Tal y como yo lo entiendo es necesario postular un nuevo nacionalismo para el siglo XXI que no incurra en los graves y a menudo sangrientos errores del nacionalismo al uso, de raíz decimonónica, xenófobo, supremacista y responsable de algunas de las mayores masacres de la historia de la humanidad.
Desde mi punto de vista hay dos elementos irrenunciables en la sociedad actual que deben prevalecer siempre:
1- El derecho de ciudadanía prevalece sobre cualquier otro si se ejerce en el marco de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
2- El derecho es individual. No existe el derecho colectivo salvo que sea resultado de la coincidencia de voluntades individuales ejecutadas a título individual.
Obviamente desde tales postulados es evidente mi absoluto desprecio por el nacionalismo catalán, que representa lo más sucio del nacionalismo del XIX, en una receta aliñada con indecentes dosis de corrupción.
La independencia debe aceptarse como una opción política legítima, pero en ningún caso como un "derecho" (peor aún si es "colectivo"). Eso obliga a jugar limpio en el plano de las legitimidades: tan lícito es querer la independencia de
loquesea como oponerse a ella.
Desde una perspectiva ideológica castellanista es obvio que hay que aceptar y alinearse con posiciones soberanistas, pero sucede que la asquerosa xenofobia anticastellana del nacionalismo catalán hace imposible cualquier forma de colaboración: si quieren apoyo deben ofrecer respeto, si no respetan entonces no nos queda otra que alinearnos con el orden institucional, a no ser claro, que seamos presa de un indefinible síndrome de Estocolmo. Tiendo a ser poco solidario con quien me insulta...
Desde el punto de vista interno adoptar una posición de soberanismo puro es suicida. Ni siquiera se puede decir que estemos en fase de creación de conciencia nacional porque no tenemos relevancia ni para eso, así que mucho menos estamos para abanderar proyectos de estado. El discurso más sensato pasa por la defensa de los intereses de Castilla y la promoción de la cultura común, en principio dentro de una España descentralizada y no asimétrica, evitando entrar en debates soberanistas que a día de hoy no tenemos la capacidad de promover ni de sostener y que tampoco forman parte de las prioridades siquiera más remotas de nuestra sociedad, por decepcionante que nos pueda parecer esto último e inermes que nos deje ante el estado asimétrico actual.
Respecto a Podemos, en CLM no los he visto defender ese soberanismo que predican, antes bien en lugar de hacerlo se dedican a poner paños calientes, matizar y desvirtuar las posiciones de su "macho alfa" cuando habla sobre la cuestión. Eso de "quiero referendum pero votaré por España" suena tan forzado que tengo que dar la razón a los nacionalistas catalanes cuando tratan a Podemos de hipócrita.
Yo estoy dispuesto a perdonar deudas históricas a cambio de una Castilla unida con pleno control sobre sus recursos hídricos y la fiscalidad de Navarra y el País Vasco. Si en España todos los territorios jugasen con las mismas reglas tendríamos capacidad para barrer el potencial económico de los "ricos" en tiempo record. Es la asimetría del Estado y nuestra fragmentación en autonomías lo que nos mantiene postrados.
En el mundo globalizado y regido por entidades supranacionales la "independencia" concebida en sentido decimonónico no existe salvo que pretendas un imposible aislamiento (Reino Unido, lo pagará caro a medio plazo) o seas una superpotencia (EE.UU) y aún así con limitaciones y condicionantes globales. Es absurdo por tanto hacer de ello una prioridad, ya seas Cataluña, Castilla o Reino Unido (que la invocó como motivación para el
Brexit)
Los estados son hoy menos soberanos que nunca pues han cedido casi toda su soberanía a entidades supraestatales de todo tipo o están firmemente condicionados por sus relaciones con esas entidades supraestatales aunque no sean miembros de las mismas. Hay que reposicionar el nacionalismo en el contexto de la sociedad global de 2016 para dar respuestas propias de 2016 y más que de independencias de lo que se trata ahora es de defender los intereses nacionales en el contexto global.
Para eso España puede ser una herramienta o una rémora y por tanto no necesariamente buena ni mala, para Cataluña siempre ha sido una herramienta en su beneficio (aunque dicen lo contrario) y para Castilla una rémora (¡¡¡aunque decimos lo contrario!!!)... cosas de hacer del independentismo una mera forma de chupar del bote (Cataluña) o de tener la misma conciencia identitaria y espíritu combativo que una lombriz (Castilla)