DE SER CIERTO, ESTO TIRARIA POR TIERRA LA SUPUESTA CULTURA ARABE.
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Extracto de una web de Ignacio Ondargáin:
"El padre de la egiptologÃa, Sir Flinders Petrie, fue uno de los primeros en señalarlo en 1901: “La fisiognomÃa manifiesta una conexión decisiva y pronunciada entre el Egipto prehistórico y la antigua Libiaâ€, y por su parte la antropologÃa apoya los numerosos testimonios arqueológicos que denotan una conexión cercana entre Egipto y Libia. Hoy dÃa resulta raro que los libios antiguos fueran blancos y rubios, pero los escritores latinos de la antigüedad ya lo habÃan reseñado, al igual que EscÃlax, navegante y geógrafo griego del siglo -VI. Por su parte, el escritor griego Plutarco se habÃa referido al pueblo de Seth, regente de Egipto durante la Primera DinastÃa (3100 a.C.), como formado por hombres pelirrojos, al igual que los libios. A principios del siglo XX, el historiador egipcio Maspero indicó que “este rey del Alto Egipto estaba asociado con el desierto de Libia y los libios. De hecho, se le identificaba con el dios libio Ashâ€. El idioma egipcio es muy parecido al libio.
Años antes el antropólogo A. Pietrement se habÃa referido en un ensayo publicado en 1883 a las enseñanzas que las antiguas pinturas egipcias aportaban a los naturalistas, etnógrafos e historiadores. En dichas pinturas los libios eran hombres y mujeres blancos con pelo rubio, ojos azules y rasgos faciales nórdicos. El antropólogo Carleton Coon, de la Universidad de Harvard, avanzó en 1939 interesantes hipótesis basándose en los testimonios arqueológicos. En su obra “Las razas de Europaâ€, hacÃa referencia a un testimonio: “La reina Hetep-Heres II de la IV DinastÃa, hija de Keops, aparece en los bajorrelieves de su tumba con el pelo de color rubio, mechas horizontales pelirrojas y la piel blancaâ€. La citada hija de Keops no era la única pelirrojiza de la familia. También su esposa y su cuñada lo eran, al igual que muchos otros miembros de la clase regente. La esposa de otro faraón, Kefren, era pelirroja con ojos azules, según se observa en las representaciones, al igual que en la tumba de la esposa de Faraón Zoser, (2800 a.C.) de la III DinastÃa, que también era rubia pelirroja.
Por las observaciones de Coon sobre los libios es más que probable que todos ellos tuvieran antecedentes en este antiguo pueblo: “Hace 3.000 años, durante el PaleolÃtico Superior un grupo de Cromagnon –los llamados hombres de Afalou– vivieron en el norte de Ãfrica y los libios descienden de ellos. Muchos de ellos fueron pelirrojos dado que este rasgo todavÃa persiste en la zona… En la actualidad, los rasgos de este tipo humano se encuentran sobre todo en Noruega, Irlanda y el Rif marroquÃ. Los modernos bereberes descienden de los antiguos libiosâ€. No se trataba de una mera hipótesis. Coon se hallaba en lo cierto. Las investigaciones de Cavalli Sforza y otros genetistas de la Universidad Princetown confirmaron mediante pruebas de ADN efectuadas en los años noventa que los bereberes están más próximos a los británicos que a cualquier otro grupo racial africano o europeo. También existen otros datos confirmatorios relativos al tamaño y forma de los cráneos de Cromagnon encontrados en Afalou bou Rummel (Argelia), que son iguales a los encontrados en Dinamarca y Suecia. Coon también habló de una “raza de constructores de megalitos†que se situaba entre la nórdica y la de Cromagnon, que tras haber construido templos astronómicos como el de Stonehenge o pirámides subterráneas como Silbury Hill en Inglaterra, al igual que en numerosos alineamientos en la Bretaña francesa como los de Carnac (nótese la semejanza lingüÃstica con Karnac egipcio) y muchas otras construcciones principalmente por el Occidente de Europa, llevó consigo su saber al Mediterráneo, norte de Ãfrica, Libia y Egipto.
A mediados del siglo XX, el antropólogo Raymond A. Dart realizó una serie de trabajos sobre cráneos egipcios fósiles que, al parecer, poseÃan rasgos exclusÃvamente nórdicos. Asimismo rastreó cuatro grandes invasiones nórdicas en Egipto (la anterior fue previa a las conocidas dinastÃas) y afirmó que “el tipo faraónico egipcio era de procedencia nórdica como lo prueba la cabeza del faraón Ramsés II, cuyo cráneo era elipsoide pelágico, es decir, nórdicoâ€. Faltaba un análisis del pelo de este faraón, pero en 1993, los antropólogos G. Elliot, B. Smith y W.R. Dawson lo analizaron con microscopio y confirmaron que era nórdico, igual que su cráneo. También efectuaron medidas antropológicas en 25 grupos de esqueletos distintos de todo el mundo y concluyeron que los faraones constructores de pirámides descendÃan de esta “mÃtica raza megalÃtica†de la que habla Coon: “En conjunto, muestran lazos con el neolÃtico europeo, el norte de Ãfrica, la Europa moderna y más remotamente, la India… El grupo de esqueletos que más se aproxima a los antiguos egipcios es el del neolÃtico francésâ€. Precisamente, los constructores de los mencionados megalitos prehistóricos."

