Quizás alguno se sorprenda que en pleno Otoño la CHD este bajando cerca de 1% semanal encontrandose ya al 32% 25 puntos por debajo de la media de los últimos años en ésta época.
Iberdrola está desembalsando los grandes embalses Almendra y Ricobayo, a una velocidad de vértigo, además los embalses medianos reguladores de cuencas afluentes como Riaño, Aguilar, Linares o Cuerda del Pozo están en mínimos históricos.
La tragedia del bajo Tormes:la CHD ha indultado a Iberdrola de cumplir con sus obligaciones medioambientales en el bajo Tormes
El bajo Tormes es un tramo de río secuestrado, completamente muerto, que dejó de existir a partir de la entrada en explotación en los años setenta del embalse de Almendra, entonces de Iberduero, la actual Iberdrola. Con sus 2.600 Hectómetros cúbicos (Hm3) de capacidad es el gigante de la cuenca del Duero.
A partir de la presa de Almendra, que puede almacenar dos veces la aportación media anual del Tormes, el agua se deriva y se turbina en la central hidroeléctrica de Villarino de los Aires y se devuelve al Duero en el embalse de Aldeadávila. De esta forma Iberdrola, empresa propietaria del embalse y de medio Duero, detrae todo el caudal del Tormes, dejando secos los últimos 17 kilómetros de uno de los ríos más escénicos e interesantes de la cuenca, ya que el tramo en cuestión está encañonado en un espectacular Arribe. Y todo ello sin respetar el más mínimo caudal ecológico ya que el hilillo de agua que se les escapa y que nutre el bajo Tormes, que raramente llega a los 400 litros por segundo (l/s), no puede tener tal consideración en ningún caso. Pensemos que el caudal medio del Tormes en ese tramo alcanzaría en régimen natural los 42.000 l/s, es decir, más de 100 veces de lo que se escapa de la presa por un desagüe que fueron incapaces de sellar en su día y que a la larga les ha servido para tratar de justificar que cumplían con un "caudal ecológico".
En la pasada legislatura, a propuesta de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), se incluyó este tramo dentro de las actuaciones de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, con el visto bueno de la Dirección General del Agua. Debemos ser conscientes que no hay otro río en España con tal grado de impacto hidrológico que podemos medir simplemente relacionando las aportaciones del régimen actual con el natural, lo que nos da un coeficiente de 1:120, es decir, por el bajo Tormes circula menos de un 1% de caudal que debería circular. Ni siquiera el Eume en el embalse de A Capela de Endesa, otro de los destacados secuestros de ríos en España, alcanza tal grado de impacto hidrológico. De ahí el interés del entonces Ministerio dirigido por Cristina Narbona, en cuya legislatura se impulsó y diseñó la citada Estrategia, de rescatar lo que es de todos. La esencia de la actuación consistía en recuperar un caudal mínimo que pudiera tener la consideración de caudal ecológico y que contribuyese a recuperar un tramo de río muerto en pleno proceso de "terrestrificación", es decir, en el que se está configurando un ecosistema terrestre en el lecho de lo que era un ecosistema acuático lleno de vida y con una gran dinámica.
Tras varios intentos y negociaciones, se llegó a un acuerdo con Iberdrola: se redotaría el tramo de un régimen de caudales mínimos acordes con los que establece el Plan Hidrológico del Duero que está en tramitación. La aportación global anual desde el embalse alcanzaría los 70 Hm3 que se sumarían a la aportación intermedia propia del tramo. De esta forma se multiplicaría por un factor superior a 7 los caudales que actualmente circulan por el mismo, producto como hemos dicho de la suma de lo que se les "escapa" y la aportación natural del mismo, suma que alcanza unos 10 Hm3 anuales. A cambio Iberdrola podría turbinar este caudal ecológico en una minicentral al pie de la presa de Almendra, con lo que sus "pérdidas" económicas, no sería tan altas, ya que renunciarían solo a la mitad del salto (200 m. frente a los 400 m. que tiene el de Villarino).
La cosa iba bien hasta que se ha producido la entrada de los nuevos responsables de la CHD, con el Presidente Valín a la cabeza. El actual Comisario de Aguas, Julio
Pajares, cuya presunta vinculación al sector hidroeléctrico le supuso el cese fulminante en su anterior etapa de Comisario de Aguas entre los años 2001 al 2003, ha perdido poco el tiempo. En una reunión recientemente mantenida a solas y a puerta cerrada con responsables de la empresa, el Comisario de Aguas ha pactado con Iberdrola, no sabemos a cambio de qué, un aplazamiento sine die del compromiso que supone acabar con las expectativas de llevar a cabo una recuperación mínima del bajo Tormes.
Esta es una agresión que no debería quedar impune. Tanto Iberdrola por acción como los responsables de la CHD por omisión de sus obligaciones para ejercer la policía de aguas, son responsables del incumplimiento de la concesión, que obliga al titular del derecho, Iberdrola, a cumplir con un caudal ecológico de al menos el caudal medio del estiaje del Tormes, que según los modelos hidrológicos que consideremos, podría llegar a triplicar la cifra de los 70 Hm3. Ante la pasividad de las autoridades que deberían velar por el interés público, se hace necesaria una actuación por parte de los grupos ecologistas, pescadores y de los ciudadanos.