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Autor Tema: Gil Robles y la derecha católica  (Leído 5693 veces)
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« : Septiembre 11, 2007, 14:50:58 »




José María Gil Robles y Quiñones viene al mundo en Salamanca (1898), en el seno de una familia acomodada. Su padre, además de catedrático de Derecho Político en la Universidad salmantina, es una destacada figura intelectual del carlismo, ideología que representó en el Congreso. Gil Robles estudia en colegios religiosos de Salamanca y, al acabar el Bachillerato, se traslada a Madrid.
 En 1922 se doctora en Derecho, ganando por oposición la cátedra de Derecho Político en la Universidad de La Laguna, en Tenerife. Sin embargo, no llega a ejercer la enseñanza, pidiendo la excedencia para dedicarse a su pasión: la política.
 Católico por los cuatro costados, derechista y monárquico, entra a formar parte de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, ingresando también en el consejo de redacción del periódico "El Debate" , promovido por el Episcopado. Participará en un mitin del Partido Social Popular, de ideario demócrata-cristiano, en el madrileño Teatro de la Comedia el 15 de abril de 1923. Durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera simpatizará con la Unión Patriótica, el partido único que promueve el militar.
Un día después de proclamada la II República, el 15 de abril de 1931, “El Debate” publicará un artículo de Gil Robles titulado “El Poder constituido”. En él expresa sus ideas sobre la accidentalidad de las formas de gobierno, ganándose así la desconfianza de las izquierdas y las críticas de la derecha monárquica.
En ese mismo mes, el abogado Ángel Herrera Oria, (fundador de “El Debate” ) crea Acción Nacional, un movimiento católico constitucional y derechista, que nace con la vocación de reunir a los “elementos de orden” del país. Poco tiempo después, una orden gubernativa obliga al nuevo partido político a cambiar de nombre, alegando que la palabra nacional debía usarse exclusivamente para las empresas del Gobierno. Así es como Acción Nacional pasa a denominarse Acción Popular. Desde el principio, este partido anunció que acataría la legalidad del nuevo régimen, pero no se declaró republicana, lo cual le convirtió en refugio de las fuerzas monárquicas que habían quedado desarticuladas tras el 14 de abril.
En las elecciones de junio del 31, Gil Robles es elegido diputado por Salamanca en representación del Bloque Agrario, grupo que defendía a los terratenientes de las zonas trigueras. Los izquierdistas salamantinos respondieron a su elección intentando quemar algunas iglesias y destrozando las oficinas electorales del Bloque Agrario.
 En el Congreso, Gil Robles se opone a la reforma agraria, como también rechaza las reformas en las relaciones Iglesia-Estado, que considerará un ataque frontal contra las mejores tradiciones españolas. Pero más que en el presente, piensa en el futuro, pues planea presentarse a las próximas elecciones y ganarlas. Además, Antonio Goicoechea, el conde de Rodezno y el conde de Vallelano (políticos que dirigen Acción Popular junto a Gil Robles), abandonan el partido, dejando a éste como jefe indiscutible de Acción Popular.
 Gil Robles consigue reunir en torno a su Acción Popular a una serie de partidos políticos de tendencia similar (como Derecha Regional Valenciana de Luis Lucia) y el 4 de marzo del 33 funda la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
El ideario cedista giraba alrededor de la defensa de la religión, la propiedad privada, la familia tradicional y la unidad de España. Abarcaba en su seno distintas tendencias, desde la explícitamente republicana (personificada en el futuro ministro Jiménez Fernández) hasta la más o menos fascistizante. No tenía la CEDA un programa económico coherente, representando y defendiendo a la vez, a los grandes terratenientes de Castilla, a los pequeños agricultores norteños y a los sindicatos católicos. Además, impulsaba una organización corporativa de la sociedad, inspirada en la encíclica Quadragesimo Anno del papa Pío XI.
 La CEDA era un partido interclasista en cuanto a su composición; que no en su dirección y menos todavía en los intereses que defendía. Estaba destinada, como tantas veces repitió Gil Robles, a oponerse a la revolución. El resto de ideas de su programa, como la confesionalidad, la defensa del centralismo, etc, no era sino la simple cobertura ideológica de aquel objetivo.
Cuatro meses después de crear la CEDA, Gil Robles se casa y asiste como observador al Congreso del Partido Nazi (NSDAP) en Nuremberg. Sus opiniones acerca de tal acontecimiento aparecieron en el boletín interno de la CEDA, describiendo muy favorablemente sus visitas a la Casa Parda (local de las milicias del NSDAP) y a las oficinas nazis de propaganda. También visitó Gil Robles los campos de concentración, que al principio se presentaron (engañosamente) como instituciones de reeducación por el trabajo. A pesar de todo, tenía el dirigente cedista ciertas reservas sobre el panteísmo propio del nazismo; y su simpatía hacia éste movimiento fue limitada y bastante breve.
 En las elecciones del 19 de noviembre de 1933 participó el 67,46% del censo electoral, votando las mujeres por primera vez. Las derechas obtuvieron 3.365.700 votos, el centro 2.051.500 y las izquierdas 3.118.000. Sin embargo, el sistema electoral, que favorecía a las grandes agrupaciones, hizo que las derechas obtuvieran más del doble de escaños que las izquierdas con una diferencia entre ambas que no llegaba a los 250.000 votos. La CEDA consiguió 102 diputados, convirtiéndose en la fuerza más importante del Congreso. Otros partidos conservadores presentes en la cámara baja eran los tradicionalistas, muy fuertes en el Norte, y Renovación Española, fundada en marzo de 1933 por el antiguo dirigente de Acción Popular Antonio Goicoechea.



 La segunda fuerza política más votada fue el centro-derechista Partido Radical de Alejandro Lerroux, con 100 diputados. El presidente de la República, el conservador Niceto Alcalá Zamora, desconfiaba de Gil Robles, y encargó a Lerroux formar gobierno. Fue apoyado en las Cortes por la CEDA, que no entró a formar parte de la administración propiamente dicha. Lerroux desmontará buena parte de las reformas conseguidas por su predecesor Manuel Azaña ;sacando a la calle al golpista general Sanjurjo, reforzando la enseñanza religiosa y abandonándose la aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Por su parte, Gil Robles, con un inteligente discurso parlamentario, consiguió que los curas fueran tratados como si fueran funcionarios con pensiones, y empezaron a cobrar dos tercios de lo que percibían en 1931.
 En abril de 1934 Lerroux abandonó la Presidencia del Gobierno, siendo sustituido por el indolente Ricardo Samper Ibáñez, también integrante del Partido Radical.
 El 9 de septiembre de 1934, Gil Robles da un sonado mitin en Covadonga, donde advierte que jamás consentirá que se rompa la unidad de España. Los trabajadores de Oviedo le contestan llenando de tachuelas la carretera por donde pasaría la manifestación cedista.
 En octubre de aquel año, Gil Robles exigió la entrada de la CEDA en el Gobierno, aunque no exigió la presidencia del gabinete (que le hubiera correspondido en puridad democrática) ni la mayoría de las carteras. Finalmente entraron en el Gobierno tres ministros cedistas: el antiguo catalanista Oriol Anguera de Sojo, el regionalista navarro Rafael Aizpún y Manuel Jiménez Fernández. Lerroux volvía a ocupar la presidencia del Gobierno, ya que Samper dimitió el 1 de octubre.
La entrada de la CEDA en el Gobierno fue violentamente contestada por las izquierdas, que en su opinión equivalía a la implantación del fascismo en España. El 5 de octubre se sucedieron una serie de huelgas promovidas por la UGT y bastante mal coordinadas, que fracasan por completo.
 Al día siguiente, el consejero de Orden Público de la Generalitat, Josep Dencás i Puigdollers, se proclama jefe del Gobierno de una Cataluña independiente, y Lluís Companys toma el micrófono de su consejero para proclamar la República de Cataluña dentro de la República Federal Española. En opinión de Companys, un Gobierno que integre a miembros de la CEDA no es legítimo ni republicano.
Al propio tiempo, en Asturias más de 20.000 mineros revolucionarios se declaran en huelga. Fueron asaltados cuarteles, ayuntamientos e iglesias, y a los tres días de iniciarse la rebelión la mayor parte de Asturias quedó en manos de los mineros. Al frente de esta revolución, secundada por el PSOE, la UGT, el trotskista Bloque Obrero y Campesino, el comité regional cenetista y el PCE, se hallaban Ramón González Peña y Belarmino Tomás, dos dirigentes socialistas hasta entonces moderados.



 La sublevación catalana fue aplastada sin mucha dificultad por un reducido destacamento militar dirigido por Domingo Batet, siendo arrestados todos los consejeros de la Generalitat (excepto Dencás), así como el comandante Pérez Farrás y el alcalde barcelonés Carles Pi i Sunyer. En cambio, la represión de la sublevación asturiana, a cargo del general López Ochoa, se saldó con 1105 muertos, de ellos 866 eran revolucionarios.
 Ya en 1935, Gil Robles, influenciado por los monárquicos, exige a Lerroux que se apliquen con dureza las condenas sobre los rebeldes de Octubre. Realmente el líder cedista se propone causar un cisma en el Gobierno del que salga reforzada su figura. A pesar de la oposición de la CEDA, el 30 de marzo Lerroux firma el indulto, y las fuerzas progresistas asocian a Gil Robles con la represión militar que sofocó la revolución.
 El día 3 de abril Lerroux forma un nuevo Gobierno, dejando de lado a la CEDA. Ante las protestas de éste partido, Lerroux incluye a cinco cedistas en el Ejecutivo, entre ellos el propio Gil Robles, que se convierte en Ministro de Guerra.
 El dirigente de la CEDA mantiene la reformas militares impulsadas por Azaña, aunque destituye a los altos mandos afectos a la República, designados (en su opinión) por puro amiguismo, nombrando para el mismo cargo a oficiales más prestigiosos, aun a riesgo de que su fidelidad a la República fuera dudosa. La decisión de Gil Robles eleva a puestos de gran responsabilidad a los generales Manuel Goded, Joaquín Fanjul y Francisco Franco. Éste último es nombrado jefe del Estado Mayor el día 17 de mayo, a pesar de la resistencia de Alcalá Zamora, presidente de la República. Lerroux remodela su gobierno en dos ocasiones, y Gil Robles seguirá al frente de su Ministerio.



 Pero Lerroux, republicano histórico y antiguo demagogo anticlerical, va a caer en desgracia por el escándalo del estrapelo. Dos judíos holandeses, Strauss y Perlowitz, pretendían introducir en España (donde los juegos de azar estaban prohibidos) un juego de apuestas basado en una ruleta trucada. Para ello se valieron de sus influencias entre dirigentes del Partido Radical, a quienes ofrecieron sobornos. Este caso de corrupción supone el completo descrédito para el partido de Lerroux, que arrastra fama de mangante. El asunto es oportunamente utilizado por la oposición y Lerroux tuvo que abandonar la presidencia del Gobierno.
 Gil Robles, por su parte, intentó aprovechar el descrédito del Partido Radical para acceder a la jefatura del Gobierno. Pero Alcalá Zamora, cuya relación personal con el líder cedista era francamente malas, prefiere disolver las Cortes y nombrar presidente del Gobierno a su amigo Manuel Portela Valladares, político gallego de ideario centrista. Esto fue una humillación para Gil Robles, que abandona el Ministerio de Guerra.
 Las Cortes se disolvieron el 4 de enero de 1936, y las elecciones debían celebrarse el 16 de febrero. La larga campaña electoral que tuvo lugar entre estas dos fechas estuvo, al principio, dominada por Gil Robles. La CEDA era un partido de masas moderno, que contaba con comités en el 90% de los pueblos, y una sección femenina. La organización juvenil cedista era la Juventud de Acción Popular (JAP), cuyos integrantes habían adoptado un lenguaje y unos símbolos de apariencia fascista. A pesar de su agresiva apariencia, la JAP no creó milicias, ni asaltó locales izquierdistas ni promovió secuestros o sabotajes.



 En respuesta al izquierdista Frente Popular, Gil Robles crea la coalición electoral Frente Nacional, junto a carlistas, agrarios, monárquicos alfonsinos e independientes. Fuera de esta alianza derechista quedó Falange Española, porque Gil Robles no pudo acceder a las peticiones de reparto de escaños que le hizo José Antonio.
 Aquellas elecciones se saldaron con un giro parlamentario espectacular: ganaba el Frente Popular con el 58,7% de los votos, frente al 26,2% de los conservadores. En las nuevas Cortes, los izquierdistas dispondrían de una holgada mayoría, mientras que la CEDA (con 88 escaños) pasaba a una oposición con poca capacidad operativa. Por otra parte, el Partido Radical de Lerroux prácticamente desaparecía, con sólo 5 escaños.
 En los meses previos al estallido de la Guerra Civil la situación social se hace insostenible. Los incidentes de todo tipo contribuyeron a sembrar el miedo y el odio entre sectores cada vez más amplios de la población, imposibilitando el normal desarrollo de la vida política. Con un Congreso cada vez más dividido y radicalizado, Gil Robles propone a figuras de izquierda moderada como Indalecio Prieto o Marcelino Domingo la creación de una fuerza política que ocupase el centro político. El 16 de abril José Díaz, diputado y secretario general del PCE, dice desde la tribuna a Gil Robles que “si se cumple la justicia del pueblo, morirá con los zapatos puestos”. El dirigente de la CEDA toma la precaución de pasar los fines de semana en la localidad francesa Biarritz, volviendo cada lunes a Madrid...
 Ya en el mes de julio, un grupo derechista asesinó a José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto muy vinculado al PSOE. En respuesta, varios guardias de asalto afiliados a este partido se dirigieron a la casa de Gil Robles. Al no encontrarlo en su domicilio, se encaminaron entonces al del monárquico José Calvo Sotelo. Allí lo secuestrarían, para después asesinarlo y abandonar su cadáver en un cementerio.
 Al regresar de su última estancia en Biarritz, Gil Robles organizará en su casa el funeral de Calvo Sotelo. El día 15 de julio, por la tarde, abandona la capital de España con destino a Francia, donde se entera del golpe de Estado encabezado por Franco. Gil Robles entregará al general Mola dinero sobrante de la campaña electoral y a pedir a los restos de la CEDA que se unan al levantamiento.
 Tras ser expulsado de Francia por el Gobierno de aquel país, Gil Robles fija su residencia en Lisboa y empieza a simpatizar con ideas monárquicas, relacionándose con Juan de Borbón. Durante la II Guerra Mundial tratará de evitar que los católicos acepten el régimen franquista y piensa, equivocadamente, que la victoria de los aliados acabará con la dictadura.
 En estos años propone el retorno a España de la monarquía, en la persona de Don Juan de Borbón. Franco desatará entonces una dura campaña contra él. El punto álgido de los ataques se produce el 5 de mayo de 1944 con la aparición de un artículo en el ABC titulado “El apuntalador de la República”. En el texto se acusa a Gil Robles de traidor y de haber facilitado a los izquierdistas registros de militantes de Acción Popular para que los fusilasen.
 En 1953 Gil Robles regresa a España, instalándose en Madrid. En 1962 participa en Munich en una reunión de políticos españoles que piden la instauración de la democracia en España. En este encuentro participan la CEDA, el PSOE, Izquierda Republicana o Democracia Cristiana de Derechas entre otras tendencias, así como personalidades a título individual, entre ellas Álvarez de Miranda o Dionisio Ridruejo. Al conocerse la participación de Gil Robles en esta reunión, Don Juan de Borbón le retira su confianza y Franco le obliga a salir del país.
 Tras varios años en Ginebra, volverá otra vez a España, retomando la abogacía. En 1969 defenderá a uno de los implicados en el caso Matesa, un asunto de corrupción que afectó al conocido empresario Juan Vilá Reyes y a dos ministros, ambos del Opus Dei. Gil Robles llega a solicitar la comparecencia de Franco ante el tribunal.
 Tras el fallecimiento del dictador, funda un partido demócrata-cristiano llamado Federación Popular Democrática. En las elecciones de 1977 no consigue el acta de diputado y se retira definitivamente de la política. Fallece, casi en el olvido, en 1980.

« Última modificación: Marzo 31, 2014, 17:25:39 por Maelstrom » En línea
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