Sizo, ante una situación de violencia física o psíquica, la Iglesia no sólo no puede ocultar o amparar al agresor, es que ni siquiera puede ser neutral.
La neutralidad o la política del avestruz es complicidad con el agresor. La sentencia es clara: como decía Ortega y Gasset, siempre se actúa, incluso cuando no se actúa porque eso ya es una actuación. La Iglesia es responsable, cuanto menos, por omisión.
Pero es que en este caso, la Iglesia no tiene un problema circusntancial, puntual, individual, sino que existe una política sistemática de ocultamiento. Cuando pasa una vez, bueno, pero cuando el tema de abusos sexuales alcanza a Legionarios de Cristo (Marcial Maciel) a la diócesis de Boston, y lo que no se sabe pues pasa como con Votaire y su interés filosófico por la homosexualidad. El filósofo francés Voltaire se puso una vez de acuerdo con un amigo inglés para practicar el "sexo anal" por amor al conocimiento... Parece que la experiencia no fue buena :icon_mrgreen:y desistieron. Pasado un tiempo este amigo inglés escribió a Voltaire y le dijo que lo había intentado otra vez por su cuenta y riesgo. El francés le constestó epistolarmente que intentarlo "una vez, filósofo, dos veces, bujarrón". Pues igual. "Una" vez, a Iglesia tiene disculpas: "dos" es cómplice activa de la agresión.
Salvo que se sea cómplice, la obligación de la Iglesia es limpiar implacablemente esta inmundicia de una de las agresiones más repugnantes como es la pedofilia... Pero la Iglesia es muy poco valiente. Le da miedo la "manipulación" y que se inflen las "noticias".
Esta política del avestruz ante casos de abusos -por ser suave en el juicio- es algo extendido, y posiblemente ponga en dedo en la llaga sobre la política sexual de la Iglesia. Asunto interno. Pero la Iglesia debe colaborar en el esclarecimiento de hechos delictivos, porque ya no existen "santuarios legales" frente a la ley común, y porque es una traición al mensaje que dicen custodiar.

