Desde Izquierda Castellana y Yesca queremos hacer pública una denuncia hacia la política municipal y regional que está llevando a cabo el Partido Popular en la comarca y villa de Medinaceli (al sur de la provincia Soriana). En una comarca totalmente deprimida, tanto en lo económico como en lo social por la fortísima emigración, los responsables del Partido Popular del pueblo tratan de emplear la astronómica cifra de un millón de euros para construir un nuevo Ayuntamiento. Un millón de euros no es nada si hablamos de pueblos y comarcas con mayor dinamismo, pero Medinaceli y sus pedanías circundantes suman tan sólo 700 habitantes y un millón de euros podría contribuir a elevar sustancialmente el nivel de vida del vecindario si se invirtiese en algo productivo. El actual ayuntamiento está lejos de estar en una situación ruinosa aunque podría reformarse con una módica cantidad para hacerlo más funcional y adecuado a las necesidades del pueblo, además de retirar el escudo franquista que aún mantiene en el frontal cumpliendo la normativa de la Memoria Histórica. El propósito es sustituir este edificio por uno de nueva planta y de aspecto cubista-posmodernista, que puede ser muy adecuado para alguna ciudad o un polígono industrial, pero que no concuerda en absoluto con la idiosincrasia y la arquitectura popular de la zona, empleando para ello el millón de euros.
El Partido Popular se llena la boca de ajustes presupuestarios, de ahorro y de mejorar las gestiones económicas. Como se ve a nivel estatal, una cosa es predicar y otra es cumplir, y el PP destaca precisamente por el derroche y el malgasto de recursos, cuando no directamente del robo a mano armada al contribuyente. En Medinaceli con una inversión como esa se podrían hacer innumerables aportaciones: desde el asfaltado de las calles que carecen del mismo hasta la adquisición de un camión de bomberos (pues el existente no tiene presión ni capacidad suficiente como para ser útil a la hora de combatir un incendio); desde el mejoramiento en el equipo y el local de consulta médica –totalmente mejorable- hasta repensar las infraestructuras de la zona, como el tren que puede ser un factor clave en la dinamización de la comarca. También ese millón de euros podría ser utilizado para reactivar en cierta medida la vida turística de la zona y utilizar el potencial histórico medieval y romano que tuvo el pueblo en conexión con otras localidades como Sigüenza, Arcos del Jalón, etc. Es terriblemente indicativo ver en que se usa el dinero público, o más bien ver todas las alternativas que hay en las que se podría emplear y no se hace.
Uno de los pesos pesados del PP de la Junta, Tomás Villanueva, hace unos días se enorgullecía de que los jóvenes castellanos encontremos trabajo fuera de nuestra tierra, en vez de (pre)ocuparse –cómo consejero de Economía y Empleo- de que no haga falta que quienes somos el futuro tengamos que emigrar. Al fin y al cabo, el hecho expuesto sobre Medinaceli es una cuestión muy concreta que estamos habituados a ver en todas las partes de Castilla, en todas nuestras comarcas. Y no es ni más ni menos que la translación de la política estratégica regional a la municipal. Así se queda Castilla, con nulo apoyo a la agricultura y ganadería, con un tejido industrial desmantelado, sin infraestructuras, con un turismo ecológico sin soportes, con una población cada vez más envejecida y con la juventud huyendo en busca de empleo. Debe ser que Castilla, como el proyecto de nuevo ayuntamiento de Medinaceli, ha entrado en un postmodernismo macabro.
IzCa y Yesca, a 22 de octubre del 2010