"Asaltar" una capilla es cosa de un día, tiene su repercusión mediática una semana y san se acabó. Pero que un estado aconfesional dé privilegios a una determinada religión, eso permanece y no hay dios que nos lo quite de encima.
Que la capilla esa esté fuera de lugar no quita que interrumpir un acto reigioso, un partido de fútbol o el rodaje de una peli porno esté mal y sea un acto bastante cobarde, en mi opinion.
Ya, pero uno de los problemas es que en España, la patria de los tramposos, se rompen las reglas con demasiada facilidad y una vez rotas las reglas parece ser que todo vale, porque aquellos que parecen ser los "asaltantes" siempre podrán escudarse en que ellos no habrían interrumpido ese acto religioso si no hubiera existido una capilla en un lugar en el que no debería haberla. Quién tiene la razón entonces, ¿todos o ninguno?