JLazaroS:
...un castellanista de las 17 provincias, uno de las 14 o un carreterista básicamente se diferencian en que dibujan mapas distintos. Y dibujar un mapa donde Castilla salga más grande o más pequeña no obliga a nadie a ser castellano, ni se lo impide.
Totalmente de acuerdo. De hecho yo siempre he dicho dentro y fuera de este foro que considero antes compañero a cualquier persona que defienda un proyecto para Castilla que a un españolista sin identidad regional.
Curavacas:
Para mí es un traidor a Castilla por intentar contribuir a su despedazamiento, aunque lo hiciera en nombre de "la Castilla verdadera". Es tan traidor como los castellanos nuevos que vetaron a Madrid o como el ucedista cántabro Ambrosio Calzada, o como Revilla, sólo que a éstos les salió bien el proyecto uniprovincial y a Fraile no por un solo voto en Cuéllar.
A quien niega el derecho de mi tierra a formar parte de Castilla, a quien niega mi condición de castellano, sólo puedo llamarle traidor.
No estoy de acuerdo, estás mezclando argumentos que no tienen nada que ver. Una cosa es querer estar (o no estar) con alguien por ser (o no ser) castellano (caso de Segovia), y otra cosa muy distinta es renunciar a tu propia condición, hacer una campaña para engañar a tus paisanos y hacerles renunciar a ellos también, escindirte de la región histórica que por devenir te pertenece y dedicarte el resto de tu vida a negar lo que tu sangre afirma (caso de Revilla).
Lo segundo sí es ser un traidor, lo primero no. Quiero recordar que, por mucho que la literatura haya hecho correr ríos de tinta en Zamora y Salamanca durante el siglo XIX, hasta 1983 la concepción tradicional de Castilla eran las dos Castillas, quedando León como otra región con personalidad marcada y símbolos distintos. Es por tanto lógico y normal que un segoviano (se llame Modesto Fraile o Perico el de los palotes) se niegue a entrar en una región política que es suma de dos identidades históricas que, guste o no, serán cuartelables (formaron un Estado durante siglos en pie de igualdad teórica) pero no miscibles (es decir, diluibles una en la otra).
Y ese es el miedo fundamental que se tuvo en Segovia (que por otra parte fue el miedo que se tuvo en León): al unir en un ente político dos identidades históricas, es inmediato que la igualdad no iba a existir: por necesidad una fagocitaría a la otra. Los leoneses pensaron que su identidad quedaría diluida en el Ente, y los segovianos pensaron también lo propio en su caso.
Eso no es traición, es algo totalmente lógico. León y Castilla son dos identidades históricas que no son miscibles. Todos nos queremos, todos somos amigos, pero cada uno tiene que mantener su idiosincrasia, su tradición y sus símbolos. Y por supuesto su nombre. El nombre es muy importante en la vida, porque es expresión de la identidad. No es lo mismo decir "Castilla" que decir "Castilla-La Mancha", y no es lo mismo decir "León" que "Castilla" o que "Castilla y León". Cada término tiene una connotación y es importante. Dos cosas que, dentro de la misma categoría, tienen nombres distintos son por fuerza distintas. Eso no quiere decir que no puedan federarse, unirse o colaborar si así lo deciden los ciudadanos. Pero no se puede diluir a Pepe en la identidad de Juan.
En Castilla la Nueva no se echó a Madrid de la autonomía por no ser castellana (eso jamás se discutió), sino por tener varios millones de habitantes y un factor de escala totalmente distinto al resto de provincias de la submeseta sur.
Torremangana:
El caciquismo siempre encuentra una forma de sobrevivir. Es eterno, le da igual el sistema y la época, es como el aceite, siempre por encima.
La verdad es que es una de las mayores verdades que he leído. El caciquismo es una larva que anida en la estructura más íntima de Hispania (me da igual Castilla que Cataluña, o que Andalucía, Galicia, etc). Cada región tiene su tipo de caciquismo, con peculiaridades, con diferencias, pero idéntico en el origen y en la base: controlar a la población por medio de una red reducida de 'agentes' o 'delegados' de una autoridad superior y planificadora, creando un sistema jerárquico piramidal.