descifraba ni Cristo y en las que acababa metido en el ajo hasta el gato del vecino sin comerlo ni beberlo. En el caso concreto del niño de La Guardia, muchos lo creen a pies juntillas como digo, de hecho a ese niño se le trata como si fuera un santo y le tienen hecha una ermita y todo, su festividad correspondiente y hasta le sacan en procesión. Igual que otros casos idénticos.
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Tizona
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« Respuesta #7 : Julio 27, 2012, 18:45:35 » |
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Hece más de 400 años y, según dices, la gente en la Guardia lo sigue creyendo, pero porqué no dan un nombre del niño ni de su madre ni la édad que tenía? parece una fábula Parece no, ES una fábula. Es decir, los imputados son reales, esa gente sí que existió, pero hubo incongruencias desde el principio. Por ejemplo los acusados son procesados y ejecutados en Ávila (es decir, fuera de la jurisdicción eclesiástica e inquisitorial que les correspondería, que es la toledana). Sobre la supuesta identidad del niño y demás, se decía que tenía unos cuatro años, que era hijo de un tejedor toledano llamado Alonso Pasamontes y que su madre era conocida como Juana la Guindera. En cuanto al nombre del chaval, en la mayoría de las versiones se refieren a él como Juan, pero en otras se le llama Alonso. Vamos, que ni siquiera está claro cómo cojones se llama. Sus padres, por lo que se sabe, en realidad no existían, sus nombres eran ficticios. Como ya digo, no son pocos los estudiosos del caso que sospechan que todo fue un bulo bastante bien orquestado. Las declaraciones y confesiones de los imputados está llenas de incoherencias y contrdicciones, son procesados fuera de su correspondiente jurisdicción, el nombre exacto del chaval es desconocido, así como el paradero de sus supuestos padres... Otra cosa rara: se cuenta que el principal imputado, José Franco (zapatero de Tembleque y judío) le confiesa el crimen a un tal Antonio de Ávila (supuesto médico judío que se hace pasar por rabino). Pues bien, se sospecha que el tal Antonio era en realidad un espía de la Inquisición. Como dicen en la Manchuela, lo digo tó y no digo ná. No le des más vueltas Tizona, este caso tiene muchas lagunas porque fue un pufo orquestado para acelerar la expulsión de los judíos, y no sería raro que detrás de todo anduviera Torquemada. Aún así, no se puede decir que todos los casos de judíos crucificadores de nenes cristianos sean falsos, pues quizá todo esto tenga su origen real. Como anécdota contaré el caso recogido por el escritor de estos temas Juan Blázquez Miguel, que aparece en su libro Hechicería y superstición en Castilla-La Mancha, que cuenta cómo en 1797 aparecieron, durante unas reformas en una casa de Consuegra, el esqueleto emparedado de un niño con evidentes signos de haber sido crucificado en vida. Parece no, ES una fábula. Es decir, los imputados son reales, esa gente sí que existió, pero hubo incongruencias desde el principio. Por ejemplo los acusados son procesados y ejecutados en Ávila (es decir, fuera de la jurisdicción eclesiástica e inquisitorial que les correspondería, que es la toledana). Sobre la supuesta identidad del niño y demás, se decía que tenía unos cuatro años, que era hijo de un tejedor toledano llamado Alonso Pasamontes y que su madre era conocida como Juana la Guindera. Por el nombre de los padres se deduce el del niño, luego esa incognita queda despejadaEn cuanto al nombre del chaval, en la mayoría de las versiones se refieren a él como Juan, pero en otras se le llama Alonso. Vamos, que ni siquiera está claro cómo cojones se llama. Sus padres, por lo que se sabe, en realidad no existían, sus nombres eran ficticios. Como ya digo, no son pocos los estudiosos del caso que sospechan que todo fue un bulo bastante bien orquestado. Las declaraciones y confesiones de los imputados está llenas de incoherencias y contrdicciones, son procesados fuera de su correspondiente jurisdicción, el nombre exacto del chaval es desconocido, así como el paradero de sus supuestos padres... La jurisdicción no puede ser entendida con criterios del actual Estado Español, sino del antiguo reino de Castilla y, más precisamente, del ámbito competencial de los tribunales de la Inquisición, con lo cual se despejaría otra objecciónOtra cosa rara: se cuenta que el principal imputado, José Franco (zapatero de Tembleque y judío) le confiesa el crimen a un tal Antonio de Ávila (supuesto médico judío que se hace pasar por rabino). Pues bien, se sospecha que el tal Antonio era en realidad un espía de la Inquisición. Piensa que la Inquisición castigaba el falso testimonio duramente, por lo cual es pooco probable que este hombre mintiera Como dicen en la Manchuela, lo digo tó y no digo ná. No le des más vueltas Tizona, este caso tiene muchas lagunas porque fue un pufo orquestado para acelerar la expulsión de los judíos, y no sería raro que detrás de todo anduviera Torquemada. Esto vale si al dudar de la veracidad, dudamos también de la negación del hecho; si hay que probar que fue cierto, también hay que probar que no lo es.Aún así, no se puede decir que todos los casos de judíos crucificadores de nenes cristianos sean falsos, pues quizá todo esto tenga su origen real. Como anécdota contaré el caso recogido por el escritor de estos temas Juan Blázquez Miguel, que aparece en su libro Hechicería y superstición en Castilla-La Mancha, que cuenta cómo en 1797 aparecieron, durante unas reformas en una casa de Consuegra, el esqueleto emparedado de un niño con evidentes signos de haber sido crucificado en vida.
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« Última modificación: Julio 27, 2012, 18:47:09 por Tizona »
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« Respuesta #8 : Julio 27, 2012, 19:00:23 » |
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Por el nombre de los padres se deduce el del niño, luego esa incognita queda despejada No, no queda despejada. No se sabe si se llamaba Juan o Alonso. De hecho no consta de ninguna manera la existencia por aquél entonces de un niño de cuatro años llamado Juan Pasamontes; tampoco consta que por entonces hubiera en Toledo tejedor alguno llamado Alonso Pasamontes. Es decir, que ni él ni su padre existían. La jurisdicción no puede ser entendida con criterios del actual Estado Español, sino del antiguo reino de Castilla y, más precisamente, del ámbito competencial de los tribunales de la Inquisición, con lo cual se despejaría otra objección Es que es precisamente de la jurisdicción inquisitorial de la época de la que te hablo. Por aquél entonces la jurisdicción inquisitorial toledana abarcaba todo el ámbito del Arzobispado de Toledo; esto es las provincias de Ciudad Real y Madrid por entero, la mayor parte de la de Toledo (salvo la Sierra de San Vicente y la Campana de Oropesa, pertenecientes al Obispado de Ávila y por tanto a la jurisdicción inquisitorial abulense), las tierras de la actual provincia de Cáceres al este de los ríos Viejas e Ibor, la Siberia extremeña, el Adelantamiento de Cazorla en la actual provincia de Jaén, el oeste de Albacete con la sierra de Alcaraz, la Mancha occidental conquense y las comunidades de villa y tierra de la actual provincia de Guadalajara que pertenecían a la Mesa Arzobispal de Toledo. Todo aquél que cometiera un crimen penado por la Inquisición en cualquier rincón de este amplio territorio respondía de él ante el tribunal de Toledo, por lo que no tiene sentido que los procesados fueran juzgados en Ávila. Piensa que la Inquisición castigaba el falso testimonio duramente, por lo cual es pooco probable que este hombre mintiera Es fácil que el delator en realidad fuera un familiar de la Inquisición y que con la ayuda de sus jefes se inventase toda la historia. Se ve que la cosa estaba muy amañada. Esto vale si al dudar de la veracidad, dudamos también de la negación del hecho; si hay que probar que fue cierto, también hay que probar que no lo es. Pero ¿cómo vas a probar que has matado a un niño que no existe? ¿Quién ha puesto la denuncia si tampoco existen los padres? Todo fue un pufo bien orquestado Tizona, está claro.
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De Castilla al cielo
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« Respuesta #9 : Julio 29, 2012, 17:46:41 » |
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En centroeuropa pasa con los vampiros. Qué ganas tiene la gente de asaltar cementerios!! les da lo mismo la excusa, en caso es practicar la necrofilia
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