En el caso de la C. Valenciana más que crecer lo que sucede es que el catalanismo clásico se está redefiniendo políticamente mediante un gitro valencianista.
Una parte importante del BNV reconduce su discurso desde la base de una redefinición de lo catalán que se basa en aceptar que existe una base cultural común, pero no exactamente igual y que define una identidad valenciana en pie de igualdad con la catalana, por lo tanto han dejado de defender los Paises Catalanes como una idea indiscutible y poniendo el acento en la parte valenciana su idea es que esa entidad debe considerar la voluntad de los valencianos respecto a pertenecer a ella o a abandonarla y rechazarla.
De alguna forma lo que defienden es que existe una comunidad cultural que solo puede dar pie a unión política por voluntad de los propios valencianos, sin dependencias ni sucursalismos.
Ahora defienden cada vez con menos tapujos esa identidad valenciana específica, de raices catalanas pero no supeditada a ellas. La identidad valenciana no es catalana, sino hermana de esta y unida a ella por el vínculo de una cultura común, pero no identica.
Como ahora ponen el acento en la propia independencia y capacidad de decisión de la C. Valenciana, como son una opción de izquierdas que está sangrando de votos a IU y como los sectores más moderados tienen bastantes puntos en común con los sectores más centristas del regionalismo valencianista sus espectativas electorales se han disparado y ahora son más visibles. Pero no son ya catalanistas puros y duros sino una especie de valencianistas que ven viable el establecimiento de lazos políticos con Cataluña de iguial a igual.
Pero el BNV es un partido en el que tiene cabida desde un catalanista hasta un desencantado de UV que no tiene cabida en las filas regionalistas valencianistas porque estas son de derechas y ve en el BNV una buena plataforma para definir un proyecto nacionalista de izquierdas.
Comparten electorado con IU y cuando unos suben otros bajan, de modo que el valencianismo pro-catalán tampoco ha crecido tanto en relación con las renuncias ideológicas (los "complexes") que viene haciendo. Pero a más valencianistas (aunque por esta peculiar vía) más fuertes.
De cualquier forma el castellanismo no debe caer en el error de tomar partido considerando que la defensa del catalanismo implica el rechazo y desprecio por el valencianismo con lo que el castellanismo se configura como opresor de la identidad nacional valenciana.
Desde el castellanismo defender los Paises Catalanes es un error estratégico garrafal. Cuidado con las trampas de ERC que es un partido que rara vez da pasos en falso y le viene estupendamente que desde Castilla se acepte su particular "Europa de los pueblos" Unas ideas en las que se habla de autodeterminación pero que no les impide pasarse por el forro ese principio en relación con Valencia a la que incluyen en sus proyectos pese a carecer de representatividad alguna.
Esa no e la guerra del castellanismo, es problema de los catalanes y no veo por que haya que reirles las gracias.