Tema del día / Envejecimiento y demografía
Burgos pierde en solo dos años 5.000 jóvenes en edad de trabajar
De 85.000 a 80.000 censados entre 18 y 34 años. La caída comenzó en 2008 coincidiendo con el agravamiento de la crisis y equivale a la población de Villarcayo
H. Jiménez / Burgos
El mal panorama económico está pasando una factura especialmente dura entre los jóvenes burgaleses en edad de trabajar, que acumulan dos años de caídas consecutivas y cuya sangría se ha agravado a lo largo de los últimos meses.
Según el último censo definitivo del Instituto Nacional de Estadística, hecho público hace solo unos días, el número de personas entre los 18 y los 34 años en la provincia de Burgos pasó de 85.378 en 2008 a las 80.410 en 2010, tras una caída del 5,81%. Es como si toda la población de Villarcayo, compuesta íntegramente por jóvenes, hubiera sido borrada del mapa.
El grupo de edad escogido (18-34 años) es el que adopta la oficina europea de estadística Eurostat como referencia al hablar de jóvenes. En esta etapa de la vida la mayor parte de la población deja de estudiar y entra a formar parte del mercado laboral, y en algunos casos se independiza o forma una familia. Pero esa bolsa de productores en potencia, llamada a alimentar las pensiones de hoy en día y las del mañana, se resiente por la crisis.
A lo largo de la última década la población joven ha experimentado distintos vaivenes. Entre los años 2000 y 2005 fue cayendo pero en 2008 había experimentado un repunte, coincidiendo con la cresta de la ola económica. Desde entonces, siempre según el INE, ha empezado a caer, de forma más acusada en el último ejercicio.
Lo que las estadísticas no explican es dónde se ha ido toda esa mano de obra, que además está en edad de tener niños. En estos casos, los analistas demográficos apuntan siempre tres posibilidades que explicarían el éxodo desde el punto de vista generacional, laboral o migratorio.
Por una parte, hace 20 años el número de nacimientos estaba tocando fondo y ese bajón ahora se nota en una menor entrada de nuevos miembros al grupo de jóvenes. Además, es posible que muchos burgaleses se hayan desplazado a otras provincias en busca de oportunidades laborales. Y por último, los emigrantes del último lustro han comenzado a regresar a sus países de origen ante el final de las ‘vacas gordas’.
Sin duda la llegada de extranjeros ha sido determinante en el sostenimiento de la población joven de la provincia, pues desde los 840 inmigrantes entre 18 y 34 años censados en el año 2000 en toda la provincia de Burgos se pasó a 8.393 cinco años después y se llegó a los 15.838 en 2009, el año récord. También las personas llegadas de fuera parecen haberse marchado en el último ejercicio, con una caída que devuelve la estadística a cifras del año 2007.
En cuanto a emancipación, nunca habíamos llegado a las cifras de otros países europeos, pero ahora menos. El panorama de la emancipación en la provincia de Burgos empieza a resentirse seriamente por efecto de la coyuntura económica que no deja de provocar daños colaterales.
El número de hogares jóvenes burgaleses (aquellos con todos sus miembros entre los 18 y los 34 años) cayó un 31,78 por ciento según un estudio del Consejo de la Juventud de España que fue elaborado a mediados del año 2010. Entre el segundo trimestre de 2009 y el del pasado ejercicio, las viviendas de este tipo pasaron de 29.602 a 20.195 tras un descenso que fue el más notable de todos los registrados en las provincias de Castilla y León.
Muy parecido fue el porcentaje de descenso entre las personas jóvenes emancipadas. De las 52.058 registradas en el segundo trimestre de 2009 se pasó a las 37.513 del último verano (-27,94%), siempre según los datos incluidos en el Observatorio Joven de Vivienda de España (OBJOVI).
Los más afectados
No existen datos provincializados que revelen qué tramo de edad es el más afectado, pero sí hay una estadística autonómica al respecto, y en ella se observa que los jóvenes situados entre los 18 y 24 años son los que más han sufrido un retroceso en su independencia económica y personal. En toda Castilla y León la población joven emancipada comprendida entre las mencionadas edades ha bajado un 36,21% mientras los que tienen entre 30 y 34 años solo han caído un 1,44%.
Los efectos de esta evolución se nota directamente en la tasa de emancipación, que cae 10 puntos desde el 58,8% al 48,9%. Más de la mitad de los jóvenes vuelve a vivir con sus padres, según se deduce de estos datos, y eso que el número de habitantes censados entre los 18 y los 34 años también ha caído desde los 88.500 hasta los 76.600.
El Consejo de la Juventud señala a la crisis económica como el factor más importante para las variaciones estadísticas que descubre en su Observatorio, pero también matiza que hay una multiplicidad de fenómenos demográficos y laborales que deben tenerse en cuenta a la hora de interpretar los datos.
Joffre López Oller, coautor del informe, apunta en primer lugar que entre los hogares jóvenes existe una gran heterogeneidad. «Hay parejas que han dejado de vivir con sus padres para mudarse al barrio o a la localidad de al lado, pero también gente que por motivos de trabajo comparte un piso o inmigrantes que han llegado y no tienen referencias familiares».
Y la primera dificultad que todos encuentran para mantener su independencia es la escasez de trabajo. «Algunos se han quedado en paro y no pueden sostener el pago del alquiler o la hipoteca, pero hay otros que ven reducidos sus ingresos y ante las dificultades deciden volver al hogar paterno para estudiar de nuevo, prepararse mejor e intentar acceder a un puesto más cualificado», comenta López. Por otra parte, la llegada de extranjeros se ha detenido radicalmente y por tanto su peso específico en el total de hogares jóvenes, además de los cientos de inmigrantes que ya han tramitado el regreso a su país o están en proceso de tomar el camino de vuelta a los orígenes.
Y en tercer lugar, existe lo que el coautor del informe denomina «componente generacional». Como ya hemos mencionado, los que ahora van cumpliendo 18 años son una bolsa de población menor que la previamente existente, algo que también están notando las universidades de toda España y que se traduce en un menor número menor de inscritos.
La evolución de la emancipación en la provincia de Burgos no es, ni mucho menos, una excepción en el conjunto de España. Joffre López explica, de hecho, que «solo hay unas pocas provincias en las que se incrementa el número de jóvenes que viven de forma independiente. Entre ellas en Castilla y León se encuentra Salamanca, ciudad universitaria por excelencia, en la que tanto los hogares jóvenes como el total de emancipados se eleva un 15 y un 20% respectivamente respecto al año anterior.
Pero respecto a las medias nacional y regional Burgos se encuentra más afectado. A nivel autonómico, el informe apunta que «la destrucción de puestos de trabajo de carácter indefinido ocupados por personas jóvenes está siendo especialmente intensa en Castilla y León».
http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Local/20110206/burgos/pierde/solo/dos/a%C3%B1os/5000/jovenes/edad/trabajar/F82CC0C6-93BC-37F8-908AA6461B9567F0
