Nacimiento de CASTILLA.
Castilla nació testimonialmente el 15 de Septiembre del año 800 d. C., en un monasterio situado en el valle de Mena, en el norte de la actual provincia de Burgos. Las letras escritas por Lope primer notario castellano en una donación de terrenos del abad Vitulo así lo atestiguan: "...et S. Martini, quem sub subbicionem Mene manibus nostris fundavimus ipsam basilicam in civitate de Area Patriniani in territorio Castelle... "
Comienza pues en esa fecha, una de las más grandes empresas de la Historia de la humanidad, la construcción de la España castellana que dominaría el mundo a lo largo de varios siglos tras el descubrimiento del nuevo mundo. Siglos de sufrimiento de esta tierra sometida a los caprichos del gobierno Astur-Leonés y frente de batalla de la cultura hispano-goda contra el sometimiento cultural islámico, ambas batallas ganadas.
Un sentimiento de justicia y unidad dominaba la mente de estos primeros castellanos, descendientes de los pueblos autrigón, turmogo, várdulo, cántabro, hispanorromano e hispanovisigótico, los cuales, en un ansia independentista obligaron a la corte de Asturias a la creación de la adjudicatura castellana en 843, con sus primeros exponentes, los jueces Nuño Rasura y Laín Calvo, los cuales no se regían por el "Liber Gothorum" o Fuero Juzgo, esto es, las leyes de la tradición germánico-romana sino que en una ya clara diferenciación con el reino Asturiano, éstos administraban justicia con arreglo al Fuero libre Albedrío.
Dado el carácter fronterizo y de continua lucha de la naciente Castilla, no animaba a instalarse en ella a la antigua nobleza visigoda ni a los clérigos mozárabes huidos de Córdoba, por lo que no existe una dependencia de tipo feudal y no se produce una concentración de la propiedad que puede darse en otras zonas, con lo que se mantiene la libertad individual. Así pues, la libertad individual frente a la servidumbre gótico-astur-leonesa, será una de las primeras características del pueblo castellano.
VI.- Independencia de Castilla por Fernán González.
De capital importancia para la consecución de la independencia de Castella son los hechos ocurridos en el condado durante el mandato de Fernán González (929-970), el más afamado conde castellano el cual hizo soberano al Condado de Castilla, dándole cierta independencia del Reino, ya de León, abriendo el camino definitivo para la trascendencia de Castilla condado, en Reino, con Fernando I de Castilla, a pesar de las trabas de los reinos Leonés y Navarro.
Hasta el 931, todos los condes de Castilla, eran designados por el rey de Asturias o de León más tarde, y estos, dependían directamente del rey. Fernán González, aparece por primera vez en un documento histórico sin dudas de autenticidad en 18-III-932, aparece como conde de Castilla y tres meses más tarde como conde de Castilla y Álava. La documentación le otorgarán a lo largo de su vida política (932-970) el gobierno bajo su mano de los condados de Burgos, Cerezo, Lantarón, Grañón, Buradón y Asturias de Santillana. Estos territorios comprendían por el norte desde el mar Cantábrico al sur hasta el río Duero, y por el oeste desde las cuencas de los ríos Nansa y Pisuerga hasta los territorios del este de las divisorias de las cuencas del Deva y Urola en Guipúzcoa y los montes Encía, Arana, Campazo, Cantabria y Toloño en Álava. Traducido a límites actuales, el condado de Castilla a la muerte de Fernán González, comprendió la totalidad de las provincias de Burgos y Vizcaya, la mayor parte de Cantabria y Álava y pequeñas comarcas de las actuales provincias de Guipúzcoa, La Rioja, Soria y Palencia.
El poder guerrero y expansivo de la nueva nación castellana no quedó desapercibido a los ojos de los musulmanes, los cuales concentraron todo su poder en este naciente territorio y arreciaron con sus razzias con especial virulencia.
Grande fue la historia de este conde castellano burgalés, que hizo fuerte el papel de Castilla en los reinos de León y Navarra, no sin grandes luchas y aprisionamientos por parte de los caudillos de ambos reinos. Tras su muerte acaecida en junio de 970, este legendario conde, inteligente guerrero y hábil político, consiguió unificar bajo una misma cabeza varios condados y fusionarlos con el de Alava además, también consiguió el que estas tierras por el unidas, se vincularan de a su dinastía siendo él, el eslabón inicial. Tras él, sucedieron en el gobierno ya soberano de Castilla y Alava, su hijo García Fernández, su nieto Sancho Garcés, su biznieto García Sánchez y su tataranieto Fernando Sánchez el cual se convirtió en el primer rey del Reino de Castilla.
VII.- Muerte del condado y nacimiento del Reino.
Grande fue la gloria del condado tras la muerte de Fernán González, no sin grandes sufrimientos, disensiones y tramas políticas tanto con nuestros vecinos navarros y leoneses como con los musulmanes. Nobles gestas también escribieron en los anales de la historia sus descendientes.
Tras la muerte por asesinato el 13 de mayo de 1029 del biznieto de Fernán González, García Sánchez, el poder del condado pasa a manos de su sobrino y tataranieto de Fernán, Fernando Sánchez, hijo a su vez del rey de Navarra Sancho el Mayor.
Tras la muerte en 1035 del rey de Navarra, Fernando se unirá a su hermano García, nuevo rey en Pamplona y derrotará y tomará el reino de León. El 22 de junio de 1038, Fernando es coronado y uncido realmente y se convierte en rey de León y a su vez es proclamado Fernando I, primer rey de Castilla.
Así pues, muere el condado de Castilla, cuyo principal núcleo lo constituyó siempre las tierras de la actual provincia de Burgos, teniendo en ésta ciudad, su capitalidad desde aquel año de 884 en que naciera para convertirse por derecho propio para siempre en la CABEZA DE CASTILLA.