Hermoso texto. Coincido en que uno de los encantos de la ciudad es aproximarse a ella desde el exterior y verla adornada por la vegetación que la rodea. Esa belleza viva matiza la belleza inmortal de la piedra, la hace más ligera. Por suerte la ciudad ha crecido de manera razonable y no se ha visto obligada a ocultar sus ríos con sus correspondientes bosques de ribera. Ojalá sigan siempre ahí, ya que la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad, esa vegetación debería considerarse parte de ese patrimonio, pues yo no concibo Segovia sin esos árboles.
Coincido también en resaltar la importancia del esgrafiado en las fachadas segovianas. Creo que, al ser tan común en la ciudad, su función estética no reside sólo en adornar ciertas fachadas, sino que es una seña de identidad y una forma de otorgar unidad de estilo al conjunto.
Sólo puntualizaría, en la parte gastronómica, que yo no podría mencionar el cochinillo sin hablar también de los excelentes asados de cordero, especialidad que en los restaurantes segovianos no tiene nada que envidiar a su hermano porcino. Aunque, todo hay que decirlo, la mejor opción es ir a ciertos pueblos de la provincia, donde el asado está igual de rico y algo más barato.
Muy bonitas las fotos también. Bueno, debo decir que están realmente muy bien hechas, porque si digo sólo lo de bonitas no estoy diciendo gran cosa, ya que en Segovia hasta yo he tomado fotos espectaculares. Pero estas son muy buenas, se nota la profesionalidad.
Por cierto, esto me recuerda un libro que leí hace poco y recomiendo a quien interese. Lo compré en Segovia, en una diminuta feria del libro que hicieron en el Azoguejo, un día que no tenía nada que hacer mientras esperaba el autobús de la Sepulvedana que me tenía que devolver a la gran urbe, a la vez que ubre que me da de comer y segunda ciudad de mis amores (aunque en este caso más tormentosos por tener que sufrirla a diario), Madrid. Se trata de una guía turística de la provincia de Segovia escrita por el poeta Dionisio Ridruejo, un tipo, por cierto, que tuvo una evolución política que me lo hace bastante simpático. En realidad se trata de uno de los tomos de su "Guía de Castilla la Vieja", reeditado ahora a pachas por la Editorial Gadir y la Diputación Provincial de Segovia (desconozco si se han editado más tomos, la obra original dedicaba uno a cada provincia -
EDITADO: He visto por Internet que el de Segovia fue el primer tomo editado, pero que ya se ha editado el segundo, correspondiente a la provincia de Soria). Además de tener valor como guía turística, destacaría ciertas descripciones en las que el autor se permite el arrebato lírico, como por ejemplo las "greguerías" (pues en el estilo se aproximan mucho a estas creaciones de Gómez de la Serna) que dedica al acueducto. También ciertas reflexiones, sobre todo referidas a la estética, tienen su interés, como por ejemplo la comparación que hace entre las tres ciudades que el autor considera las más famosas del "cinturón turístico de Madrid": Toledo, Ávila y Segovia. Tres ciudades (según el criterio de Ridruejo, con el que yo coincido) que a pesar de estar cercanas y compartir muchas cosas que se pueden resumir en la palabra "castellanidad", tienen encantos distintos.