RAZONES PARA LA INDEPENDENCIA DE ARAGÓN.
por Ánchel C. Górriz
1º. La política
2º. La económica
3º. La social
4º. La histórica
5º. La cultural.
1.- La Política.- La Constitución actual del Estado español, previó un proceso de descentralización caracterizado por falta concreción sobre la manera en que debía hacerse y, en definitiva, sobre el grado que debía alcanzar: preparó un proceso de descentralización ambigüo. Sin embargo las fuerzas políticas que influyeron en aquel momento (partidos centralistas y nacionalistas vascos y catalanes, principalmente), establecieron el reparto fundamental en el juego político: diseñaron un procedimiento de acceso a la autonomía a medida; rápido y con alto nivel de competencias para los territorios más y mejor organizados y lento y limitado para los demás, entre ellos Aragón.
A 26 años vista del inicio del llamado proceso autonómico, dictado en cada momento por las circunstancias y el juego de las mayorías políticas, –según esa libre e interesada interpretación de los políticos centralistas y nacionlistas– el balance es negativo para Aragón; abocado, por su escasas posibilidades de influir en la política española, a verse relegado en el grupo de los que más retrasados están en tal proceso.
En esa estructura desigual unos tienen más ventajas que otros, pero en Aragón además representa un agravio... En esta estructura no se permite un reconocimiento expreso a los derechos históricos de soberanía administrativa, jurídica, económica y fiscal que le corresponden; no se da respuesta a la singularidad de su territorio, de su cultura y de su gente; no permite establecer el concepto de aragonés como sujeto vinculado a una comunidad política y humana que permita políticas comunes y de desarrollo de esa comunidad dentro y fuera de su territorio y no nos deja las manos libres para disponer de nuestros recursos en favor y en beneficio de Nuestra Tierra.
Por tanto, no es un sistema que esté adaptado a nuestra manera de ser, que dé respuesta a nuestras aspiraciones y que sea capaz de substituir, por mucho que quieran, lo que fueron las constituciones y las instituciones históricas de nuestro pueblo. Más aún, las hace más deseables. No hay indicios de que la situación vaya a cambiar con el proceso iniciado tras el segundo acceso del PSOE al poder del Estado español. El viejo texto constitucional español no da más de sí. Es un proceso agotado. Al margen de su relativa eficacia como proceso descentralizador administrativo no puede dar paso al reconocimiento de entidades nacionales, derechos colectivos o procesos de autodeterminación, en los que se incluiría Aragón. El nacionalismo español de derechas enrocado y extremadamente agresivo y el filo-centralismo del PSOE suponen además una rémora adicional.
2.- La Económica.- La política económica fundamentada en la extracción de materias primas, suministradora de recursos y mano de obra que, desde la industralización de ciertas áreas del Estado español, fue aplicada a Aragón en un régimen semicolonial, se ha tornado en el poco peso económico que sufre actualmente. Aquella política no dejó tejido industrial, ni humano, ni de capitales, ni de comunicaciones y lo que es peor no dejó mentalidad empresarial capaz de impulsar una economía autóctona que pueda mantener por sí misma un crecimiento continuado que atraiga capitales, mantenga un nivel aceptable de empleo y genere plusvalías.
De nuevo la carencia de un poder decisorio en materia económica en Aragón hace que para Nuestra Tierra no existan políticas económicas especiales adaptadas a la realidad de su marasmo secular. Más bien, todo lo contrario, las políticas aplicadas basadas en indicadores económicos como renta per cápita u otros estandares, o la transparencia de la economía aragonesa, etc. hacen que se aplique una fiscalidad alta y un régimen de ayudas más desfavorables que el de otras comunidades más ricas, desde en punto de vista cuantitativo, como Andalucía, Comunidad Valenciana o Cataluña.
Este es para Aragón un agravio de primera magnitud. Desde el poder económico central se condena a Esta Tierra, en ese estructura de la economía global que se va implantando, a desempeñar, en términos económicos, una función auxiliar consistente en: suministradora de recursos energéticos, hídricos, de materias primas o productos en bruto y mano de obra; reserva para el turismo dominical y estacional de baja renta y vertedero de los residuos industriales generados en otros sitios.
No es un régimen de igualdad de medios para afrontar los nuevos retos económicos.
3.- La Social.- La Sociedad aragonesa está desarticulada. Al gran vacío humano que existe en la mayoría de las comarcas se añade la escasa importancia que tiene el factor juventud, es decir, el factor innovación, el factor trabajo, el factor progreso y el factor fomento de políticas progresistas... La Capital por sí sola no puede representar en Aragón el factor dinamizador.
La emigración es la principal causa de tal desarticulación y representa para los aragoneses nuestra particular y “suave limpieza étnica”. Porque la sociedad aragonesa ha estado contemporáneamente condicionada por éste más que por ningún otro fenómeno social y es algo que nos ha venido impuesto: ¡se nos ha obligado a abandonar nuestra tierra!... y eso, en algunos lugares, ¡se ha aplicado al pie de la letra!. La emigración es muestra gran “cuestión nacional” causa de nuestro debilitamiento y fraccionamiento como pueblo, que afecta a todos los aragoneses y que ya forma parte consustancial de nuestro sentimiento y acervo colectivo.
Aún hoy hay aragoneses –remarcar que son los jóvenes– que tienen que marcharse de sus pueblos por los mismos motivos, lo cual resulta más sangrante porque en el modelo socio-económico, que presume de proporcionar un alto grado de oportunidades y que a su vez recibe inmigración, se condena a una parte de los “beneficiarios” de ese modelo residentes en un determinado lugar como Aragón a hacer lo que hicieron sus padres y abuelos, emigrar.
En el fondo de la cuestión no hay una “fatalidad histórica del pueblo aragonés”, pues en nuestro territorio, en “Nuestra Casa”, hemos tenido todas las bases materiales y humanas para constituir una sociedad moderna y dinámica. Es sangrante que hayamos tenido que sacrificar esas bases para el progreso de otros. No debemos pensar siquiera que hay una dejación y desinterés por parte de las instituciones del Estado y una imposibilidad política o evidente incapacidad por las autonómicas para solucionar este problema secular. Hemos de pensar más bien que existe un interés y una connivencia para que la cosa siga así. ¡Hay que desvincularse de este Estado y substituir a los políticos subsidiarios que ignoran los problemas y las aspiraciones de la sociedad que pretenden representar!
4.- La Histórica.- Aragón no debe resignarse a ocupar el lugar donde le puso el uso de la fuerza militar, por muchos años que hayan pasado, ni por muchos años de convivencia, porque la fuerza no acabó con la conquista militar de nuestra tierra y la muerte o ejecución de nuestros soldados. No se puede llamar convivencia a la asimilación y a la destrucción de todos los hechos que en Aragón han marcado su diferenciación respecto al resto. Más aún se han destrido la base de toda resistencia posible y el referente de las tradiciones políticas medievales y modernas aragonesas basadas en un inquebrantable espíritu independiente; haciéndolo ver con el desprecio que se mira a lo viejo y lo reemplazable. La historia se escribe para no olvidarla y en el caso de Aragón no es un mero referente nostálgico o pretensión abandonada de constituir un soñado Estado aragonés, sino el medio posiblemente el único y el último que nos queda para encontrar nuestra propia vía hacia el futuro.
El derecho a la independencia es irrenunciable no sólo por los agravios recibidos sino porque es el único medio por el cual podemos poner freno a la situación actual. Tenemos muchas cosas que hacer en Aragón por le repunte de nuestra cultura, por la normalización de nuestra economía y de nuestra sociedad, etc. Sólo corresponde a los aragoneses libremente preparar su futuro. Esta visto y comprobado que ni los dirigentes del Estado español ni sus clientes y sucursales políticos en Aragón están en disposición de hacer concesiones.
5.- La Cultural.- “Quitamos a la gente de su base territorial, diluimos su cultura obligándolos a emigrar y liberamos espacios para otros usos”. Esta es la política que se ha aplicado en Aragón. El Pirineo y los Somontanos de Huesca cuna y último reducto del idioma aragonés y la cultura autóctona y genuina aragonesa, ha sufrido un genocidio cultural perpetrado por las políticas, los intereses y el funcionariado españoles, en lo que es interpretable como un acto de conquista y de saqueo que toda vía hoy continúa descaradamente. Nada se ha respetado en esta tierra, ni el medio, ni a la gente, ni su cultura. El medio ha sido anegado, esquilmado o destruído sin ningún provecho: a la gente se le ha impedido toda alternativa de progreso material en su tierra obligándola a marchar en su mayoría y al idioma y a la cultura autóctona se les han combatido con saña desde las instituciones culturales centralistas, haciendo perder en las conciencias altoaragonesas el orgullo por ella.
Rotas las bases económicas del territorio, estigmatizado el referente idiomático y cultural autóctono, desarticulado el tejido humano y el medio sobre el que se asienta la Nación aragonesa, esta se diluye y accede a la asimilación y su espíritu de resistencia se doblega. Así se hace con Aragón u otro país lo que se quiera.
Sin embargo, permanece dentro de nosotros el espíritu independiente de nuestra Nación, y de nosotros mismos, que hace aflorar entre nosotros la conciencia de su opresión y de que ellos nos tratan de forma diferente a como se tratan entre ellos. Ha prendido en nuestra voluntad la llama de la rebeldía y el deseo ser independientes por nosotros mismos.