otro domingo y otra vez más vuelve a pasar:
LÓPEZ AMAYA ES EL NOMBRE
COMENTARIO: Atraco arbitral premeditado y alevoso
eldigitaldeportivo.es 13 de diciembre de 2009
Quédense con este nombre: López Amaya, colegiado andaluz, de Granada para más señas. Vino a Toledo con el único propósito de hacer todo lo posible para perjudicar a los locales. No le importó provocar la general animosidad del público, menos que su nombre quede mancillado para siempre, ni siquiera que desde ahora le llamen "mal árbitro"; nada de eso le importa, tan sólo quería que el partido lo ganaran los visitantes, los niños mimados de Florentino Pérez y Jorge Valdano. Si si, pensará que tal vez su teléfono suene con algún mensaje agradecido desde la Casa Blanca. Pero nada de eso ocurrirá, tan sólo la repulsa general porque ni siquiera los vencedores estarán contentos ganando de este manera.
El digital deportivo no suele calificar las actuaciones arbitrales como interesadas, pero lo sucedido este domingo en el Salto del Caballo nada tiene que ver con la crítica del error, es la actitud alevosa y persecutoria de un árbitro hacia un equipo concreto. Buscar causas y porqué es perder el tiempo. La razón de todo está en la débil personalidad e incapacidad técnica de un señor que no parece capaz de encontrar un mínimo atisbo de protagonismo más allá del nefasto papel que representa dentro de un rectángulo de juego.
Su arbitraje fue patético. Quiso favorecer al Real Madrid Castilla sin un mínimo de decoro. A la mínima expulsó a Javi Sánchez en una acción donde la infracción es tan discutible como errónea la tarjeta roja directa. Siguió rompiendo el ritmo del Toledo con faltas reiteradas a golpe de tarjetas y acabó con la decisión más injusta que uno ha visto en veinticinco años de profesión. Omite el claro penalti sobre Joaqui, deja sin tarjeta al infractor -era la segunda- y encima expulsa al delantero por doble amonestación. La acción no admite dudas, como tampoco la actitud de este nefasto colegiado que vino desde la otra punta del campo para decidir mal algo tan claro.
Desde hoy no debe haber dudas. Los árbitros se equivocan y eso es excusable, lo que nunca merece discupa es lo premeditado. Y este señor vino a Toledo decidido a hacer daño.