La definición de un modelo territorial para Castilla tiene un problema: la amplitud y diversidad de la Corona convierte en castellanas a la mayor parte de autonomias del centro peninsular y a alguna mediterránea. En general, salvo las que han desarrollado un sentimiento regional/nacional fuerte las comarcas y regiones peninsulares de la Corona poseen elementos inequivocamente castellanos.
El modelo territorial del castellanismo se centra en las autonomias centrales y territorios desgajados de estas por diversas razones tales como Cantabria, La Rioja o Utiel y Requena. Es de destacar que el conjunto compuesto es muy diverso y aparece unido por bases culturales comunes pero no estrictamente homogeneas y por lazos históricos.
Ninguno de los dos criterios acierta a ser definitivo: por historia hasta Galicia o el Pais Vasco serían castellanas; por cultura e historia Extremadura o Murcia podrían entrar en el proyecto.
Descartadas autonomías con fuerte conciencia nacional o regional o notables diferencias idiosincráticas (Andalucía, Galicia etc...) existe una fuerte tendencia a concentrar la definición de Castilla en torno a la Castilla mesetaria pero esta definición deja irresolutos dos casos: el de Murcia y el de Extremadura.
En ambos casos nos encontramos con que estas autonomías son más afines a ciertas comarcas castellanas que esas mismas comarcas castellanas respecto a otras reconcidas como tales.
Como es casi imposible definir con límites precisos donde empieza y donde acaba Castilla mi opinión es que:
1- Se trabaje en un proyecto de Castilla basado en las 17 provincias.
2- Se mantenga relación con eventuales colectivos castellanistas de otros territorios pues entiendo que si existiesen tales colectivos no deberían ser dejados de lado. Puesto que el castellanismo es débil en la propia Castilla de 17 provincias es ocioso que especulemos con la forma en que podría articularse una Castilla que incluyese a partes de otros territorios, pero es una puerta que no debe cerrarse.
Cuando muchisimos castellanos de las 17 provincias no se reconocen como tales es un soplo de aire fresco comprobar como algunos ciudadanos de fuera de la Castilla de 17 provincias creen más en Castilla y en sus raices castellanas que los propios castellanos.
Cerrar la puerta de Castilla en las narices de esas personas es un acto de desprecio difícil de comprender. El castellanismo no está para cerrarse puertas.