... si todo dolor, toda tristeza, ira y furia del mundo cayeran de repente sobre mí,
¿ podría, podría contenerlos, resistirlos, y, con sólo el ápice del corazón, concluir el poema...?
pues qué estruendo, qué desorden y revolución, qué golpe sufrirían la luz y voz que quedasen,
cómo, cómo serían el escalofrío sentido y el hito vivo de la muerte,
en qué se convertirían los fuegos álmicos, en qué,
y por dónde, por dónde, me pregunto, huiría la piedad herida,
con qué gesto o temblor,
bajo qué recuerdo,
y cómo, cómo y hacia dónde, hacia quién...
... porque si con ello el mundo resultase instruido y puro
y en paz,
y libre...
... hay, hay noches con simas o cumbres que saben a consciencia y a intuición infinita,
y el oro de las horas se acrisola en pensar tan sólo en el simple y mero tiemblo de vivir;
[... por tanto, aquí y ahora, contra mi antiguo ADN y esta indolencia de hoy, densa y mía,
contra el aún presente e inmemorial carbono,
contra este ajuar de conducciones inútiles con sus caducas e infructuosas réplicas,
contra mi cuerpo, digo, sí, contra mi viejo y querido caballo trotón, contra él, con amor,
y contra mi tea-antorcha con pábilo ancestral, agraz e inservible ya para el arte de fulgir]
... quiero ser del 3000, del 7000 y el 20000: me construiré de oxígeno, de sílice y cristal.
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