¡... ay, quién pudiera construir una gota de luz ardiendo que instruyera y sanara el corazón !
porque ya pasaron los diez mil carros de guerra,
y legiones cantando,
y estandartes,
tambores,
pífanos,
vivas...;
... y, sin embargo, uno podría tocarse frente y hombros y sentirse llorar,
oír retazos de cielo caer,
ser cubil de vértigos,
abstraerse,
diluirse,
huir,
desaparecer en medio de un reguero de toses y piedras marchando, rompiéndose y cayendo;
...y es que ni siquiera, ni siquiera mi propia compasión me asiste y justifica.
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