Dejo un artículo publicado en el diario virtual Época24h, aunque desde un punto de vista de un españolista, este lo que hace es un pequeño homenaje hacia castilla, reconociendo la vitalidad de esta hasta truncarse en Villalar.
Tambien hay un curioso mapa de Expaña, parece que esta de moda eso de dibujar la nueva Expaña.
La crónica política
Enrique de DiegoElogio de CastillaSe zahiere a Castilla porque se odia a EspañaLlevo tiempo retrasando un compromiso interno con mi tierra: hacer el elogio de Castilla. Se zahiere a Castilla porque se
odia a España.
Castilla no hizo España, según el dicho de Ortega, sola, porque fue confluencia de esfuerzos, con la
aportación decisiva y vivificadora de la Corona de Aragón, mas Castilla aportó toda su energía vital al proyecto nacional
común, y eso no lo perdonan los mezquinos nacionalistas, ni sus aliados socialistas.
Me anima a cumplir esa manda personal el espléndido libro Teoría de Castilla, de Ramón Peralta (satisfactorio fichaje
como contertulio del programa El país de las maravillas). El texto, publicado por la editorial Actas, tiene algunos capítulos
antológicos, los de mayor enjundia política, y en todos, con certeras aportaciones propias, el autor bebe con fluidez de las
mejores fuentes, de los maestros Claudio Sánchez Albornoz y Ramón Menéndez Pidal. Recuerda Peralta que "Castilla
nace en una época de sumo conflicto ideológico-religioso entre dos concepciones muy dispares de la vida, del hombre y
de la sociedad: islamismo y cristianismo, Oriente y Occidente, sumisión y libertad". Castilla -y España- se hizo frente y
contra el islam. Nació en un rincón del norte de Burgos, con aportaciones originarias cántabras y vasconas, "gentes en
general no muy romanizadas, belicosas, amantes de la libertad, de carácter rudo y enérgico", que tomaban las tierras
mediante "presura", como colonos, conformando "una nueva sociedad caracterizada por el riesgo de una libertad de
frontera siempre al borde del abismo". Era entonces Castilla un pequeño rincón/ hacia Navarra era Montes de Oca mojón,
canta el juglar en el Poema de Fernán González.
Por las circunstancias bélicas, del batallar constante (nada más mendaz que esa bienintencionada patraña de la
convivencia medieval entre culturas), Castilla produjo una sociedad única en los tiempos medios, sin parangón en toda la
cristiandad, basada en los fueros ciudadanos, en las comunidades de Villa y Tierra, que se plasmó en ese biotipo único
de nobleza de los caballeros villanos y en la institución de las milicias concejiles.
"La lejanía del centro político" -reseña Ramón Peralta- "del reino, situado primero en Oviedo y luego en León, y el
consiguiente abandono a su suerte en que a menudo se encontraban los castellanos ante los anuales ataques
musulmanes ayudarían a convencerles de su peculiar personalidad y valía colectiva". Los condados castellanos primero
se unificaron, luego se consolidaron en reino y terminó Castilla por asumir como proyecto propio el imaginario gótico
leonés, liderando la Reconquista, en paralelo con Aragón, y haciendo exitoso frente -tajamar de la cristiandad- a tres
oleadas integristas: almorávides, almohades y benimerines.
Cristalizó, en medio de esos avatares,
"un pueblo respetuoso de la libertad personal", asentado en tierras de realengo,
que apenas conoció el feudalismo, y en cuyo territorio prácticamente no hubo servidumbre. Desde la Atenas de Pericles,
se vivió en Castilla una pulsión democrática sin precedentes -mucho antes que la Carta Magna inglesa- en el ámbito de
sus concejos, con un derecho basado en la costumbre y en las decisiones -fazañas- de sus honrados jueces, con
pequeñas constituciones en sus carta puebla o en sus amplios fueros, como los de Castrojériz y Sepúlveda.
Esa Castilla, de trayectoria épica, truncada en la nefanda jornada de Villalar, de nada tiene que avergonzarse ante la
hedionda bilis del resentimiento nacionalista. No dejo de emocionarme al transcribir, de nuevo, los versos del trovador
del Poema de Fernán González: "Pero de toda España Castilla es la mejor,/ porque fue de los otros el comienzo
mayor;/ porque guardó y temió siempre al Creador/ acrecentarla quiso así nuestro Señor./ Aún Castilla Vieja, en nuestro
entendimiento./ Mejor es que las otras, porque fue su cimiento
http://www.epoca.es/index.php?option=com_content&task=view&id=481&Itemid=74