No fue tal la dictablanda, pero en comparación con la etapa de la postguerra y sus atrocidades esta etapa de aperturismo podrÃa ser considerada de dictadura con prensa escurridiza.
Es en la etapa de la dictablanda donde se gesta el actual panorama polÃtico. Donde comienzan a trabajar en los organos de poder muchos de los actuales cuadros dirigentes de los partidos, popular, socialista, convergentes y hasta nacionalistas vascos o comunistas. Los entonces famosos y hoy olvidados cambios de chaqueta como el del editorialista de los libros de texto del franquismo Santillana D. J. Polanco o el catedratico de la universidad franquista D. R. Tamames.
En esta etapa ya ha consumado Franco la traición a todas las fuerzas polÃticas que le apoyaron en el alzamiento. Sin embargo Franco siempre contó con la iglesia y serÃa a traves de esta donde se gestarÃa la venganza carlista.
Es esta etapa de desarrollismo industrial, turÃstico y demográfico mucho más importante que la contienda civil para comprender el mapa polÃtico de la España democrática.
Tras la muerte del dictador las fuerzas vivas en polÃtica son el partido comunista en el exilio, el partido socialista clandestino, los carlistas reconvertidos, los excursionistas catalanes y una inmensa masa de tecnocratas que se alinearan en los diferentes partidos segun sus apuestas a caballo ganador. Los nostalgicos del regimen se refugian en AP. Y la mayorÃa de ellos en la UCD.
Muerto el perro se acabó la rabia, sin embargo la fotografÃa polÃtica del paÃs a su muerte condicionará el desarrollo polÃtico del pais y su vertebración territorial de los siguientes 30 años en muchisima mayor medida que la contienda ideologica misma.

