A ver, una cosa es "pecar" puntualmente al usar un preservativo y después arrepentirse, confesarse y hacer propósito de enmienda para no volver a usar un preservativo ni acostarse con la novia antes de estar casados reglamentariamente, aunque luego vuelvas a caer porque la carne es débil, y otra muy distinta cometer esos actos contrarios a la doctrina de la Iglesia Católica de forma habitual, reiterada, premeditada, sistemática, hasta el punto de formar parte de la propia rutina diaria y del modo de vida personal. Esta actitud es tan incompatible con la doctrina de la Iglesia como el ateismo. Si existe el Dios y el cielo católicos estará lleno de ateos sinceros y si existe el infierno, de católicos hipócritas.