… en unidad de amor,
mi amada brilla,
fulge;
campanas y caracolas suenan cuando la ven venir,
se agitan, la definen, la anuncian,
y ebrios, por un mar azul, los colores del mundo silvan y corren, bibran y danzan,
son como pececillos rojos, amarillos y verdes sobre el dios del crespúsculo;
… por la arena, lejos aún, al vernos, ella grita ¡ Itsoééélll… !
y yo le digo ¡ Aitiíneee…! Y, entonces, aceleramos el paso y corremos,
y la sangre sube, vuela y quema por las estancias del pecho;
… entonces, Aitiíne es todo: es Dios, mi ser, la luz, el aire…
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Antonio Justel Rodriguez
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