Onesimo quería una Castilla unida desde el cantábrico hasta Tarifa, y una España que no hubiera sido madrileña-españolari a conveniencia de los nacionalismos centrifugos, sino castellana por libre adhesión de la periferia; es tan sencillo como que un cuerpo fuerte sirve de imán a los de menor magnetismo. Esa y no otra fue la causa por la cual el gallego Franco y su coorte de vascongados y mediterráneos se cargaron al castellano Osésimo Redondo, un corazón limpio.
Así se conformó Francia, que luego se desarrolló como nación (en cuanto a sentimiento nacional) fundamentalmente por movimientos de izquierdas, opuestos a los privilegios del Antiguo Régimen.
Por eso Francia es lo que es, y España lo que es.
Remontándonos a la época de los comuneros, Castilla fue el territorio goloso para los Habsburgo, porque era, igual que Francia, ese "cuerpo fuerte que servía de imán", pero estaba descentralizada, cosa que se cargaron estos Habsburgo, creando el país centralizado en el coto de caza del Emperador (Madrid), el origen de la Espatraña.