... este compendio universal que dentro de mí y ante a mí se alza y se construye,
esta irrupción cósmica que con mente y corazón contemplo, siento y vivo,
este haber sublime de espíritu y amor inabarcable,
esta ingente belleza,
- que cual tímpano de voz y fuego puro, se inscribe y vibra en todo lo creado -
y que asimismo cual laúd divina para el ser humano
y cual égida o refugio,
y símbolo,
y flor,
¿ podríamos contemplarlo, sentirlo y vivirlo - insisto y digo - sin esta cuántica luz del corazón ?
... ay nuestros lechos precámbricos, nuestras paredes de piedra, nuestras hachas y diminutas lanzas...;
desde aquél otro lado, el de las hecatombes de dolor, unos y otros llegamos cansados,
despiezada el alma y recosidos o rotos aún hombros y brazos, las piernas, el pecho, la cintura,
por lo que bien, bien pudiera parecernos que sólo llorar y llorar constituyese el único
y dramático bastión frente a un destino de aparente fin de muerte con más muerte;
... porque sí, hay instantes en que las pruebas del ser arrasan y estremecen, y engullen, y matan,
pero ¿ es que no hemos vuelto o renacido acaso para ser actores de nuestro sueño invencible,
el de nuestro camino progreso, éste, el de nuestro genio y poder,
y hasta el último hálito o bastión de nuestra fuerza ... ?
esta virtud exuberante, moderna y fresca de alegría y júbilo,
este emblema de inmortal proyección sin límites,
esta intención del Innombrable de absoluta y asombrosa cordura,
esta lid,
este grial;
... desde el XXI, doy fe del orden y de la luz del mundo.
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Antonio Justel
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