Pues nada, confirma lo que todo el mundo sabía. El problema es que como dice el dicho "Cualquier loco es capaz de tirar un anillo a un lago. Pero luego 100 hombres sabios son incapaces de recuperarlo".
Con la comunidad autónoma de Cantabria pasa algo parecido. Creación artificial donde las haya, debida como vemos la iniciativa del inefable Revilla, sumada a la lógica confusión de toda época de cambio como fue la transición, la maldita tendencia provincialista de los castellanos, y según dicen las malas lenguas a cierto apoyo del PNV, lo cierto es que el invento ha cuajado. El partido regionalista cántabro saca unos resultados que ya quisiéramos aun divididos por dos los castellanistas en cualquier provincia. Es lamentable, pero es la realidad.
A mi por lo menos siempre me quedará la esperanza de que en una Castilla orgullosa, nacionalista, fuerte y con ilusión en el futuro como la que soñamos algunos, en lugar de la acomplejadita, desconcienciada y descuartizada actual, muchos cántabros se lo replantearían, aunque fuera por simple interés.

