Orígenes
El aragonés es una lengua romance o románica, esto es, al igual que otras lenguas (como el castellano, catalán, francés, occitano, etc.), se formó por evolución del latín vulgar. El primitivo romance aragonés puede darse por formado hacia el siglo VIII, asentado en los territorios altoaragoneses hasta los que no llegó la invasión musulmana (en donde se formarían los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza), y sobre un sustrato preromano probablemente emparentado con el actual vasco.
El primer testimonio escrito del aragonés, y de cualquier lengua románica en la Península, son las Glosas Emilianenses (1,2) anotaciones al margen de un texto latino escritas a finales del S. X, en ellas aparecen formas paralelas al aragonés y alejadas del castellano (geitat, uamme, muito, feito, aplecare, tiengo, uellos, formas del verbo ser como ies, iet). Hasta el siglo XI es frecuente la aparición de formas aragonesas en textos latinos, pero durante el S. XII desaparecen por la aparición de una corriente latinista purista.
La expansión de las lenguas peninsulares hacia el año 930, según Entwistle (19)
Expansión
Es a partir del S. XIII, con el aragonés ya muy formado, cuando comienza a tener una importante presencia en documentos escritos. El aragonés es usado con frecuencia en documentos notariales de la época (aunque probablemente más influenciados por el castellano que la lengua popular) (3), así como en documentos históricos y jurídicos. Cabe destacar la narración histórica "Liber Regum" (1194-1211) (4) - primer texto histórico romance en la Península -, el "Vidal Mayor" (1247) (5,6), -que incluye una compilación de los fueros de Aragón y otras compilaciones-, los Documentos de La Almunia (1176-1395) (7), los Documentos lingüísticos del Alto Aragón (1258-1495) (8), o la Crónica de San Juan de la Peña (mediados del S. XIV) (9). También hay que hacer mención a la obra con abundantes rasgos aragoneses (aunque con cierto polimorfismo) de Juan Fernández de Heredia.
En cuanto a literatura, es remarcable los abundantes textos aljamiados (aragonés con grafía árabe) como el Poema de Yuçuf (10), o los Manuscritos de Urrea de Jalón (11), y otros con diversos aragonesismos como Razón feita d'amor (1205), el Libro de Apolonio (hacia 1250) o el Libro de Alexandre (hacia 1250) (12).
En esta época el aragonés es usado también en la cancillería aragonesa (aunque un tanto más castellanizado que en escritos notariales), existiendo en la misma una cierta conciencia lingüística, y en la que se encargaban traducciones de documentos entre el aragonés y otras lenguas vecinas (13,14,15,16,17).
Además de la ya mencionada aljamía morisca, se debe señalar también la hebraica (aragonés con grafía hebrea), aunque menos extensa que la primera y con textos conservados más tardíos (18).
Es en la segunda mitad del S. XIII y en el S. XIV cuando el aragonés, que se ha ido extendiendo geográficamente con la reconquista, alcanza su mayor territorio lingüístico, incluyendo además de Aragón, la ribera de Navarra (navarro-aragonés), el interior de Valencia y puntos de Soria y Murcia (19,20).
La expansión de las lenguas peninsulares hacia el año 1200, según Entwistle (19)
La expansión de las lenguas peninsulares hacia el año 1300, según Entwistle (19)
Retroceso
En 1412, tras el Compromiso de Caspe, la dinastía castellana de los Trastámara es instaurada en la Corona de Aragón. Con ella el castellano se fue convirtiendo paulatinamente en la lengua de la corte y la nobleza aragonesa, comenzando el retroceso del aragonés (21,22), inicialmente entre las clases altas y ámbitos urbanos.
De los siglos XV y XVI se han conservado pocos textos escritos en aragonés, aparte de la escripta notarial y administrativa (por ejemplo parte de los citados Documentos Lingüísticos del Alto Aragón) podemos mencionar algunos diplomas encontrados en Jaca (23,24). Este fue un periodo en el que se produjo un notable deterioro de la lengua aragonesa, que quedó como una lengua popular, sin prestigio, y que además retrocedía geográficamente ante el empuje del castellano desde el Suroeste.
Además, desde finales del S.XVI Aragón inicia un proceso de pérdida de poder político, que comienza con las Alteraciones de Zaragoza en 1591 (y la invasión castellana de Aragón) y que acabará con los Decretos de Nueva Planta en 1707.
Del siglo XVII nos han llegado interesantes documentos en aragonés, como los escritos por Matías Pradas (Vicario de Cariñena) (1650) y por Ana Abarca de Bolea (Abadesa del Monasterio de Casbas) (1679).
En el S.XVIII hay que resaltar el fenómeno de las pastoradas, en las que el "repatán" (pastor ayudante) suele expresarse en aragonés (por ejemplo en las de Capella, Besians, Trillo) (25).
A principios del siglo XIX aparece el primer diccionario conocido aragonés-castellano, de autoría desconocida (26), posteriormente se realizarían otros como los de Peralta (1836), Borau (1859), Benito Coll (1918), Pardo Asso (1938). Se observan segmentos en aragonés en la "Vida de Pedro Saputo" de Braulio Foz, en concreto en los capítulos "Pleito a lo sol" y "La justicia de Almudebar", y Leonardo Gastón escribe algunos versos. En este siglo se produce el primer ejemplo de intento de adoptar una norma unificada para el aragonés, con la obra de teatro "Concello de Aldea" (1847) de Bernardo Larrosa, que por el momento permanece inédita (27).
A principios del siglo XX comienza una "época de oro" para el estudio científico del aragonés, al poner su vista en él diferentes filólogos extranjeros (luego también españoles), que viajan al Alto Aragón para analizarlo in situ. Debemos destacar a Saroïhandy (28,29) (quien entre 1920 y 1925 dió cursos de aragonés en el "Collège de France" de París, y que después continuaría un discípulo suyo, Odón Apraiz, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona en 1933), así como a Wilmes, Kuhn, Elcock (línea que se prolongaría a lo largo del siglo con Haensch, Krüger, Rohlfs).
A principios de siglo se inicia también un proceso de incipiente cultivo moderno de la escritura en aragonés, con textos fundamentalmente de temática popular, escritos en los diversos dialectos del aragonés, con autores como Leonardo Escalona (Bielsa), Cleto Torrodellas y Tonón de Baldomera (Graus), Domingo Miral y Veremundo Méndez Coarasa (Echo), Pedro Arnal Cavero (Somontano).
A partir de los años 40 se acentúa el proceso de deterioro de la lengua aragonesa en el Alto Aragón. Por un lado, la Guerra Civil Española supone un daño sociolingüístico importante, pues el frente recorre las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza y se producen muchos exilios. Por otro lado, el régimen franquista inicia una política de ordenación territorial que tiene como consecuencia el llamado "éxodo rural", que fuerza a emigrar a una parte muy importante de los hablantes, y que se ve aumentada con la expropiación de pueblos para la construcción de infraestructuras hidraúlicas. A la par, la aparición de nuevos fenómenos sociales como la escolarización generalizada (que reprime muy duramente al aragonés), la televisión y el turismo, suponen una mayor presión del castellano.
http://www.charrando.com/infodoc1.phpaqui podreis ver los mapas de la expansion del aragones

