Madrid dibuja su parque más intocable
La propuesta regional para proteger las cumbres de Guadarrama solo excluye las dos estaciones de esquí
JESÚS SÉRVULO GONZÁLEZ - Madrid - 14/03/2011
La nieve que viste las cumbres de la sierra de Guadarrama sugiere un paisaje infinito. Una estrecha carretera serpenteante conduce desde Rascafría (2.000 habitantes) hasta el mirador de los Robledos, una extensa planicie desde la que se observa el pico de Peñalara, el punto más elevado de la sierra de Guadarrama con 2.428 metros. En la explanada destaca un monolito de piedra y una especie de brújula que en realidad es un mecanismo que identifica las cimas. El mirador está enclavado en el valle del Lozoya. A un lado, los montes carpetanos aún nevados. Al otro, la silueta de la cuerda larga. Todo ese paraje está a punto de convertirse en parque nacional. La Asamblea de Madrid aprobará hoy, a dos meses de las elecciones, la propuesta que remitirá al Ministerio de Medio Ambiente para que la declare como una de las 14 zonas paisajísticas y ambientales más importantes de España.
"Si se cambia la ley, se podrían incluir el pinar de los belgas y Valsaín"
El parque tiene forma de ancla, se estrecha al sur por el puerto de Cotos
La zona da cobijo a especies en peligro de extinción como el buitre negro
La nueva propuesta tiene casi 2.000 hectáreas más que hace un año
La propuesta de la Comunidad de Madrid es un proyecto de mínimos, pues consiste en un parque nacional, el primero de la región, solo para las cumbres de la sierra de Guadarrama. Las asociaciones ecologistas y los partidos de la oposición (PSM e IU) se oponen porque lo consideran insuficiente. Sostienen que el plan regional deja fuera muchos enclaves de importante valor ambiental. Pero la realidad es que el futuro parque nacional tiene una extensión de 33.664 hectáreas -21.740 de las cuales pertenecen a Madrid-, lo que lo convierte en el quinto en extensión del país. "Es un parque de cumbres. Fijamos la cota en los 1.700 metros de altura. A partir de ahí se limita el conflicto de los usos porque se reducen las actividades", explica Federico Ramos, director general de Medio Ambiente de Madrid.
La obligación de excluir los usos tradicionales del parque nacional (explotación forestal, caza, pesca, ganadería...) ha reducido su extensión. Una ley aprobada en 2007 los prohíbe. Lo que ha obligado a recortar la propuesta regional. El parque resultante tiene forma de ancla, con un estrechamiento entre el puerto de Cotos y el de Navacerrada. En el plan original se barajó la idea de incluir los pinares de Valsaín (unas 3.000 hectáreas, en la vertiente castellano-leonesa) y el de los Belgas (2.000 hectáreas, en Madrid). Pero ambas zonas son explotaciones madereras y eso las deja fuera, a pesar de que la ex ministra socialista de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se mostró dispuesta a aportar al parque el pinar de Valsaín, titularidad del Estado.
El pasado viernes la consejera regional de Ordenación del Territorio, Ana Isabel Mariño, recorrió la vertiente madrileña del futuro parque nacional. Desde el mirador de Robledos comentó que en el futuro se podrá ampliar el parque de las cumbres de Guadarrama con nuevos terrenos. La responsable de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid se lamenta de que en otros parques, como Monfragüe, sí se permiten actividades. En el enclave extremeño está autorizada la extracción del corcho, según argumentan los responsables regionales. "Si se cambia la ley se podrían incluir el pinar de los Belgas y Valsaín", apunta Mariño.
La propuesta que trasladará la Asamblea de Madrid al ministerio tiene 1.965 hectáreas más que el último proyecto aprobado en julio de 2010. "Como Castilla y León amplió junto a los robledales de Navarredonda y San Mamés -en el extremo noreste del parque- decidimos añadir por allí", explica Federico Ramos y prosigue: "También incluimos terrenos de una finca privada cerca de La Pedriza. Llegamos a un acuerdo con el propietario porque la zona está protegida y no podía hacer nada".
El futuro parque nacional mide unos 50 kilómetros de este a oeste. En la vertiente madrileña incluye 12 municipios (Alameda del Valle, Becerril de la Sierra, El Boalo, Cercedilla, Lozoya, Manzanares el Real, Miraflores de la Sierra, Navacerrada, Navarredonda y San Mamés, Pinilla del Valle, Rascafría y Soto del Real), y a otros 16 pueblos en la cara castellano-leonesa.
Uno de los puntos críticos del parque son las estaciones de esquí de Navacerrada y Valdesquí. En el proyecto original el parque rodeaba las pistas. "Desde la red de parques nacionales nos recomendaron que no hiciéramos enclaves. Las estaciones formaban una isla dentro del parque. Ahora les hemos dado salida por el norte", explica Ramos. De esta forma, la Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla y León dejan abierta la posibilidad a una futura unión de las dos estaciones, proyecto muy criticado por las organizaciones ecologistas.
El pasado viernes varios autobuses cargados de estudiantes subían por el puerto de Navacerrada. Algunos se dirigían al centro de interpretación de la naturaleza, otros se detenían en el aparcamiento de La Pedriza para observar la formación rocosa de la sierra madrileña. Desde allí, se puede observar algunos picos con nombres de leyenda como la peña del Yelmo, la tortuga, el cancho de los muertos, el mirador de quebrantaherraduras... Es un conjunto granítico muy conocido por los aficionados al montañismo. Tiene varias rutas de escalada, que cuando la zona reciba el blasón de parque nacional serán estrechamente vigiladas. "No se permitirán nuevas vías", sostiene el director general de Medio Ambiente de Madrid.
Lo cierto es que el futuro parque de las cumbres de Guadarrama tiene una gran riqueza ambiental. Cuenta con nueve sistemas naturales típicos de la alta montaña. "Los matorrales supraforestales, pastizales de alta montaña, estepas leñosas de altura y cascajales; pinares, sabinares y enebrales; robledales, hayedos y abedulares; quejigares y melonares; encinares, carrascales, alcornocales y acebuchales; cursos de agua y bosques de ribera; humedales y lagunas de alta montaña; formas de relieve y elementos geológicos singulares de alta montaña; y sistemas singulares de origen glaciar y periglaciar", recita Paco Sánchez, director de Espacios Protegidos de Madrid, sin apenas respirar. Esta lista de hábitats naturales típicos de alta montaña completan el catálogo de ecosistemas de la red de parques nacionales. "Por eso es tan importante que se apruebe", desliza.
A unos metros del monasterio de El Paular está el puente del Perdón. El director del parque regional de Peñalara, Juan Vielva, relata la historia de la vieja pasarela del siglo XVIII por donde los monjes cartujos accedían a un molino. El río Lozoya pasa por debajo haciendo pequeños remolinos. El agua está helada, proviene del deshielo. "El valle del Lozoya es la fuente de Madrid, de aquí proviene la mayor parte del agua que bebemos", interrumpe Federico Ramos en medio del puente. Desde allí se observa el majestuoso valle madrileño, con la sierra de Guadarrama en el horizonte.
El futuro parque nacional da cobijo a varias especies en peligro de extinción. Entre ellas la cigüeña negra, el buitre negro o el águila imperial ibérica. "En el pinar de los Belgas es donde hay más población de buitre negro. Es una prueba de que la explotación forestal controlada no afecta a la conservación de la naturaleza", justifica Vielva mientras sostiene entre sus manos una taza de café caliente. En la zona se han identificado 112 especies de flora de interés y otras 74 especies de fauna. También hay nutrias, corzos, cabras montesas y diversos anfibios como el tritón jaspeado y el sapo partero. "Esto que vemos es fruto de muchos años de luchas de poder, de amores y de odios, de historias y de costumbres ganaderas y agrícolas... Es único, ha sido moldeado por la historia", reflexiona Vielva, mientras observa embelesado la sierra de Guadarrama.
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