CASTILLA A SECAS
Señor director de «El Norte de Castilla».
Muy señor mÃo: Ante la proximidad del 23 de abril, y la concentración del pueblo castellano en Villalar de los Comuneros, desearla me publicasen estas lÃneas que versan sobre el carácter auténtico que debiera adquirir tan histórica y memorable fecha para los castellanos.
Se ha podido ir constatando la falta de contenido castellanista en las convocatorias de Villalar en cada año, la concentración se ha ido degradando y ha ido confundiendo a los que no acudÃan, y a pasos agigantados aquello se ha ido convirtiendo en una feria de partidos polÃticos, parlamentarios y extraparlamentarios, ajenos a las necesidades materiales y morales de Castilla y su pueblo.
Con la imposición institucional de las concepciones economicistas, caciquiles y provincianas acerca de las autonomÃas, que mueven determinados grupos y personas, la nacionalidad histórica castellana acaba despedazada como una res muerta en varios entes diferentes, que dan como resultado la «región castellano-leonesa» (con decir Cuenca del Duero se acaba antes), Castilla-La Mancha (atroz nombre artÃstico inventado por UCD para desfigurar la denominación de la región histórica de Castilla la Nueva), Cantabria, La Rioja, Segovia y Madrid: esto por ahora, si no sale algún ente más.
Asà la Castilla que siempre conoció el pueblo castellano, deja de existir y las últimas muestras de castellanÃa van desapareciendo de una manera prodigiosa por obra y gracia de los partidos tan interesados en desmantelar la nación castellana en pseudoautonomÃas fácilmente controlables por ellos. Castilla, simplemente, no existe. Me pregunto cuál de las cinco o seis instituciones conllevan el castellanismo, su cultura y su lengua, en el nuevo concierto de España.
Castilla, por ser una realidad milenaria, cuya lengua, obra y cultura tienen una proyección mundial, necesita precisamente un foco original, y evidentemente unas mismas instituciones polÃticas, y no varias que difuminan la personalidad de Castilla, y de su pueblo especÃfico. ¿Existen dos autonomÃas para el catalanismo? ¿O dos gobiernos para la españolidad? No sé si ha habido tanto confusionismo provocado como en el tema de la autonomÃa de Castilla.
Y de forma oficial se anuncia por un Consejo General, y con la aprobación de los partidos que intentan relevar a UCD en el centralismo, que el 23 de abril y las concentraciones en Villalar son exclusivas de unas provincias bañadas por el Duero, y que sectores economicistas de Valladolid y Salamanca llamaban Castilla-León.
Obviamente, ni Castilla ni las Comunidades tienen como lÃmites a ninguna región geográfica, sin personalidad propia histórica ni polÃtica, ni cultural, ni nada, como la Cuenca del Duero. La lengua, cultura, temperamento, psicologÃa, historia de estas provincias son los de Castilla, a secas. No es posible hablar de una lengua «castellano-leonesa», ni se puede considerar verÃdica la existencia de una literatura y cultura «castellano-leonesa». Es Castilla la que aporta las caracterÃsticas étnicas y las señas de identidad nacionales y populares a todas estas provincias bañadas por el Duero.
Evidentemente, el 23 de abril no es el dÃa de la Cuenca del Duero o «región castellano-leonesa». El espÃritu comunero no se puede restringir a uno de los cachos en que está dividida Castilla, y el ámbito de Castilla no gira en torno al Duero como algunos dicen.
El 23 de abril es el DÃa Nacional de Castilla, y a Villalar puede y debe acudir cualquier ciudadano castellano, porque es la fiesta de todo el pueblo castellano sin exclusiones ni marginación alguna. Aunque no lo quieran ni las «instituciones democráticas» ni el PSOE, PCE o AP, que apoyan de manera irrevocable el desmantelamiento y extinción de Castilla.
JAVIER SÃNCHEZCarta al director de «El Norte de Castilla» publicada en su sección «Correo espontáneo». Miércoles, 21 de abril de 1982.
